Semana del 25/5/18 al 01/6/18
Semana del 25/5/18 al 01/6/18
Palabras del Editor

¿Cuándo chocará el populismo de Maduro con la realidad económica?

Nicolás Maduro se juramentó como presidente para el periodo 2019-2025 y aunque dijo que convocará a asesores nacionales e internacionales que le aporten ideas para sacar de la crisis al país, su propuesta electoral establecida en el Plan de la Patria y que guiará su nuevo sexenio, aporta los elementos que permiten prever por dónde irá la dirección económica.

El texto, que seguramente se convertirá en ley en los próximos meses, plantea cuatro premisas fundamentales para la gestión presidencial en el mediano plazo (2018-2020): protección al pueblo (misiones y bonos), economía de mantenimiento (gasto en infraestructura), romper las amarras (dejar de depender de la renta petrolera) y seguimiento y gestión eficiente (profundizar el «control popular»).

Se propone una Agenda Concreta de Acción (ACA) que tiene como objetivo «estabilización e inflexión de los daños y heridas de la guerra económica».

Se trata de un plan que da continuidad al quehacer populista del gobierno de Maduro en sus cinco años de mandato y que ha producido los resultados que son ampliamente conocidos dentro de la economía venezolana. De hecho uno de los objetivos es «fortalecer la planificación centralizada», idea que recorre todo el planteamiento en cada una de las áreas económicas.

El reto que tiene por delante el presidente Maduro es de un tamaño nunca visto en la historia venezolana y las herramientas que empleará, visto desde el Plan de la Patria, son las mismas usadas hasta ahora, solo que promete intensificarlas.

Por ejemplo, en protección al pueblo, detalla que se busca mantener la «inversión social» que hasta ahora se ha expresado en los llamados bonos y misiones, cuyo dinero está alimentando la liquidez monetaria a niveles que agudizan la hiperinflación.

En tanto, con la «economía de mantenimiento» se busca «la creación y promoción de la cultura del mantenimiento, la recuperación de capacidades pérdidas o comprometidas y el máximo aprovechamiento del potencial que tienen nuestros bienes de capital y de infraestructura mediante el mantenimiento oportuno». Ya desde hace un tiempo está en marcha un plan de obras públicas, sin embargo, las de gran envergadura están a medio terminar, en especial aquellas cuya culminación dependía de empresas como Odebrecht, expulsada del país tras develarse la trama de sobornos.

En el objetivo de romper las amarras se espera «superar la dependencia y generar un nuevo modelo productivo», que ya no esté atado a la renta petrolera. En concreto la meta es que los ingresos por exportaciones no petroleras se ubiquen en unos $1.750 millones al cierre de 2020, cifra que representaría 9% de las ventas externas no tradicionales realizadas en 2007, año tope de este indicador en las últimas dos décadas.

Hemos expresado en otras ocasiones que la economía venezolana está urgida de que el gobierno adopte con pragmatismo soluciones que no requieren más que seguir lo dictado por la ciencia económica, de manera que se generen los equilibrios necesarios para un sano desempeño.

La supervivencia de la estrategia populista que hace cada vez más dependiente al grueso de la población de las asignaciones directas o paquetes de alimentos, tendrá un momento de choque con la realidad económica que obligue al gobierno a suavizar su dogmatismo y aplicar cambios que le permitan tomar aire a la espera de auxilio extranjero (vía Rusia y/o China) o implementar reformas que conduzcan a un viraje sin que ello suponga perder el poder.

Ante la Asamblea Nacional Constituyente, luego de tomar juramento, Maduro dijo que tendía la mano a los empresarios «para un nuevo comienzo», sin embargo reiteró las ideas expresadas en el Plan de la Patria, cuyos lineamientos están reñidos con muchos de los principios de la libre empresa.

Habrá que esperar si esa mano extendida se traducirá también en oídos atentos y acciones concretas que conduzca a mejoras sustanciales en el contexto económico para que realmente sea un reinicio en la relación o simplemente el resultado de un acto político.

Todos esperamos que Venezuela se adentre en una mayor generación de bienestar de la mano del gobierno y de la empresa privada, en la que esta última sea el motor de crecimiento de la producción, empleo y generación de bienes que permitan progresivamente ir logrando mayores ingresos de divisas que tengan como objetivo el reforzamiento de un modelo productivo cada vez menos dependiente del petróleo y más dependiente de la productividad, la tecnología y el conocimiento.

César Aritimuño Director de Aristimuño Herrera & Asociados

Análisis Estratégico

Impactos económicos de las nuevas sanciones contra Venezuela

Luego de las elecciones en Venezuela el pasado 20 de mayo, la nueva ola de sanciones por parte de Estados Unidos no se hizo esperar. Este conjunto de acciones parecen cerrar las pocas ventanas que estaban disponibles tanto para Pdvsa como Venezuela al momento de realizar algunas operaciones financieras, lo cual estaría buscando comprometer seriamente el flujo de caja de la estatal en el corto plazo y provocar un cambio político.

Luce como un panorama muy complicado que Pdvsa pueda operar con las restricciones actuales, aun con el apoyo de China, Rusia e Irán, considerando que actualmente de los 700 mil barriles diarios que producen caja para Pdvsa, 535 mil se exportan hacia los Estados Unidos.

En forma muy resumida, las nuevas sanciones abarcan los siguientes puntos:

• La compra de cualquier deuda al gobierno de Venezuela, incluyendo sus cuentas por cobrar

• No se pueden utilizar sus cuentas por cobrar como colateral

• El gobierno venezolano no puede vender o intercambiar acciones de empresas públicas o mixtas, ni utilizarlas como colateral para nuevas operaciones.

Hasta el momento, el lenguaje utilizado en estas nuevas sanciones, no parece limitar una posible liquidación de Citgo al momento de un reclamo de garantía del Pdvsa 20, sino que apunta hacia nuevas operaciones que puedan darse hacia adelante. Esta aproximación reduce la posibilidad de Pdvsa de operar en el mercado financiero estadounidense y sus espacios conexos, lo cual apuntaría a un colapso progresivo de la producción y por tanto del flujo de caja.

El punto más relevante de las sanciones es que prohíbe el «factoring», es decir, que Pdvsa o Venezuela no pueden vender cuentas por cobrar con amplios descuentos para así pagar deudas, como aparentemente hicieron para el pago de interés del Pdvsa 2020 (el único que ha sido realizado desde noviembre 2017). En agosto se presenta una prueba importante para la deuda externa, y es que se vence el bono soberano 18, el cual trae a la mesa un pago de capital, que de no realizarse, puede traer mayores presiones por parte de los acreedores (recordemos que las acumulaciones de pagos hasta ahora corresponden a interés y no capital).

Contradictoriamente, los precios de la deuda soberana y de Pdvsa han subido desde la aplicación de las sanciones, esto muestra que algunos inversionistas están leyendo que en el corto plazo, puede presentarse un cambio de gobierno que beneficie los precios. Por su parte, anticipamos dos terribles efectos hacia los próximos meses considerando el nuevo alcance de las sanciones: 1) ahora Venezuela se hace más dependiente de Rusia, China e Irán, de los cuales solo China provee de forma importante de exportaciones de bienes a Venezuela, pero que hasta las cifras acumuladas al primer trimestre del 2018, están cayendo 30%. Lo anterior implica que las importaciones pueden limitarse de forma importante en el segundo semestre, asociado a las restricciones comerciales por un lado y también al impacto en el flujo de caja de Pdvsa. 2) La restricción de divisas más un contexto con fuertes expectativas negativas y de aceleración de inflación, presionarán fuertemente al dólar no oficial, por lo que la depresión del consumo será mayor a la observada, con una aceleración en el cierre de empresas y comercios.

El gobierno hasta el momento sigue respondiendo de la misma forma desde el punto de vista económico y parece estar dispuesto a seguir bajo esta dirección hasta que otras fuentes de poder se lo permitan. El margen para seguir bajo el mismo esquema es muy limitado, por como hemos comentado, no se trata de convicción, sino de que la realidad irá forzando a que deban tomarse medidas para realizar correctivos y recuperar equilibrios. Luce muy complicado que el gobierno  pueda tomar dichas decisiones, ya que el accionar actual se enfoca en la reconversión, el petro y mayores controles.

Sin recuperar la producción petrolera y con las limitaciones para operar en los mercados internacionales, Venezuela no tiene forma alguna de salir del ciclo de depresión actual. Volvemos a ser reiterativos que ningún país en el mundo que haya pasado por hiperinflación se quedó permanente bajo esta situación. Todos lograron eliminar dicho flagelo. Independientemente del tipo de régimen que gobernaba, fuese una democracia o una dictadura, los procesos de hiperinflación siempre condujeron a un vuelco en las políticas económicas.

Juan Crisóstomo Economista

Gráfico de la Semana

Barriles generadores de caja de Pdvsa al cierre de abril se ubican en 636.000 al día

Datos sobre Netflix
  • Netflix superó momentáneamente a Disney en capitalización bursátil esta semana. Un récord en la meteórica carrera que llevan sus acciones en lo que va de año con un alza de 82,4% hasta este viernes. Desde principio de año varios analistas han advertido que estos papeles están sobrevalorados, pero eso no le ha impedido ser de los mejores en el mercado alcista de los últimos nueve años, ganando más de 5.700% en ese lapso.
  • La empresa sigue sumando suscriptores y nombres destacados para sus trabajos. La más reciente alianza la establecieron con el expresidente Barack Obama y su esposa Michelle, quienes serán productores de series, documentales y películas para esta plataforma de streaming que enfrenta una dura lucha por un mercado donde gigantes como Amazon y Hulu también buscan morder.
  • Netflix es vista también por otros analistas como una apuesta a largo plazo, que obviamente, no está exenta de la volatilidad del mercado, pero incluso con los picos y valles que pueda mostrar, la acción ha sido uno de los mayores ganadores del mercado.
  • Eso sí. Recuerde que si está considerando invertir en Netflix, o en cualquier instrumento de renta variable, se recomienda siempre comenzar lentamente. Cualquier acción individual puede tener un rendimiento excesivo o inferior al esperado y los rendimientos anteriores no necesariamente predicen los resultados por venir.

visión gerencial

Un plan adecuado de compra evita la descapitalización de la empresa

La hiperinflación, proceso inédito en Venezuela hasta 2017, ha puesto a correr a los empresarios que, para no descapitalizarse, deben buscar las mejores prácticas de gestión sin dejar de cumplir la Ley Orgánica de Precios Justos.

La realidad económica del país ha superado cualquier política comercial a la que haya recurrido el sector privado y reinventarse es una buena táctica para no sucumbir ante los férreos controles y la voraz hiperinflación.

Quienes tienen responsabilidades gerenciales en estos entornos de alta volatilidad deben moverse en dos niveles: 1) cuidar las decisiones del día a día y 2) identificar tendencias que les permitan reposicionar sus empresas hacia un mediano plazo en el que las distorsiones de la hiperinflación sean superadas.

Para evitar pérdidas la recomendación básica a las empresas es tener un control estricto sobre sus activos más importantes, principalmente inventarios y flujo de caja.

«Contar con un sistema de información para lograr segmentar los inventarios y determinar cuáles son los de alta rotación y mejor rentabilidad, es vital para la viabilidad del negocio», señala Alberto Afiuni, socio ejecutivo a cargo de EY Venezuela, empresa proveedora de servicios profesionales.

En épocas de hiperinflación hay que reinventarse en los ciclos de compra y venta. «Hay que acortar los períodos de compra-venta para tratar de optimizar el capital de trabajo. Hay que ser dinámico y ágil en tiempos de alta inflación», recomienda Afiuni.

El entorno inflacionario hace que el foco de la gerencia de la empresa se ponga en los costos de reposición de inventarios, esto será lo que determine la rentabilidad del negocio, sobre todo en una economía en que el lobby político es fundamental, las importaciones están cayendo y el valor de reposición se hace cada vez más difícil.

Sin embargo, la caída del Producto Interno Bruto y la reducción del consumo, evidencian las dificultades propias de un mercado para asumir costos de reposición de inventarios.

Por esto es importante que la empresa le dé una lectura adecuada al contexto y evalúe el nuevo perfil del consumidor. ¿Cuáles son las necesidades del cliente de hoy y cómo puede cubrirlas con los bienes o servicios que ofrece?

La elevada inflación lleva a las empresas -para ser eficientes en su gestión- a empoderar a los departamentos de compra para tomar decisiones oportunas que permitan elaborar rápidamente un plan de ventas.

Tras realizar el análisis de consumo, hay que hacer un diagnóstico de los inventarios y «los de alta rotación convertirlos en caja de manera rápida. El ciclo de venta y producción tiene que darse en el período más corto posible», aconseja Afiuni.

Las presentaciones pequeñas de productos que se ven en los anaqueles desde hace algunos meses son el resultado de estudios de mercado que han apuntado a ofrecer el bien en una menor cantidad, pero más cónsona con la reducida capacidad adquisitiva del comprador.

Se recomienda un monitoreo constante y continuo de la rentabilidad de cada producto, así como del capital de trabajo para poder anticipar los costos de reposición con una inflación que supera 20% semanal.

Para llevar a cabo este proceso la gerencia debe escoger sistemas de información amigables para medir el costo de generar un bien o servicio y contar con una estrategia de inventario que le permita recuperar esa inversión.

En tiempos de alta inflación es importante utilizar un costo estándar a la hora de la determinación de los precios de los inventarios, añade el directivo de EY Venezuela.

«Estos costos estándar se determinan con anterioridad a la producción, es decir, un estimado actual de cuánto me cuesta producir un bien, que se coloca como base para la fijación de precios».

A diferencia de los procesos hiperinflacionarios de países de América Latina, donde el sector privado se focalizó en una estrategia de venta de inventarios de alta rotación y rentabilidad para no descapitalizarse, la realidad venezolana es más compleja porque coexisten dos variables que no estuvieron presentes en esos casos: escasez de bienes y servicios y la industria manufacturera trabaja a menos de 30% de su capacidad.

Este escenario presiona a una rápida toma de decisión. No hacerlo puede representar un alto costo para la empresa.

Un elemento que se suma a este panorama adverso es la Ley Orgánica de Precios Justos (LOPJ) que limita más aún el margen de maniobra de los empresarios para fijar los precios.

Afiuni recomienda no perder de vista esta legislación y darle cumplimiento para evitar sanciones de parte del gobierno.

Las compañías deben reinventarse y buscar mecanismos que permitan reponer capital de trabajo de la manera más rápida posible.

Para sobrevivir en un contexto económico inflacionario las empresas deben seguir unos lineamientos básicos que se pueden resumir de la siguiente manera:

– Optimizar la gestión de inventarios y análisis de rentabilidad

– Explorar nuevas tecnologías y tendencias de compra del consumidor

– Revaluar modelo de gestión de compra (alianza con proveedores)

– Encontrar un balance entre no descapitalizarse y cumplir la LOPJ

– Tomar decisiones rápidas

Ligia Perdomo

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