Sanciones de EEUU y crisis de servicios afectan uso de tarjetas internacionales
Así se resume el último episodio del pulso que se libra en torno a la Venezuela sancionada por el gobierno de Estados Unidos.
El pasado septiembre la compañía de tarjetas de débito y crédito, con sede en Estados Unidos, dejó de prestar sus servicios al Banco de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Banfanb) y bloqueó las tarjetas de sus clientes a causa de las sanciones impuestas por Washington contra el Estado venezolano, según informó la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela.
La medida, que también afectó al Banco Agrícola de Venezuela, puso el foco en los problemas y potenciales riesgos para los clientes venezolanos de usar tarjetas bancarias integradas en las redes internacionales de pago, en una semana en la que otras compañías bancarias y tecnológicas anunciaron súbitamente el cese de sus actividades en el país.
Todo el que haya visitado Venezuela alguna vez conoce los problemas que a menudo se plantean al pagar con las tarjetas, que, sin embargo, son imprescindibles dada la escasez de efectivo que hace años sufre el país.
Los fallos en las comunicaciones y los cortes de electricidad hacen que muchas veces no puedan completarse las transacciones. Además, con una de crédito apenas alcanza para financiar un desayuno al mes.
La preocupación creció después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, firmara el 5 de agosto una orden ejecutiva que endurece las sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, al que acusa de gobernar ilegítimamente y de violaciones de los derechos humanos.
La orden prohíbe prestar apoyo financiero o tecnológico a personas o corporaciones vinculadas al «régimen de Maduro» y ha sido el motivo alegado por varias compañías internacionales que en los últimos días anunciaron que dejarán de prestar sus servicios en Venezuela.
Las tecnológicas Adobe y Oracle, y TransferWise, popular plataforma británica de transferencias internacionales de dinero, dijeron adiós.
El economista Guillermo Arcay, de la firma de análisis Ecoanalítica, cree que se ha dado un «sobrecumplimiento» por parte de las compañías que han anunciado el cese de su actividad, ya que las sanciones solo apuntan a las personas o entidades relacionadas con el gobierno».
Para Óscar Forero, investigador del Centro Internacional Miranda, que se define como «chavista», lo ocurrido es parte del «acoso contra la economía de Venezuela».
Sin embargo, Luis Vicente León, presidente de la consultora venezolana Datanálisis, asegura que las marcas de tarjetas, «no han dado muestras de querer marcharse del país».
Hasta ahora Visa, Mastercard y American Express han podido incluso seguir operando transacciones con el Banco Central de Venezuela gracias a una exención en las sanciones emitida por el Departamento del Tesoro que vence en marzo del año que viene.
Como le sucede a la petrolera Chevron, que mantiene sus tratos con la petrolera estatal venezolana, su actividad en el país está supeditada a que se prolongue la vigencia de la exención de la que se benefician.
¿Cómo sería Venezuela sin las grandes marcas de tarjetas?
En un país que sufre una escasez crónica de dinero en efectivo y en el que las tarjetas son uno de los medios de pago más utilizados, la salida de los colosos globales del dinero de plástico agravaría los problemas de la economía.
Forero afirma que «se produciría un gran colapso si la banca venezolana no toma medidas antes».
Según Luis Vicente León, esto sería «un gran dolor de cabeza» para los bancos, que se verían obligados a sustituir los plásticos, lo que acarrea costes.
Para prepararse ante los efectos del posible cese de los servicios de las grandes plataformas internacionales de pago, el Banco Central Venezuela informó el pasado mayo del desarrollo de «un mecanismo alterno» para procesar operaciones con tarjeta independiente de las plataformas internacionales.
Según el portal Prodavinci, en el sector financiero se ve factible establecer ese sistema alternativo ya en 2020.
De hecho, Banfanb ya ha adelantado cuál podría ser la respuesta. El banco militar anunció un mes después de que Mastercard bloqueara sus tarjetas que emitiría las suyas propias gracias a su colaboración con Credicard, un consorcio local dedicado a la gestión de pagos.
Pero el desarrollo de esa infraestructura propia también plantea problemas, principalmente el precario estado de las comunicaciones en un país en el que gran parte del territorio no cuenta con cobertura para la telefonía celular y en el que hay cortes de luz a diario.
Forero vaticina que, en cualquier caso, los actores económicos en Venezuela «terminarán adaptándose a la nueva situación».
León recuerda que en Cuba, Irán y otros países a los que Washington ha impuesto sanciones «ha acabado desarrollándose una tecnología local, aunque una mucho más primitiva».
Lea el reportaje completo de BBC Mundo aquí
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