¿Votar o abstenerse? La decisión ensancha la fractura en una oposición de por sí llena de divisiones. Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre alimentan una pugna política en Venezuela donde el ganador indiscutible es el presidente Nicolás Maduro, consideran analistas.
Apegados a la estrategia del líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por medio centenar de países con Estados Unidos a la cabeza, una treintena de partidos que conforman la mayoría opositora declinaron participar en unos comicios que tildan de «fraude».
En otra esquina están dirigentes como el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, quien emerge tras pasar años de bajo perfil para defender el Parlamento, único poder en manos de la oposición tras una aplastante victoria opositora en diciembre de 2015.
«No nos vamos a resignar, ni le vamos a regalar a Maduro la Asamblea Nacional, ni le vamos a regalar nada (…) siempre será mejor jugar a la democracia, siempre», dijo Capriles durante una retransmisión en directo por las redes sociales el pasado 2 de septiembre.
Inhabilitado en 2017 para ejercer cargos públicos durante 15 años, Capriles sigue siendo un «político de peso», dice el analista Luis Salamanca.
El desacuerdo en torno a participar o no en las parlamentarias ha generado «el peor cisma de la oposición en los últimos 20 años, en donde el gran ganador es el gobierno», asegura Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas.
– «Abstención pasiva: un error» –
La grieta se abrió más después de que Maduro indultó el 31 de agosto pasado a 110 opositores, entre ellos 26 parlamentarios a quienes les fue despojada su inmunidad, varios de ellos en el exilio y otros excarcelados tras la medida que el líder chavista reivindica como un gesto de «reconciliación».
Pero Américo de Grazia, uno de los legisladores incluidos en la lista de «indultos», residenciado en Italia, declaró a la AFP que Maduro busca «crear una oposición a su medida, que sea complaciente».
Los indultos se dieron en medio de negociaciones en las que participaron Capriles y el diputado Stalin González, hasta hace poco un cercano colaborador de Guaidó que lo representó durante mediaciones auspiciadas por Noruega.
Guaidó reaccionó expresando su «desconocimiento» de lo que calificó como «negociaciones inconsultas» realizadas «a título personal» por ambos opositores.
Luis Vicente León, de la firma Datanálisis, comenta a AFP que «la abstención pasiva parte de un error, el error de que todo el mundo te va a reconocer permanentemente sin límite como gobierno interino«.
Guaidó ha gozado de un gran respaldo internacional desde que reclamó la presidencia interina en enero de 2019 en su condición de jefe parlamentario, luego que el legislativo declarara ilegítima la reelección de Maduro en mayo del 2018 en comicios considerados fraudulentos. Pero a pesar del apoyo, el líder opositor no ha conseguido sacar al presidente del poder.
«¿Cuál es el plan? (…) ¿Jugar a ser presidente por internet? A Venezuela hay que salvarla, compañeros, ¡salvarla!», lanzó Capriles sin nombrar explícitamente a Guaidó, quien insiste en un pacto unitario para desconocer las parlamentarias.
Aunque no está clara la participación de Capriles en las votaciones, de concretarse «causaría más división porque estaría actuando como una suerte de llanero solitario», observa Salamanca.
Sin embargo, «al final (Capriles), a pesar de que sepa que no ganará esta elección, está jugando a la posibilidad de resolver algunos temas de corto plazo que no son menores, porque soltar 80 presos políticos, liberar a los diputados exiliados, no es menor», remarca León.
– «Elevar el nivel de conflicto» –
Aunque Maduro «ha desmantelado a la oposición» con la ilegalización de partidos y la inhabilitación de dirigentes, la participación opositora permitiría «elevarle el nivel de conflicto», señala Salamanca.
«El régimen tiene muy baja presión política, tiene muy baja presión popular, la presión que tiene es financiera, económica, no tiene plata», afirma.
La pelea, añade Salamanca, es ir contra «elecciones viciadas», pues «tú no participas para tener una Asamblea Nacional que funcione dentro de un Estado institucionalizado, eso no es el caso, el Estado venezolano está desinstitucionalizado, (…) participas para generar el siguiente conflicto» contra Maduro.
Con la ruptura del boicot por algunos opositores, es «un escenario bastante probable que en diciembre obtendrán el 30% del Parlamento, se juramentarán el 5 de enero de 2021, dando paso a una nueva geopolítica del poder en Venezuela«, sostiene el politólogo Jesús Castillo-Molleda.
Luego de ello, «figuras como Guaidó se irán al exilio y serán olvidados«, asiente.