A medida que Amazon es cada vez más una vía de escape para sobrellevar el confinamiento por el coronavirus, la compañía se enfrenta a una oleada de críticas de activistas y políticos que cuestionan la creciente influencia del gigante tecnológico.
Así, Amazon es la compañía más escudriñada durante la pandemia.
Para dar servicio a la creciente demanda de productos la empresa contrató a cerca de un millón de trabajadores, pero también tuvo que lidiar con protestas sobre la seguridad en sus almacenes mientras informaba de la muerte de varios de sus empleados.
La compañía se comprometió a destinar durante este trimestre al menos 4.000 millones de dólares a la lucha contra el coronavirus, el equivalente a los beneficios que prevé tener durante este tiempo.
AWS, su unidad de computación en la nube, en la que se sustenta buena parte de Internet, es un elemento clave durante esta crisis ya que cada vez más gente y empresas trabajan en línea.
Amazon mantiene su valor de mercado en niveles récord de cerca de 1,2 billones de dólares, mientras la empresa informaba de un aumento de los ingresos pero de una caída de las ganancias en el trimestre anterior.
«Su tamaño justifica el escrutinio», dijo Dania Rajendra, miembro del grupo activista Athena, una coalición centrada en la actividad de Amazon y del trato a sus empleados.
Sus integrantes ven con preocupación que Amazon, que también controla uno de los principales servicios de televisión a la carta, se cuela en muchos aspectos de la vida de las personas.
A pesar de que la pandemia ha golpeado con fuerza la economía mundial, el aumento del valor de las acciones de Amazon ha hecho dispararse la fortuna de su fundador y director ejecutivo, Jeff Bezos, calculada en más de 140.000 millones de dólares.
La compañía ha sufrido huelgas en algunas de sus plantas por la inseguridad y para exigir el pago de primas de peligrosidad, mientras que ha sido acusada de despedir a personas por criticar a la empresa.
«Es una minoría la que va a la huelga, pero el sentimiento representa a miles si no cientos de miles», dijo Steve Smith, de la California Labor Federation.
Amazon subió la remuneración por hora a 15 dólares, más que el salario mínimo, y pagó primas durante la pandemia, medidas tildadas de insuficientes por los activistas, especialmente en el caro estado de California.
«La compañía puede permitirse hacer de estos empleos unos empleos de clase media, empleos buenos», afirmó Smith.
– Tensiones en Washington –
Las tensiones llegaron a la capital de Estados Unidos, Washington. Los congresistas encargados de investigaciones antimonopolio pidieron a Bezos que respondiera a las informaciones sobre que la compañía había hecho uso de datos de terceros para lanzar sus propios productos, una acusación negada por Amazon.
La fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, calificó a Amazon de «indigna» por despedir a un empleado, Chris Smalls, que encabezó una protesta para reclamar más seguridad.
La compañía dijo que había despedido a Smalls después de que fuera a trabajar tras haber estado en contacto con un enfermo de covid-19, vulnerando así la cuarentena.
En un comunicado enviado a la AFP, Amazon defendió sus medidas sobre seguridad en el trabajo y señaló que está implementando su propio programa de pruebas para empleados.
La compañía también cuestionó las acusaciones de que trata de acallar a los empleados críticos con la empresa.
La portavoz Lisa Levandowski afirmó que algunos empleados fueron despedidos «no por hablar públicamente sobre las condiciones de trabajo o la seguridad, sino por violar reiteradamente las políticas internas».
Levandowski añadió que Amazon ya ofrece lo que muchos sindicatos reclaman: una base salarial alta, beneficios de salud y oportunidades de carrera.
– ¿Alternativas? –
El analista Patrick Moorhead, de Moor Insights & Strategy, dijo que Amazon está siendo más vigilada debido a su creciente influencia global y a la riqueza de Bezos.
Para Moorhead, a Amazon le perjudicó también la publicidad que dio a la búsqueda de una ciudad para instalar su segunda sede, lo que generó conciencia entre la opinión pública de las exenciones fiscales de las que goza el gigante tecnológico.
Según el analista, la compañía «no se está beneficiando» de la crisis sanitaria, y se le debería reconocer el mérito de algunas de las 150 medidas tomadas durante la pandemia, como la de proporcionar informática de alto rendimiento a los investigadores sobre el coronavirus.
«Si piensas en la alternativa de cerrar Amazon, muchas personas no conseguirían los artículos que necesitan. Tendríamos una enorme cantidad de personas desempleadas», dijo.