Aristimuño: Impuesto a transacciones en divisas generará mayores presiones alcistas
El economista César Aristimuño advirtió sobre el peligro para la economía venezolana de la medida anunciada por el gobierno de Nicolás Maduro respecto a una posible modificación de Ley para aplicar un impuesto a las transacciones en divisas a través de la banca, superior al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF).
El director general de la firma Aristimuño Herrera & Asociados señaló en entrevista exclusiva para Punto de Corte, que el Ejecutivo “está movido por fines fiscalistas y ha decidido sacar partido con un impuesto en moneda dura a la dolarización transaccional de la economía, aunque eso signifique mayores costos para la población”. Sin embargo, puntualizó que hay que esperar el contenido de la Gaceta Oficial, con respecto a este decreto.
“La devaluación indetenible del bolívar y la hiperinflación son síntomas de una enfermedad profunda de nuestra economía que no han podido atacar, y que en la primera década del siglo se agravó, debido a políticas que, en lugar de curarla, agudizaron algunos de sus elementos más perversos”, destacó.
Aristimuño Herrera & Asociados, estima que el impuesto podría estar entre 2,5 y 3% del monto de cada transacción en divisas, y al final es un impuesto más lesivo para la movilidad del capital en divisas, afectando al ciudadano y al sector empresarial.
También maneja la posibilidad de que se apliquen tasas diferenciadas según el monto, lo cual, a juicio de Aristimuño, “no va a hacer otra cosa que generar mayores presiones alcistas y expectativas negativas en torno a la posibilidad de usar el signo monetario estadounidense como medio de pago”.
– Consecuencias –
“Consideramos que uno de los efectos primarios es que las personas, tanto naturales y jurídicas, buscarán tener el efectivo con ellos mismos, y evitarán depositarlo en las instituciones bancarias, debido al impuesto que esto causará”, señaló como una de las consecuencias importantes de la medida a aplicar.
El economista prevé que, “el efectivo se moverá entre las personas y no a nivel de las instituciones bancarias”, razón por la cual considera que no es conveniente mantener la medida, “puesto que agrava la informalidad en la economía y la bancarización”.
“Lo ideal es que esto tenga un proceso mucho más lógico como en cualquier país, y que las personas puedan depositar las divisas en un banco y utilizarlas de manera normal, y no se vean obligados a tenerlas en sus casas o en cualquier otro lugar no apto para ello. Al final el proceso de dolarización de la economía, no va a terminar, como consecuencia de este impuesto” dijo.
“Nosotros vemos como un punto peligroso que el gobierno regrese a las políticas restrictivas y de control de libre circulación de divisas”. “Al final este impuesto impulsará aún más el precio del dólar, generará más inflación y acelera una posible reconversión monetaria”.
A su vez, Aristimuño evalúa consecuencias adicionales en la economía venezolana, tales como una desmejora en el nivel de abastecimiento de bienes, una mayor destrucción del tejido empresarial, una menor provisión del casi extinto empleo formal y una mayor reducción de la capacidad de consumo, entre otros problemas que se habían comenzado a aliviar precisamente con la entrada de divisas al país.
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