Alemania revisará "la nueva y controvertida" tasa sobre el gas que cobrará a partir de octubre
La tasa, establecida en 2,419 céntimos de euro por kilovatio/hora (kWh), acarreará costos adicionales de varios centenares de euros anuales
El Gobierno alemán revisará la nueva y controvertida tasa sobre el gas que se cargará a partir de octubre sobre industria y hogares ante la evidencia de que podría acabar revirtiendo en favor de empresas que generan beneficios.
El Ministerio de Economía, Energía y Protección del Clima está analizando cómo aplicar ciertas regulaciones sobre la nueva normativa para garantizar que la tasa sirva para apoyar a las empresas con problemas de liquidez tras la reducción de los suministros de gas ruso, pero no para aquellas que están en ganancias.
Un portavoz del departamento confirmó hoy esta «revisión» que ya había insinuado ayer el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, así como su colega de Finanzas, el liberal Christian Lindner.
La nueva tasa sobre el gas es una iniciativa de Habeck, hasta ahora el político mejor valorado del país, pero que topó con críticas de distintos frentes, incluidas las propias filas de la coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales que dirige el canciller Olaf Scholz.
El objetivo de la tasa, que Habeck defiende como necesaria, es paliar los efectos de la reducción de suministros de gas ruso en empresas como la alemana Uniper, de la que le depende su distribución en municipios de todo el país, que se han visto obligadas a comprar gas a mayor precio de otros proveedores.
La tasa, establecida en 2,419 céntimos de euro por kilovatio/hora (kWh), acarreará costos adicionales de varios centenares de euros anuales en los hogares alemanes que consumen gas -un 49 % del total-.
Habeck reconoció de entrada que su implantación era un paso «difícil» o hasta «amargo», pero lo justificó como necesario, además de asegurar que cualquier alternativa sería incluso peor.
«La tasa es un desafío y tampoco es un paso fácil, pero asegura el suministro de energía a hogares y empresas», afirmó el político verde, al comunicar esta semana cuál sería su coste final.
– Distribución de la carga –
La carga se distribuye «de forma justa entre todos los consumidores de gas sobre el principio de la solidaridad», añadió. La alternativa, dijo, no habría sido «no cobrar ninguna tasa, sino dejar solos a los clientes de las empresas directamente afectadas, de manera que algunos consumidores se verían solo ligeramente afectados, mientras que para otros se dispararían los precios.
Si los proveedores de gas quebrasen, la consecuencia sería que ya no podrían abastecer a sus clientes y, en el caso de los hogares, éstos tendrían que firmar nuevos contratos con otras empresas al precio actual del gas, indicó.
En el caso de las empresas, si su proveedor de gas quebrase, podrían no conseguir ningún otro contrato y, en consecuencia, quedarse sin suministro, agregó.
Desde la cúpula socialdemócrata se ha «invitado» a Habeck a buscar fórmulas para evitar que salgan ganando empresas con beneficios, mientras que por parte de los Verdes se han extendido asimismo las críticas a lo que se considera una carga más para el consumidor.
En tanto, el bloque conservador anunció que presentará una moción ante el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán, para anular el correspondiente decreto.
«La tasa del gas es un impuesto caótico. Está mal elaborada y encima, con ello, los ciudadanos garantizan los beneficios de algunos consocios energéticos», dijo en declaraciones a «Spiegel» Jens Spahn, vicepresidente del grupo parlamentario conservador.
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