#Análisis: ¿China podría ganar la Guerra Comercial a EE.UU? Apuntan hacia la Unión Europea como mercado
Asesores y economistas chinos plantean que, en vez de atizar confrontaciones, «basta con resistir» hasta que la presión económica interna obligue a Estados Unidos a reconsiderar su postura.

La aplicación de aranceles de 125% a las importaciones estadounidenses por parte de China como medida a los gravámenes de 145% impuestos por Trump al denominado “gigante asiático” demuestra que a la administración de Xi Jinping no le tiembla el pulso para dar respuestas en medio de la denominada Guerra Comercial.
Todo esto pese a que el país asiático vende cada año mercancías más de 400.000 millones de dólares a Estados Unidos. Uno de los principales argumentos es la diversificación de las necesidades estratégicas de EEUU hacia China, que tiene una posible ventaja en las negociaciones ya que empresas estadounidenses con intereses significativos en este país, como Tesla, podrían ser vulnerables a represalias.
Otro punto a favor es la diversificación económica de la nación asiática, cuyo banco central cuenta con billones de reservas (dólares, oro, euros) para resistir malas épocas, así como un sistema político que les permite ejecutar acciones durante largos periodos de tiempo sin tener que dar explicaciones a nadie.
Caso contrario a EEUU, ya que si Donald Trump falla en esta política arancelaria, podría tener los días contados en la Casa Blanca. De igual forma, la sociedad estadounidense está acostumbrada a unos patrones de consumo muy altos en bienes (relativamente baratos) cuyo mayor proveedor es China y que en caso de que se tornen más costosos o escasos, el consumidor estadounidense no dudará en pedir explicaciones.
La administración de Xi Jinping podría redirigir la mayor parte de los bienes que vende a EE.UU hacia la Unión Europea, un bloque que cuenta con un Producto Interno Bruto (PIB) similar al de EEUU y con consumidores que muestran patrones de consumo parecidos a los estadounidenses.
En un escenario en el cual la Unión Europea no aplica restricciones arancelarias fuertes a los asiáticos, los productores de este país estarían dispuestos a comercializar con el denominado viejo continente sus productos, aunque esto signifique vender a menor costo para competir con los fabricantes europeos que dominan el mercado.
El análisis de Xin Sun, especialista en economía china del King’s College de Londres indica que el gigante asiático ha trabajado durante un tiempo en la diversificación de su base exportadora.
«La dependencia de China de EEUU para sus exportaciones se ha reducido significativamente. En 2018, las exportaciones a EEUU representaban alrededor del 20% de las exportaciones totales de China. Ahora, esa cifra se ha reducido a alrededor del 14%. Por lo tanto, aunque esta vez los aranceles son mucho más altos en comparación con 2018, China está relativamente mejor preparada», dijo en declaraciones a France 24.
Por su parte, Johannes Petry, especialista en economía política y mercados financieros chinos en la Universidad Goethe de Frankfurt, comentó que los asiáticos «ya no son tan sensibles» a los aranceles de EE.UU como hace una década. «El comercio de China con los países del Sur Global ha superado su comercio con el G-7», explicó.
Aunque Estados Unidos también ha diversificado sus importaciones de bienes de bajo valor agregado, como ropa de cama, colchones y muebles, sigue dependiendo de los chinos en nichos muy sensibles de bienes de mayor valor agregado.
En ese sentido, vale recordar que para 2023, los teléfonos inteligentes, computadoras, baterías de iones de litio, los juguetes y las videoconsolas acumularon el 27% de las importaciones estadounidenses de bienes provenientes de China, una dependencia de productos que permanece igual desde 2017. Un escenario que ahora se complica ya que Donald Trump podría mantener mucho tiempo los anunciados aranceles globales para China por encima del 100%.
Un trabajo reciente de The Economist revela que la administración de Xi Jinping confía en que el país norteamericano podría no soportar las consecuencias económicas de una guerra comercial prolongada. Además, un escenario que se maneja es que los aranceles impuestos por Trump desencadenen un aumento en los precios al consumidor y afecten negativamente el empleo en sectores sensibles.
Por ello, tanto asesores y economistas chinos plantean que, en vez de atizar confrontaciones, «basta con resistir» hasta que la presión económica interna obligue a Washington a reconsiderar su postura.
Los analistas también resaltan que China es una economía que produce «casi todo» y además compra la materia prima que le puede faltar a Rusia o sus vecinos. Esto podría ser clave para sobrevivir a la posible marginación de EEUU, indica una nota del medio español El Economista.
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