Análisis | Consumo de carne y propiedad privada en Venezuela
El presidente de la Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Venezuela (Confagan), José Agustín Campos, precisó que el consumo de carne de este año cierra con un balance de 12 kilos por persona en 2020, lo que representa una disminución de 50% del consumo en los últimos 10 años.
El consumo de carne durante los años 90’s ascendía a 60 kilos entre las cuatro especies que producen proteína. La disminución en la ingesta sucede igualmente con el rubro leche, que de acuerdo con la FAO deberían ser 120 litros y se está consumiendo por debajo de los 35 litros, de acuerdo con lo informado, en este caso, por Fedenaga.
Las estadísticas mundiales asoman un consumo promedio mundial de carne año por persona alrededor de 40 Kgs. Por ejemplo, en Argentina se consumen alrededor de 117 Kgs año por persona, de los cuales 50 Kgs corresponden a carne de vacuno, 50 Kgs carne aviar, 15-16 Kgs carne de cerdo, y el resto correspondiente a carne de ovino.
El consumo cárnico se encuentra positivamente correlacionado con el nivel del PIB per cápita de los países. Lo anterior asoma que desde el lado de la oferta se requiere una infraestructura, inversiones, y un rebaño, que pueda satisfacer, por el lado de la demanda, a las preferencias, gustos, características culturales e idiosincráticas de cada país, así como acompañar a su capacidad y disponibilidad de pago por dichos productos.
Sin control de las verdaderas causas de la inflación que destruyen el poder de compra de la moneda y de los salarios, y sin un decidido resguardo de los derechos de propiedad, luce improbable que la economía en general y luego los sectores agrícolas en particular puedan recuperarse.
En este orden de ideas, según ha informado recientemente el portal Web de Fedecamaras Radio, Armando Chacín, presidente de la Federación de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) llamó la atención sobre el drama que vive el sector ganadero, lo que se ve reflejado en la pérdida de cabezas de ganado, la cual asciende a los 8 millones.
Las estadísticas del rebaño en la actualidad de 9 millones de cabezas contrasta con los 17 millones de animales que se tenían en el pasado. Esta situación obedecería a que se sacrifica más ganado para poder cumplir los compromisos, aseguraría Chacín.
Asimismo, el representante gremial de los productores destacó que resulta importante que se tomen acciones en cuanto al abigeato y el contrabando de reses que pasa también porque Venezuela tiene la carne más económica.
La literatura económica mundial ha utilizado numerosas veces a la actividad agropecuaria para explicar la importancia de los derechos de propiedad, incluso como ejemplo de que los derechos de propiedad privada constituyen la mejor solución a problemas que alejan a la sociedad de su máximo potencial de eficiencia, productividad, producción y bienestar social -por ejemplo por reducir costos transaccionales y solucionar problemas del tipo tragedia de los comunes-.
En específico la evolución de los rebaños es sensible y refleja el grado de respeto de los derechos de propiedad privada dentro de un país -lo que va más allá del control y erradicación del abigeato, sino asimismo respecto a la fijación de precios y usufructo de la propiedad sobre el rebaño-; las expectativas futuras sobre el negocio y el mercado -incluyendo el costo de oportunidad de alternativas como invertir en divisas-; y el poder de compra de la demanda por dicho producto -la carne-.
Una eventual tesis de ejercicio de poder de mercado por medio de la restricción de la oferta a lo largo del tiempo -impactando el nivel del rebaño- para que se incremente el precio, luce poco factible dada la atomización de los productores y al escenario venezolano de caída de poder de compra de la demanda. En todo caso, más allá de periodos de eventual liquidación de rebaños por las primeras razones expuestas, la presente tesis exigiría mostrar incrementos en los márgenes y las ganancias de dichos unidades de negocio, lo que no parece plausible en el caso venezolano.
Es así como, aún cuando exista una terrible restricción al acceso al producto debido a la depauperación del poder de compra del Bolívar (lo que ha generado que miles de consumidores disminuyan o simplemente prescindan del consumo de carne, una vez su disponibilidad de pago se encuentra incluso por debajo de los costos para proveerles el producto y mantener el rebaño); restricciones y violaciones de los derechos de propiedad reducen, aún más, la posibilidad de oferta y sostenimiento del rebaño, hundiendo, adicionalmente, el consumo final de dicha fuente de proteínas.
La recuperación de este sector -así como de cualquier otro que forme parte de la economía nacional- exige un marco institucional transversal proclive al desarrollo de cualquier actividad económica, dentro del cual el respecto a los derechos de propiedad constituye un instituto jurídico de crucial importancia, una macroeconomía sana y estable que posibilite la planeación más allá del corto plazo y no destruya el poder de compra del bolívar, y políticas públicas sectoriales producto de incorporar las inquietudes de los propios productos agropecuarios.
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