Análisis | Innovaciones Financieras en la Era Digital
La irrupción del ecosistema digital en nuestras vidas y en la economía ha significado la oportunidad de dinamizar muchos sectores, incluyendo muchos tradicionales. En dicha dinámica se ha podido observar nuevos modelos de negocios disruptivos que implican tanto oportunidades para crear nuevos mercados y expandir los existentes satisfaciendo nuevas y viejas necesidades del público, como amenazas competitivas para ciertos operadores u oferentes tradicionales instalados.
El desafío para los reguladores consistirá en nivelar el “terreno de juego”, lidiando con el balance correcto entre promover las innovaciones y preservar la estabilidad financiera -procurándose evitar riesgos sistémicos innecesarios-. Eventuales justificaciones regulatorias o de política pública deberían ser “tecnológicamente” neutrales (tema complejo dada que las regulaciones suelen recaer sobre un tipo de institución y no necesariamente por actividad), lo que no debería interpretarse automáticamente como una ampliación en el alcance de la regulación sino eventualmente identificar barreras normativas para reducirlas. Hacer correcta lectura de lo anterior redunda en beneficiar a ciudadanos y usuarios, tanto en el corto como en el mediano plazo, sin discriminar o favorecer a alguna de las partes competidoras, entendiéndose por estas tanto los operadores tradicionales bancarios instalados como los entrantes innovadores basados en nuevas tecnologías y en plataformas (también conocidos como FinTech).
“Las FinTech son empresas de origen digital cuya actividad principal es brindar servicios financieros mediante el uso de la tecnología”, (Cámara Argentina de Fintech, 2018). Tengamos en mente que los productos y los servicios financieros así como de medios de pago resultan variados y dichas empresas pueden incursionar exclusivamente en un tipo de servicios, en pocos o alternativamente en muchos de dichos servicios y actividades.
Las nuevas tecnologías han permitido, por ejemplo que en países de bajo nivel de bancarización y mayor penetración relativa de la telefonía móvil, se incremente la inclusión financiera. El alcance de los servicios financieros así como de los servicios y medios de pago ofrecidos a través de nuevas tecnologías y nuevos operadores depende, en gran medida, del marco institucional y el alcance de posibilidades de monetizar a los clientes.
En el caso venezolano, la pérdida de cualidades del bolívar como dinero -baja capacidad de reserva de valor y baja aceptabilidad-, así como la desaparición del efectivo como componente del dinero transaccional, representa una oportunidad para innovar en servicios de medios de pago, especialmente aquellos expresados en divisas (sin menoscabo, de valorar la desconexión móvil y de banda ancha que se ha venido presentando en el país).
Un Estado que procure facilitar los intercambios que dinamicen la economía y que faciliten la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos; debe coadyuvar y promover la existencia de medios de pago y una demanda transaccional de dinero eficiente y funcional.
Por el lado de la oferta, la banca tradicional aún cuando encuentra basada sus operaciones en capital humano especializado y en el procesamiento de “información suave” proveniente de su relación con los clientes, todavía posee pesadas cargas de activos físicos. “Financiar” dichos activos por medio de la monetización de los clientes podría tener un alcance limitado, tanto respecto al número como al tipo de cliente. Sin embargo, una banca menos basada en redes de agencias y más en plataformas y banca electrónica podría incorporar un mayor número de clientes cuya inclusión o “bancarización” implicaría aportes marginales a los ingresos y a los beneficios de las operaciones (una vez que no sólo los costos fijos podrían disminuir sino igualmente los costos variables).
Por el lado de la demanda, ésta en general ha ido cambiando. Las nuevas generaciones acostumbradas a un mundo de servicios desarrollado bajo protocolo IP estaría abierta a nuevas y distintas experiencias no sólo en términos de servicios financieros sino igualmente respecto a medios de pago. Asimismo, el acceso a la tecnología facilitaría incluir financieramente a un número mayor de población alejada de la costosa red de agencias bancarias.
En otro orden de ideas, la cantidad inusitada de data e “información dura” que los usuarios de los ecosistemas digitales ofrecen o revelan, permitiría mejorar y facilitar la identificación del perfil crediticio, de riesgo y el potencial de monetización de los individuos a nivel incluso personal (reduciéndose problemas de información del tipo selección adversa, así como mejorando la posibilidad de realizar discriminación de precios del primer grado).
La literatura económica, así como la evidencia empírica -por ejemplo a lo largo de Latinoamérica- muestra que podrían presentarse dos tipos de respuesta por parte de los operadores bancarios tradicionales ante la irrupción de nuevos innovadores financieros digitales (por un lado competir o alternativamente acomodarse, ver Xavier Vives, 2019, OECD). El carácter sustituto o complementario de los servicios ofrecidos por los innovadores y potenciales entrantes digitales incidirá en la naturaleza de la competencia o de la eventual cooperación que pueda presentarse entre operadores tradicionales y potenciales entrantes.
Por su parte, las eventuales acciones regulatorias asimismo inciden sobre la dinámica competitiva del mercado. Por ejemplo, un cierto tipo de marco regulatorio podría obligar a los innovadores entrantes a tener que consolidar alianzas con operadores instalados si ello implica superar barreras regulatorias de entrada del tipo licencias, entre otras.
Si bien la mayoría de los marcos regulatorios preceden a la irrupción de las Fintech y de los innovadores en los mercados de medios de pago y billeteras digitales, ciertas experiencias a nivel mundial y en Latinoamérica se han venido presentando. Este tipo de experiencias e iniciativas regulatorias han tenido por objetivo hacer que el uso de los servicios de pago por Internet y billeteras virtuales sean más seguras y convenientes, tendiendo a proteger a los clientes contra el fraude, el abuso y los problemas de pago y, al mismo tiempo, promover servicios innovadores de pago y móviles.
El tratamiento que el marco regulatorio haga de la data acumulada por los distintos actores y la posibilidad de acceso a esta ha constituido uno de los principales temas abordados por los reguladores sectoriales. En aquellos casos donde se identifican significativos costos de cambio por parte de los clientes, las regulaciones asimétricas podrían coadyuvar a la dinámica competitiva y a la contestabilidad del mercado. Sin embargo, este tema no resulta menor en la medida que las instituciones financieras constituyen procesadores de datos por excelencia y en consecuencia parte de sus activos intangibles más valiosos podría constituirlo el desarrollo de las relaciones con sus clientes y la información que de estas se deriva.
Asimismo, implementar acceso al sistema de pagos permitiría a los nuevos participantes ofrecer nuevos servicios superpuestos, como el pago de facturas y los servicios de cambio de divisas, entre otros.
Finalmente, un trabajo coordinado y un apoyo interinstitucional entre el regulador financiero y el regulador de competencia permitiría evaluar si la entrada disciplina y hace contestable al mercado, sin comprometer la estabilidad financiera.
* El autor es Economista de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
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