Análisis | ¿Qué está detrás del regreso de DirecTV?
El “regreso” de DirecTV a Venezuela puede ser explicado por algunas hipótesis que se derivan de la caracterización idiosincrática de un sector, como el audiovisual y/o de televisión por suscripción.
La información que hasta la fecha se conoce parece validar parte de dichas hipótesis, en específico el hecho que el regreso cuenta con la absoluta anuencia del gobierno y que personal conocido o de confianza de la marca (de DirecTV) asumiría responsabilidades directivas en dicha operación de servicios de televisión por suscripción en Venezuela.
Resulta importante comprender la naturaleza de los servicios audiovisuales y de sus modelos de negocios para imaginar los incentivos subyacentes en dicho eventual “regreso”.
Primero, la transmisión o reproducción de contenidos, una vez dicho material audiovisual ha sido producido (Venezuela representaría sólo uno más de numerosos países donde las señales propias o adquiridas globalmente por DirectTV serían transmitidas), implica costos marginales reducidos o, incluso, en un extremo nulos.
Segundo, los costos fijos de incorporar nuevamente la audiencia, en el caso del regreso de DirecTV (considerando la suspensión del servicio por un tiempo y su reinicio) resultan prácticamente nulos para más de 2 millones de suscriptores, en la medida que ya contarían con las antenas y decodificadores para recibir y mostrar la señal.
Por otra parte, en la medida que al resto de los operadores de servicios de televisión por suscripción se le haya hecho difícil “capitalizar” suscriptores de DirecTV -entre otras razones- por limitaciones en el acceso a antenas y decodificadores, en el caso de servicios de televisión satelital, o a realizar acometidas de llegada hasta el usuario final en el caso de televisión por cable; el retorno garantizaría mantener gran parte de sus suscriptores.
Este tema resulta importante para entender el caso que nos ocupa. Por un lado, algunos operadores parecen haber manifestado dificultad en la adquisición de los kits de instalación y uso, lo que puede interpretarse como un fixed fee en el que se requiere incurrir si se desea incorporar un nuevo cliente al servicio, lo que se erige como un costo de entrada para nuevos clientes, o un costo de cambio para clientes de DirecTV (especialmente ahora que se encontraría de regreso).
Sobre este último punto, vale acotar que la incidencia de dicho costo fijo de llegada recaerá sobre el operador o el cliente, producto de la oferta comercial que dependerá de las elasticidades de la demanda y de la oferta, y si el operador puede subsidiar dicho costo de acometida o entrada de un nuevo suscriptor, toda vez que será recuperado por medio del cobro periódico por el servicio.
Obviamente que, para el caso de televisión por cable, dicha lógica resulta más difícil de satisfacer por lo oneroso de las inversiones en red física y la llegada hasta cada hogar, por ello suele verse que la televisión satelital suele llegar más allá del alcance geográfico de la televisión por cable, caso que aplica a DirecTV en muchos países, y donde su sustituibilidad, en dichas zonas resulta sumamente difícil, cuando no imposible.
Así las cosas, el regreso de la señal (pensemos a Directv como una empresa en marcha o cuando menos instalada), pareciera presentar mayor cantidad de ingresos potenciales comparada con la situación de mantenerse fuera del país, dado que los costos relevantes o incrementales de reiniciar las operaciones, muchos de estos variables o marginales, podrían ser de relativa baja cuantía.
En un extremo, el regreso al país solo debería valorar la contribución total de dicho proyecto, sin tener que reparar, desde la perspectiva de la toma de decisión, de costos conjuntos o comunes en la región o globalmente en sus operaciones.
Sin embargo, una eventual barrera a las operaciones, que se argumentó al momento de su “salida” de Venezuela, lo constituía cumplir con exigencias normativas y “políticas” contrapuestas del gobierno venezolano, por un lado, y el gobierno estadounidense por el otro.
En la medida que existiese una estrategia de manejar las operaciones en Venezuela por medio de una persona jurídica distinta a DirecTV, o alguna figura jurídica que permitiese no estar expuesto a riesgos regulatorios y adicionalmente la contribución de las operaciones en Venezuela pudiera ser positiva, el regreso estaría sobre la mesa.
Adicionalmente vale recordar que varias empresas trasnacionales, que estuvieron presentes en Venezuela hasta hace algunos años. desconsolidaron sus operaciones del país pasándolas a personas jurídicas distintas a las casas matrices, especialmente para evitar impacto de pérdidas en las operaciones en el país sobre sus cotizaciones públicas en los mercados de valores.
El “regreso” de la señal de DirecTV a Venezuela requería el aval del gobierno venezolano para no poner en riesgo el negocio y la continuidad de las operaciones, lo que reduce el riesgo regulatorio y reputacional de la marca DirecTV, siempre y cuando la empresa contara con el contrato y las personas correctas que imprimieran confianza a los propietarios de la marca.
Por el lado del gobierno, el hecho que más de 2 millones de personas se quedarán sin servicios audiovisuales sin fácil o rápida sustitución, podría representar un costo político considerable, independientemente de que el sistema de gobierno resulte competitivo o no desde la perspectiva electoral.
Todo lo anterior apunta a que la permanencia de DirecTV resulta beneficiosa para la marca y para el gobierno, de lo contrario no existiría posibilidad de regreso.
Lo anterior, sin menoscabo que en ocasiones se producen rupturas en las negociaciones e intercambios entre unas partes que entienden mutuamente beneficioso negociar, pero que, sin embargo, por la tensión que producen las condiciones de negociación -en un extremo una amenaza externa como eventualmente pudo representar para DirecTV una sanción u otro riesgo regulatorio por parte del gobierno estadounidense- terminan saliendo del intercambio.
El hecho que un “tercero” que desarrolle la actividad de operador de dicha señal reciba parte de la renta del valor que confiere la audiencia al contenido de DirecTV, no cambia el hecho clave del beneficio mutuo entre los dos actores relevantes (DirecTV y el gobierno).
Ahora bien, la regla de reparto de dicho valor entre las partes dependerá del poder de negociación entre el propietario de la marca y las contrapartes. Incluso DirecTV pudo haber sondeado, en adelante, escenarios sobre los riesgos regulatorios en un sector económico que, aún cuando su régimen legal tarifario es libre, de hecho se ha ejercido un control de tarifas por parte de Conatel. Sin embargo, esta es “otra historia”.
* El autor es economista egresado de la Universidad Central de Venezuela
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