La demanda tendría que contraerse en unos 90.000 barriles diarios (bd) respecto a 2019, según la hipótesis central de la AIE, que teniendo en cuenta la «extrema incertidumbre» de la situación, publica también un escenario pesimista (-730.000 bd) y otro optimista (+480.000 bd).
En la hipótesis central, la demanda se reducirá este año por primera vez desde 2009 a causa de la caída del consumo en China y de las «perturbaciones importantes de los viajes y del comercio en el mundo», indica la agencia con sede en París en su informe mensual.
La demanda mundial debería ser ahora de 99,9 millones de barriles diarios en 2020, es decir unos 90.000 barriles menos que 2019.
Esto representa una fuerte revisión a la baja en relación a las últimas previsiones de la AIE, publicadas en febrero, que todavía preveían un aumento de 825.000 barriles diarios este año.
«La crisis del coronavirus afecta a numerosos mercados de la energía, incluido el carbón, el gas y las renovables, pero su efecto en los mercados petroleros es particularmente grave porque evita circular a personas y bienes», afectando la demanda, indicó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, en un comunicado.
Las previsiones de la AIE llegan en pleno hundimiento del precio del petróleo, que perdió este lunes cerca de un 30%, después de que Arabia Saudita desatara una guerra de precios con grandes rebajas de sus barriles de crudo.