Análisis | ¿Llegará la FED a establecer tasas negativas en Estados Unidos?
Los préstamos combinados de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos se han más que duplicado desde la crisis financiera de 2008. En un mundo intrincado, con nuevas inclinaciones en materia de política monetaria y tasas de interés negativas, los inversores podrían tener que comenzar a pagar para prestar dinero al gobierno estadounidense, sugiere un nuevo informe de Bank of America.
A medida que de forma gradual la guerra comercial entre Estados Unidos y China afecta cada vez más la economía mundial, la Reserva Federal se encuentra recortando las tasas de interés para estimular la actividad económica e intentar mantener en un rango estable el crecimiento económico del país norteamericano. Pero, según afirman diversos especialistas, con tasas de interés que se ubican actualmente en un rango de 2% a 2,25%, no hay mucho espacio para seguir recortando antes de que la marca llegue a cero. La pregunta pertinente a hacerse en este momento es: ¿y después qué?
Bradley Keoun, reportero de Bloomberg, asegura que el presidente de la FED, Jerome Powell, ha sopesado la opción de reanudar la política no convencional de «flexibilización cuantitativa» que siguió a la crisis financiera, un momento en que las tasas de interés se redujeron prácticamente a cero y el Banco Central comenzó a comprar billones de dólares en bonos para proporcionar una liquidez adicional que generara un estímulo.
Con base en esto, el último informe de analistas del Bank of America -el segundo prestamista más grande de Estados Unidos- ha sugerido que la FED podría, de hecho, tener que reducir las tasas por debajo de cero, un camino que Japón ha desafiado desde 2016. Además, aseguran, que los inversores están asignando «probabilidades bajas pero crecientes de que la Reserva Federal tendrá que llevar las tasas a cero o potencialmente negativas», describiendo el escenario potencial como una situación de “Japanificación«.
La idea ha ganado aceptación recientemente entre algunos de los principales economistas, incluido el ex presidente de la FED, Alan Greenspan, quien afirmó en una entrevista a CNBC que «es solo cuestión de tiempo» antes de que los bonos del Tesoro de Estados Unidos operen a tasas negativas.
La situación reciente es un giro particular del panorama económico moderno que abre las puertas a una nueva política monetaria, donde las deudas combinadas de gobiernos, empresas y consumidores siguen aumentando, pero pagan tasas de interés cada vez más bajas.
Uno de los mayores problemas con una nueva ronda de flexibilización cuantitativa es que, al menos en el pasado, tales esfuerzos se han diseñado principalmente para reducir los rendimientos de los bonos con vencimientos distantes, como los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, de manera que se logre estimular el endeudamiento a largo plazo y, por lo tanto, rejuvenecer la inversión y el gasto de empresas y hogares.
Pero, los rendimientos de los bonos del gobierno de Estados Unidos a 10 años se han localizado incluso alrededor de 1,46%, por debajo de la tasa principal de la Reserva Federal, por lo que un mayor uso de flexibilización cuantitativa solo podría profundizar el fenómeno de la curva de rendimiento invertida, a la que muchos inversores ya ven como un signo de una próxima recesión.
Por lo general, los rendimientos de los préstamos a corto plazo son más bajos que los de los bonos a más largo plazo, ya que los inversores históricamente exigen intereses adicionales como compensación por el mayor riesgo de atar su dinero durante un período de tiempo más largo.
«En la superficie, la FED parece tener muchas opciones para una relajación no convencional. Sin embargo, el libro de jugadas de flexibilización de la Reserva se ve algo reducido si la curva de rendimiento se mantiene estable». Informe Bank of America.
Otras preocupaciones se basan en la posibilidad que los bancos enfrenten una fuerte restricción en sus márgenes de ganancias, mientras que los fondos de pensiones podrían tener problemas para ganar suficiente dinero para pagar a los jubilados. Y los inversores podrían comenzar a correr riesgos excesivos para lograr rendimientos más altos a los que históricamente estaban acostumbrados, lo que podría conducir a pérdidas excesivas u otra crisis financiera si las condiciones económicas empeoran.
Algunos economistas sostienen que los rendimientos del Tesoro a 10 años son inusualmente bajos porque la economía global se está desacelerando, lo que lleva a los inversores de todo el mundo a comprar activos del gobierno de Estados Unidos, históricamente catalogados como un refugio seguro percibido para el dinero de los inversores.
Otra explicación es que los rendimientos de los bonos del gobierno a largo plazo de varias de las economías más grandes de Europa (Alemania, Francia, los Países Bajos, Suiza) ya se han vuelto negativos, además de los de Japón.
Torsten Slok, economista jefe del Deutsche Bank, estimó en un informe el mes pasado que alrededor de 15 billones de dólares en bonos gubernamentales y corporativos, a escala mundial, ahora tienen rendimientos negativos, el 27% del total combinado en circulación. Cuando se excluyen los bonos estadounidenses, el porcentaje aumenta al 45%.
Fitch, la firma de calificación de riesgo, escribió en un informe el mes pasado que las tasas negativas podrían ser beneficiosas para el gobierno estadounidense, ya que reducirían los pagos de intereses anuales, ayudando a frenar los déficit del presupuesto federal. La desventaja es que las tasas de interés «finalmente aumentarán nuevamente a largo plazo, haciendo que la reducción de la deuda sea un desafío político más agudo».
La FED podría reducir la tasa oficial en 0,25 puntos porcentuales ocho veces más antes de llegar a cero. De hecho, según los analistas del Bank of America, los inversores en los mercados mundiales de bonos ya anticipan cinco reducciones de este tipo a principios de 2021. Además, afirman que bajo ese escenario, un ciclo de flexibilización convencional del emisor estadounidense se amplificaría a una significativa parte del mundo desarrollado, lo cual facilitaría esta nueva praxis en política monetaria.
Todo esto, simplemente, podría llevar los rendimientos del Tesoro a 10 años a nuevos mínimos, y presionar a la FED para que no tenga en cuenta el límite inferior a cero en lo absoluto.
* El autor es Director de Finanzas de Rendivalores Casa de Bolsa. Corredor Público de Títulos Valores y Asesor de Inversiones certificado.
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