Venezuela atrapada en la inercia destructiva de la crisis económica
La crisis venezolana pasa por una etapa muy delicada donde la incertidumbre política sigue jugando un papel determinante. El choque entre la presión externa y la resistencia del chavismo para extender su permanencia en el poder, ponen a la economía en una especie de inercia donde el gobierno de Nicolás Maduro está cada vez más impedido de tomar acciones que no sean de supervivencia, mientras las sanciones internacionales amenazan con agravar la situación.
La economía está atrapada entre quienes no pueden (ni quieren) tomar acciones para detener el deterioro (Maduro y su gobierno) y quienes quieren, pero no pueden (el presidente interino Juan Guaidó y la oposición). Hasta tanto no se resuelva la enorme traba política es imposible implementar los cambios que requiere el país para reconstruirse.
El juego de desgaste en el que entró la dinámica de esta crisis política tiene un fuerte componente económico, donde la apuesta estadounidense es claramente la de ahogar financieramente a Maduro para obligarlo a desalojar la Presidencia. La primera economía mundial tiene mucho poder e influencia para lograr ese objetivo y músculo para soportar la caída de sus compras petroleras venezolanas.
Un peso muy grande viene de las estrictas sanciones impuestas a Petróleos de Venezuela, que básicamente son un embargo petrolero y que se harán más severas este mes cuando venzan las licencias que el Departamento del Tesoro aprobó para algunas empresas.
La Oficina de Información Energética de Estados Unidos (EIA, en inglés), dijo esta semana que “no espera que estas sanciones tengan un impacto significativo en el funcionamiento de las refinerías (de EEUU). Las importaciones estadounidenses de petróleo crudo venezolano han estado disminuyendo durante varios años y las refinerías han estado reemplazando el petróleo crudo venezolano con otros crudos pesados y pueden optar por operar crudos más livianos si no se dispone de crudos pesados”.
Datos de la EIA señalan que en la semana culminada el 22 de febrero Venezuela exportó 208.000 barriles diarios a EEUU, una disminución de 65% en comparación con un mes antes (previo a la aplicación de las sanciones).
Esto es un enorme freno a los ingresos del país para los próximos tres meses (plazo en el que se pagan esas facturas), lo que tendrá un efecto directo sobre la capacidad importadora de Venezuela, con consecuencias que se verán en el nivel de abastecimiento e incluso en los programas de alimentación del gobierno.
Por otro lado, fuentes de la industria petrolera nos señalan que Pdvsa está dependiendo cada vez más de gasolina importada para surtir al mercado interno. Este combustible se negocia a precios cada vez más altos, según reportó la agencia Reuters, debido al riesgo que asumen las pocas empresas dispuestas a proporcionarlo.
Está latente el riesgo de escasez de gasolina, lo que impedirá el transporte de los alimentos y otros insumos que todavía se mueven por el país, así como la movilización de personas, incluso en las zonas urbanas.
Las empresas siguen luchando por subsistir. Están reportando caídas drásticas en las ventas, entre 20%y 45% en términos de unidades, mientras la hiperinflación sigue su curso, con el dólar paralelo todavía subiendo por debajo de ella, principalmente por las agresivas medidas de encaje legal impuestas a la banca, que además impacta el acceso al crédito.
El expresidente de Fedecámaras, Jorge Botti, comentaba recientemente lo que también hemos escuchado de empresarios de varios sectores: «La situación de las empresas se acerca peligrosamente a un colapso aún mayor. La enorme estrechez crediticia, el adelanto de tributos confiscatorios y la caída de ventas las está haciendo inviables».
La forma en que se resuelva el nudo político va a marcar el rumbo de la recuperación económica. Las compañías deben prepararse para afinar cada vez más su velocidad de respuesta y evaluación de la situación general y de su entorno con el fin de hacerse flexibles, pero a la vez resistir los escenarios por venir.
Hoy se hace imprescindible una sala situacional en cada una de las empresas en la que se discuta diariamente los niveles de riesgo, amenazas, mejoras y oportunidades a las que se enfrentan desde el punto de vista operativo. Recordemos que son los pensamientos de los tomadores de decisiones los que eligen las herramientas que se usan para conducir a las empresas al éxito o al fracaso.
César Aristimuño Director de Aristimuño Herrera & Asociados