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Arabia Saudí y su enorme programa de austeridad: cancelará más de US$ 20.000 millones en proyectos
Arabia Saudí va a incrementar sus esfuerzos para reducir el mayor déficit entre las 20 economías más grandes del mundo con un programa de austeridad enorme: va a cancelar proyectos por valor de más de 20,000 millones de dólares y reducir los presupuestos ministeriales en un 25%, según publica la agencia Bloomberg.
En concreto, el Gobierno está revisando miles de proyectos con un valor conjunto de 260.000 millones de riyales (casi 70,000 millones de dólares) y podría cancelar alrededor de un tercio de ellos. Las medidas de recorte no serán extraordinarias y se espera que afecten a los presupuestos durante varios años.
Además, también está sobre la mesa otro plan que incluye la fusión de ministerios e incluso la eliminación de otros. La monarquía va a crear una oficina especial para supervisar el gasto que reportará directamente a un comité presidido por el príncipe Mohammed bin Salman. Se crearán asimismo cuerpos similares en ministerios, municipios y otras entidades públicas para asegurarse de que los proyectos cumplen plazos y dentró del presupuesto.
Aunque la agencia Bloomberg no da pistas sobre qué proyectos quedarían afectados, es posible que tengan impacto en algunos empresas españolas, especialmente constructoras que tienen una gran presencia en el país. Entre ellos destaca el del AVE a La Meca, consorcio en el que también está involucrado el ministerio de Fomento español.
Vivir con el desplome del petróleo
Estos recortes son consecuencia del desplome del precio del petróleo, que ha afectado a Arabia Saudí, mayor exportador del mundo, de tal manera que el desequilibrio de sus cuentas públicas ascendió al 16% del PIB el año pasado. En la actualidad 7 de cada 10 dólares ingresados siguen procediendo del petróleo.
El príncipe heredero Mohammed bin Salman está liderando unos planes de emergencia para intentar reequilibrar una economía total y absolutamente dependiente de unos precios del petróleo que parece que no volverán, al menos a corto plazo. Además de reducir gastos, quiere multiplicar los ingresos tributarioshasta conseguir 100,000 millones de dólares más cada año.
«Es un gran paquete de medidas que busca restructurar algunos sectores que generan ingresos», afirmaba en una entrevista esta primavera el príncipe heredero Mohammed bin Salman, que no explicaba más detalles de cómo se completará la reconversión que el país necesita.
El camino, sin embargo, es el correcto. El pasado año la cuenta de ingresos de origen no petrolífero de la monarquía feudal ya había subido un 35% hasta 44,000 millones de dólares, y aunque no es ni de lejos suficiente para equilibrar un presupuesto hundido en el déficit (alcanzó los 100,000 millones al cerrar 2015), es un cambio remarcable en una economía que desde su nacimiento no había conocido otra cosa que no fuese un flujo constante y más que suficiente de petrodólares.
Es el momento, como ha reconocido Mohammed bin Salman, de multiplicar la cantidad que recauda el fisco de los Saud, y aunque el repertorio de medidas es variopinto, la corona no contempla por el momento introducir un impuesto sobre la renta de las personas.
Los saudíes no pagan impuestos sobre la renta
Para conseguir lo que en Occidente se da por hecho -que los gastos públicos se financien con cargas tributarias-, Arabia Saudí planea introducir un impuesto de valor añadido, otro (independiente del anterior) a los bienes de lujo, gravar el consumo de bebidas azucaradas e incluso un sistema que tase a los inmigrantes que residen en su territorio.
Sólo el IVA podría añadir 10,000 millones de dólares anuales al tesoro saudí, mientras que lo que el príncipe califica como «reestructuración de los subisidios» permitiría generar otros 30.000 millones en cada ejercicio.
El programa que tasaría a los inmigrantes también podría llevar aparejada una tasa a las empresas. Cada compañía tendría una cuota de extranjeros y, una vez agotado ese cupo, debería hacer frente a un canon para poder contratar a más. Ambas medidas aportarían otros 10.000 millones a las arcas públicas, según los cálculos del programa que Arabia Saudí está todavía perfilando.
La privatización de activos (apenas un 5% de Saudi Aramco) ayudará a cuadrar las cuentas, pero la introducción de un impuesto a la renta de personas o sociedades parece estar por el momento fuera de la mesa, así que el resto de la política presupuestaria de la monarquía tendrá que venir por el lado del recorte de gastos y, de forma inmediata, de un incremento de la deuda hasta el 35% del PIB en 2020.
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