La Asamblea General de la OEA aprobó una resolución para pedir elecciones «libres» y rápidas en Venezuela, aunque un grupo de países encabezados por México votó en contra por no reconocer a la delegación del líder opositor Juan Guaidó ante el organismo.
En el último día de deliberaciones, la OEA resolvió «instar a que se convoquen elecciones presidenciales libres, justas, transparentes y legítimas, lo más pronto posible» en Venezuela, según reza el documento votado en la ciudad de Medellín (noroeste) con 19 votos a favor, ocho en contra y seis abstenciones.
Los países que suscribieron la resolución, reiteraron su apoyo a la delegación de Guaidó, reconocido por más de cincuenta países como presidente de Venezuela, «hasta que se celebren nuevas elecciones».
Además abogaron por «el acceso pleno y libre» a la asistencia humanitaria de «las poblaciones más vulnerables (…) afectadas por la crisis» en la otrora potencia petrolera.
Más temprano Colombia planteó una respuesta regional frente a la migración de venezolanos y pidió considerar la opción de darles el trato de refugiados, a raíz de un informe presentado por un grupo de trabajo del organismo.
Sin embargo, la resolución no se aprobó por consenso.
México lamentó «profundamente» que la OEA «se atribuya» facultades que no tiene.
Uruguay, por su parte, se apartó de la votación. El jueves abandonó la asamblea en protesta contra el reconocimiento de un nuevo gobierno en Venezuela, según su vicecanciller, por «la vía de los hechos».
Estados Unidos, en cambio, fue enfático contra Nicolás Maduro: «No es un hombre con el que podamos negociar. La salida definitiva de Maduro es el primer paso necesario para el restablecimiento de la democracia».
La otrora boyante economía petrolera hoy está sumida en la peor crisis de su historia moderna, agravada por la hiperinflación, proyectada por el FMI en 10.000.000% para 2019, y el desabastecimiento.
Caracas, reacio a reconocer la crisis migratoria, acusa a Bogotá de ser parte de un supuesto complot para derrocar a Maduro con el apoyo de Estados Unidos. Colombia niega con vehemencia esos señalamientos.