Fábricas paralizadas por falta de material y de trabajadores
Las fábricas ubicadas en Guarenas y Guatire, a las afueras de Caracas, dieron vacaciones a sus empleados tan pronto como en octubre ante la falta de materiales y el alza de los precios. Pocas volvieron a abrir y las que lo hicieron tienen menos trabajadores y persiste la escasez de materia prima.
La agencia de noticias Bloomberg recorrió la semana pasada la zona los centros industriales de Guarenas y Guatire, y compró la difícil situación que enfrentan.
«No hemos dejado de trabajar», dijo Ángel Requena, un vigilante de 45 años en un almacén de refrescos. «Pero de los 20 camiones de reparto que hacían cinco viajes diarios a Caracas el año pasado, ahora tenemos 14 que hacen un viaje al día», dijo señalando un garaje vacío.
La situación es similar en otras partes del país. En Carabobo, polo industrial del país, 300 compañías de plásticos no han recibido materia prima de una subsidiaria de la petrolera estatal PDVSA y están extendiendo las vacaciones de Navidad hasta el 15 de febrero, reporta la agencia. También allí, Nestlé dijo la semana pasada que su planta se paralizaba por una cosecha insuficiente de frutas para sus productos.
En Guarenas-Guatire solo unos pocos trabajadores y peatones transitan por las zonas industriales. Los quioscos, generalmente llenos de clientes, estaban vacíos. Frente a uno, tres trabajadores ingresaron a la puerta principal de una empresa procesadora de alimentos, con papeles en la mano, no para buscar trabajo sino para renunciar. El grupo probaría suerte en Perú, dijeron los hombres.
José Gregorio Palacios, de 41 años, gerente de seguridad de la compañía, dijo que «ni siquiera son las 12 y ya he recibido cuatro renuncias». Desde noviembre, 25 de los 240 empleados de la compañía se han ido.
«Los trabajadores están aquí, pero no están haciendo nada», dijo Palacios. «No hay material con el que trabajar».
Resalta Bloomberg, que a medida que retrocede la posibilidad de obtener ganancias, o incluso de sobrevivir, también lo hace la fuerza de trabajo. Cinco hombres se sentaron en la acera frente a una compañía de baterías de vehículos, el único lugar en el área donde se podían escuchar los sonidos del trabajo.
«Nuestro salario no es suficiente. La gente se va a Colombia u otros países «, dijo Ovidio Palomo, de 34 años. Los venezolanos con los medios para hacerlo se han apresurado a cruzar las fronteras.
Porfirio Tamayo, presidente de la cámara industrial en el estado de Miranda, dijo que la migración de trabajadores calificados es la mayor amenaza de todos. «Sin ellos, no podemos operar», dijo.
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