Analistas: El plan de rescate de la petrolera mexicana Pemex es insuficiente
Positiva pero insuficiente. Así juzgan expertos la inyección de 5.500 millones de dólares con los que el gobierno mexicano busca aliviar este año las castigadas finanzas de la petrolera estatal Pemex, un bastión de la soberanía nacional para el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
«Lo positivo es que está por fin dándose un apoyo decidido a la empresa, de que va a incrementarse la inversión», dice a la AFP Gonzalo Monroy, experto de la consultora en energía GMEC.
«Eso es lo positivo y nada más», remata.
El gobierno dijo este viernes que los recursos provienen de algunos beneficios fiscales y de esfuerzos de austeridad promovidos por la administración de López Obrador, conocido por sus iniciales AMLO, y no requerirá de nuevo endeudamiento, la mayor cruz de la compañía.
La otrora monopólica firma estatal mexicana está asfixiada por una deuda de más de 100.000 millones de dólares, fruto, según el mandatario, de la corrupción e ineficiencia de las pasadas administraciones.
A finales de enero, la calificadora Fitch activó las alarmas al bajar dos escalones su nota crediticia, poniéndola a un paso del nivel especulativo, advirtiendo una constante caída en los ingresos e insuficiente inversión en exploración y producción, vital para incrementar su menguante producción.
Fitch dijo este viernes que las medidas anunciadas «probablemente no serán suficientes para prevenir el continuo deterioro de la calidad crediticia» de Pemex y advirtió que requiere de una inversión adicional de entre 12.000 y 17.000 millones de dólares anuales para detener la caída de su producción y reservas petroleras.
La producción mexicana pasó de 3,4 millones de barriles diarios en 2004 a 1,8 millones en la actualidad.
Medidas «irrisorias»
«Las medidas no son una solución a largo plazo y no serán suficientes para estabilizar la producción de petróleo», señaló por su parte la consultora británica Capital Economics sobre el plan gubernamental.
El declive de la producción responde tanto a la caída de las inversiones como al agotamiento de algunos de sus principales yacimientos.
Solo en 2017, la compañía generó ingresos por 72.648 millones de dólares, pero buena parte de ello acabó como impuestos pagados al gobierno mexicano, que por años ha tenido en Pemex una importante fuente de ingresos.
El banco estadounidense JP Morgan dijo que el plan es decepcionante, ya que algunas medidas como las deducciones tributarias representan solo un mínimo incremento a beneficios ya anunciados.
Según Monroy, Pemex paga al fisco mexicano unos 30.000 millones de dólares anuales, mientras que JP Morgan estima que este año los impuestos ascenderán a 26.000 millones de dólares, frente a los 800 millones de dólares anuales de beneficios anunciados.
Las cifras «son complemente irrisorias, no resuelve absolutamente nada del problema», apunta Monroy.
Otras fuentes de recursos, como los 1.600 millones de dólares que el gobierno espera recuperar este año por el combate al masivo robo de combustible en México son inciertas, coinciden expertos.
Reforma incómoda
Con pocos recursos para invertir en producción y mucho menos para la costosa exploración de nuevos yacimientos, el anterior gobierno del presidente Enrique Peña Nieto apostó por una reforma energética el año 2013, que abrió el sector a la inversión privada tras más de 70 años de monopolio estatal.
La histórica medida cayó, sin embargo, en una pésima coyuntura: el desplome de los precios del petróleo que desde mediados del 2014 golpeó el mercado mundial y llevó la cotización de más de 100 dólares por barril, cuando se aprobó la reforma, hasta los 52 dólares promedio de la actualidad.
Desde entonces, México ha entregado a privados mediante subastas más de 100 campos petroleros, aunque los resultados en inversiones y producción han sido modestos, lo que ha llevado a López Obrador a calificar como una «farsa» el proceso y proponer una reactivación de Pemex.
El izquierdista se ha comprometido a devolver la producción de Pemex a 2,4 millones de barriles diarios para el término de su mandato, en 2024, enfocándose en estimular la producción en campos terrestres y aguas someras, donde Pemex tiene probada eficiencia.
Expertos señalan, sin embargo, que dichos campos se están agotando y que Pemex debería enfocarse en desarrollar campos en aguas profundas, los más costosos y donde las grandes inversiones privadas que busca atraer la reforma energética son cruciales, pese al rechazo manifiesto de López Obrador.
«Pemex necesita comprometerse y mantener una alta inversión para desarrollar su reservas más desafiantes de aguas profundas», insiste Capital Economics.
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