Análisis | Financiamiento en la BVC, una necesidad imperante para el empresario
En mis notas semanales, como saben, he intentado centrarme en la coyuntura de los mercados financieros internacionales y los principales eventos -y sus repercusiones- que han ocurrido en los últimos años, y como esto ha afectado a las principales Bolsas de Valores. En la nota de esta semana, daremos un cambio de 180 grados para intentar esbozar al Mercado de Valores venezolano. La razón, es dar a conocer la actualidad de nuestro mercado, sus perspectivas a largo plazo y el rol que debería jugar en un eventual proceso de recuperación económica en el país.
Indiscutiblemente, ha quedado demostrado a lo largo de la historia que los mercados de valores relativamente desarrollados generan una serie de efectos positivos sobre sus economías. Primero, aceleran el crecimiento al permitir que las empresas emergentes se financien a bajo costo, por lo que mejoran los mecanismos de asignación de recursos en la economía. Segundo, al reducir la dependencia de las compañías sobre los préstamos bancarios, disminuyen los riesgos de crédito y de una subsecuente crisis financiera. Tercero, mejoran la gobernanza y gerencia de las empresas al incentivar la rendición de cuentas a los inversionistas.
Indudablemente, Venezuela atraviesa actualmente la mayor crisis económica de su historia y la mayor recesión para un país latinoamericano en las últimas décadas. En 2020, el país ha entrado en su séptimo año consecutivo de contracción en medio de un panorama que permite pensar que, en el corto y mediano plazo, las condiciones seguirán siendo más que desafiantes para los agentes que hacen vida en el país. No obstante, instituciones como la Bolsa de Valores de Caracas, que el pasado mes de enero cumplió 73 años de operaciones ininterrumpidas en Venezuela, siguen apostando por cumplir su labor y por continuar haciendo mercado en el país.
En líneas generales, se puede afirmar que las bolsas de valores juegan un papel transcendental en el funcionamiento de los países y sus economías, proveyendo la columna vertebral de la infraestructura bajo la cual se realizan las estrategias de inversión y de financiamiento en estos países. Estos mecanismos ayudan, primeramente, a las empresas a recaudar fondos para financiar la base central de sus modelos de negocios y, por otra parte, ofrecen a los individuos la capacidad de invertir en estas empresas y ser recipientes de los beneficios futuros que las mismas pudiesen llegar a generar.
Hoy por hoy en Venezuela, el tamaño del mercado de valores es sumamente pequeño en comparación con el de los países vecinos. La Bolsa de Valores de Caracas no alcanza el 1,8% del PIB, cuando por ejemplo en Chile es el 106% y en Colombia el 55%. Para tener una idea, hace 25 años, la Bolsa tenía una relación promedio de más del 13%. Esta situación invita a pensar, que el margen de crecimiento del Mercado de Valores venezolano puede llegar a ser significativo si se toman las medidas necesarias que permitan canalizar hacia él tanto el interés de las personas naturales como el de las empresas que hacen vida dentro del sector público y privado.
Financiamiento a través de la Bolsa de Valores de Caracas: una necesidad imperante para el empresario venezolano
Actualmente, en Venezuela, una de las situaciones más preocupantes para los empresarios tanto de las grandes como de las medianas y pequeñas empresas es la restricción al crédito. Un encaje tan agresivo termina por afectar el rol fundamental de la banca: la intermediación financiera. Ante esta situación, los bancos se ven más limitados a la hora de hacer préstamos. Eso implica que tanto las empresas, como el venezolano común, pierden una importante fuente de financiamiento. La existencia de menos fondos es de igual forma una gran restricción para la economía venezolana. Una economía que se ha contraído más de 65% en los últimos seis años, terminará por empequeñecerse aún más si no hay opciones de financiamiento para las empresas. Sencillamente, es imposible mantener la puerta de tu negocio abierta si no tienes una fuente de financiamiento que sirva de apoyo.
Todas las empresas -independientemente de su tamaño- requieren de fondos para poder invertir en su expansión y crecimiento. Incluso, para empresas más consolidadas, el manejo y la disposición de recursos es de vital importancia para sus operaciones diarias y de corto plazo. El financiamiento a través del mercado de valores ofrece, entre otras ventajas, beneficios importantes para las empresas que deciden creer e invertir en sus proyectos y que buscan crecer de manera orgánica. De igual forma, las condiciones del financiamiento las fija la propia empresa con base en las condiciones que le ofrezca el mercado.
Históricamente, en Venezuela, las empresas han hecho poco uso del Mercado de Valores para la obtención de financiamiento por lo relativamente sencillo que siempre ha sido la obtención del crédito bancario y por la existencia de fuentes secundarias de obtención de recursos por parte del Estado. Esta es una realidad que hoy por hoy luce utópica, y que incluso es posible que no regrese por muchos años incluso considerando un cambio de rumbo en el país. Pero independientemente de esta situación, los empresarios venezolanos no deben huir ni tenerle miedo al mercado. Que las cosas se hayan hecho de una forma durante mucho tiempo no significa que sea la correcta. Ambas fuentes de financiamiento, tanto la bancaria como a través del mercado de valores son complementarias, pero innegablemente cuando se piensa de financiamiento a largo plazo con proyectos que busquen agregarle valor a la sociedad, el camino es el mercado de valores.
De la especulación a la inversión en la Bolsa de Valores de Caracas
En la actualidad, existe un numeroso grupo de detractores sobre la inversión en el Mercado de Valores venezolano quienes consideran que este mecanismo no representa un instrumento de inversión confiable, apoyados en que la filosofía de inversión de sus partícipes se basa primordialmente en componentes altamente especulativos. A este grupo de personas es importante hacerles entender, que en realidad no existe la posibilidad de un mercado que no sea parcialmente especulativo, fundamentalmente, porque la especulación es parte del proceso inversor, los especuladores son en mayor o menor medida todos los que participan del mercado.
Benjamin Graham precisó en su momento lo siguiente: “Una operación de inversión es la que, después de un análisis exhaustivo, promete la seguridad del principal y un adecuado retorno. Las operaciones que no cumplan estos requisitos son meramente especulativas”.
Partiendo de esta idea, y tomando como base a Francisco Lodeiro, Analista Financiero Español, es importante recalcar que los términos inversión y especulación son dos conceptos muy manejados en el mundo de la bolsa. Muchas veces se utilizan indistintamente, aunque tienen connotaciones incomparables. Cuando Graham habla de “análisis exhaustivo”, se refiere al hecho del estudio de los hechos a la luz de los criterios de seguridad establecidos. Por lo tanto, una inversión que se realice sin un análisis previo será especulativa. Cuanto mayor sea la profundidad del análisis, menos especulativa será la inversión.
En segundo lugar, cuando Graham habla de “promesa con respecto a la seguridad del capital”, nos damos cuenta que estamos ante un concepto ambiguo o subjetivo, por lo que esto dependerá de lo que podamos considerar como condiciones normales. Por último, Graham considera un rendimiento adecuado o satisfactorio como: “cualquier tipo o cantidad de rendimiento, por reducido que sea, que el inversor esté dispuesto a aceptar, siempre y cuando actúe con una inteligencia razonable”. Una vez más estamos ante un concepto subjetivo, ya que dependerá de los objetivos de rentabilidad del inversor. Visto esto, es válido preguntarnos: ¿Es posible invertir sin especular en el Mercado de Valores venezolano?
En primer lugar, debemos partir del hecho de que todas las inversiones están atadas a cierto grado de incertidumbre. Como siempre, está presente la posibilidad de perder nuestro capital invertido, por lo que podemos decir que toda inversión implica una especulación en mayor o menor grado. Puede existir especulación sin inversión, pero no inversión sin algo de especulación. Lo que debemos pretender es minimizar la especulación para maximizar la seguridad de nuestras inversiones y, en consecuencia, minimizar el riesgo.
¿Cuál es el principal reto de la Bolsa de Valores de Caracas?
Quizás el problema más grave que se avizora en el futuro es la deficiente cultura bursátil que acusa gran parte de la población venezolana. Son muy pocos los que conocen este tipo de inversión debido a la desinformación que hay acerca del funcionamiento del mercado de valores y a la poca importancia que se le ha dado a través de nuestra historia. Pero a pesar de no existir una cultura en torno a esta actividad, esto no significa que no pueda ser algo que pueda tomar la importancia que se merece.
Es transcendental llevar a cabo un proceso de divulgación de información, que los venezolanos puedan conocer su mercado indiferentemente inviertan en el o no, y que además conozcan las ventajas que trae para la economía tener un mercado de valores desarrollado. Además, vale la pena seguirlo de cerca por el gran potencial que puede llegar a tener nuestro país ante un eventual cambio de rumbo económico.
Cierto es, que en medio de una crisis tan severa, parece inviable que el mercado de valores entre en una fase de crecimiento orgánico si no se estabiliza la economía. Es por eso que más allá de simplemente realizar comparaciones mes a mes sobre los rendimientos mostrados por las diferentes acciones e indicadores seguidos por los inversionistas, el verdadero objetivo en el corto y mediano plazo debe ser iniciar un proceso de masificación bursátil que permita trasladar conocimiento a los ciudadanos venezolanos, y trabajar por que venga de la mano de un proceso de recuperación económica que permita revitalizar no solamente al mercado, sino también, al país y a sus ciudadanos.
Pensamientos finales:
En medio de un empequeñecimiento tan notorio de la actividad económica, es improbable que el Mercado de Valores entre en una fase de crecimiento orgánico. El hecho de una contracción tan grande del aparato productivo limita enormemente la capacidad de ahorro de la población y afecta muy negativamente los resultados financieros de las empresas. Por ello, resulta imperativo alcanzar un acuerdo que le permita a nuestro país alcanzar algo de estabilidad para iniciar un proceso de recuperación económica. De igual forma, hay que dinamizar y adecuar el marco jurídico local a los estándares de los mercados internacionales y promover la cooperación con distintas entidades bursátiles latinoamericanas, de manera tal que se puedan incorporar las mejores prácticas corporativas.
Asimismo, todos los actores que hacen vida en el Mercado de Valores tienen mucho trabajo por hacer para lograr las condiciones necesarias que impulsen el crecimiento e innovación de la Bolsa de Valores de Caracas y que además logren posicionarla como un instrumento de ahorro e inversión transparente y confiable ante los ojos de la comunidad inversora. El objetivo para todos los agentes del mercado es contribuir a esta meta. Los venezolanos debemos entender que los Mercados de Valores proporcionan la columna vertebral de la infraestructura económica de los países, por lo que masificar y darle el uso adecuado a nuestro mercado será sumamente necesario para lograr encauzar la recuperación económica del país.
De la misma forma, resulta imperativo darle el rol al Mercado de Valores que históricamente ha tenido en los países que han logrado alcanzar altas tasas de desarrollo y crecimiento económico, cumpliendo así su función como plataforma idónea para la asignación de recursos. También resulta importante tomar en consideración, que en nuestro país nunca hemos tomado en cuenta el manejo óptimo en las finanzas a nivel institucional o personal, como medio para conducir una reducción de la pobreza; cuando la evidencia muestra claramente que el desarrollo financiero tiene un papel fuerte e independiente para incrementar la prosperidad general. Esto es algo que también de forma consciente debemos trabajar de manera independiente.
Por último, la extensa literatura y numerosos casos de recuperación exitosos obligan a pensar que, para encausar el crecimiento económico, un paso vital subyace en rescatar la institucionalidad de nuestro país de manera tal que se pueda crear un entorno en el que las empresas puedan coexistir en un ambiente legal y transparente. Los países que construyen un entorno institucional seguro para las operaciones financieras y hacen posible la prosperidad del sistema y de los mercados de valores, han visto sus esfuerzos producir frutos en la lucha contra la reducción de la pobreza y el crecimiento sostenido.
José Miguel Farías es director de Finanzas de Rendivalores Casa de Bolsa y gestor de portafolios en Arca Assets Management*
Fuente: Arca Análisis Económico
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