Aseguran que nuevo salario no garantizará acceso a la canasta alimentaria
La acelerada variación en el precio de los alimentos, regulados y no regulados, ha hecho que el poder de compra de los sueldos se diluya. Ni siquiera con el alza de 50% del salario mínimo, recién decretado por el presidente Nicolás Maduro, se garantiza que una familia pueda hacer un mercado que alcance para 15 días.
“Uno espera una quincena para cobrar y en menos de un día te gastas todo el dinero en comida, que debes estirar para que dure. Yo dejo de trabajar los martes para ir a hacer cola en los supermercados y comprar más barato, pero en el mejor de los casos consigo solo tres productos. Me ha tocado comprarles cosas a los bachaqueros, da rabia, pero cómo hago. Necesito la leche para mi hijo”, dice a El Nacional Jessica Hernández, empleada de una lunchería en Candelaria.
Si los trabajadores que ganan salario mínimo, como Hernández, debieran acudir solo a los puntos de venta informales, gastarían los 22.576,72 bolívares que van a empezar a cobrar en septiembre en apenas 6 de los 58 productos de la canasta alimentaria que mide el, Cendas, Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros.
En puestos de buhoneros de la redoma de Petare, en Caracas, un kilo de harina de maíz, que según la Superintendencia de Precios Justos cuesta 190 bolívares, se vende hasta en 2.500 bolívares; el kilo de arroz, que indica 120 bolívares, lo expenden en 3.000 bolívares; un kilo de pasta regulado en 15 bolívares, y también lo ponen en 3.000 bolívares. El kilo de azúcar que marca en el envase 380 bolívares, lo comercializan hasta en 3.500 bolívares, y la leche regulada en 350 bolívares, supera los 5.000 bolívares. Además, en los frigoríficos un pollo de 2,5 kilos , que debería costar 2.125 bolívares, lo venden en más de 5.000.
En un trabajo publicado por El Nacional en mayo, cuando el salario mínimo estaba en 15.051,15 bolívares, se podían adquirir 7 de los 58 productos, incluida la carne de res.
Bono corto
La diferencia entre los precios de los mercados informales y de los supermercados se ha disminuido. En los establecimientos formales cada vez se encuentran con más frecuencia alimentos básicos nacionales e importados a precios varias veces por encima del regulado. “Aquí están vendiendo un paquete de pasta de medio kilo en 1.900 bolívares, esto es casi el precio del bachaquero. Menos mal que este es un negocio del gobierno”, dijo María Solórzano el jueves cuando salía de un Pdval en San José.
Solórzano trabaja en una empresa de encomiendas y percibe poco más de salario mínimo, además del bono de alimentación que pasó de 18.585 a 42.480 bolívares desde este mes. Sin embargo, asegura que el dinero tampoco le alcanza para comprar todo lo que necesita. “Deberían subir más los salarios. Yo compro en mercados a cielo abierto y ahí casi nunca tienen puntos de venta, y cuando hay, entonces la tarjeta de alimentación no pasa”.
Si usara la tarjeta para comprar en comercios formales, el bono le alcanzaría para un kilo de carne, que cuesta entre 3.800 y 4.500 bolívares (a pesar de estar regulado en 250 bolívares), un cartón de huevos, que se vende hasta en 4.000 bolívares, aun cuando según la Sundde debería costar 420 bolívares; un kilo de lentejas que lo expenden hasta en 9.000 bolívares, uno de frijoles bayos que supera los 4.500 bolívares, un kilo de queso blanco duro que ronda los 4.300 bolívares, uno de jamón de pavo que asciende a 7.500 bolívares y un paquete de pan de sándwich que está entre 1.200 y 1.600 bolívares. Además, alcanzaría para un kilo de tomate que ronda los 1.200 bolívares; uno de cebolla que asciende a 1.500; uno de zanahoria que también cuesta 1.500 y un kilo de papas que sale en 1.400.
Sin embargo, no todos los trabajadores cobran bono de alimentación. Deura González limpia oficinas y le pagan entre 1.500 y 2.000 bolívares al día. “Lo que cobro no me alcanza para nada. Todo el dinero se me va en comida, y ni siquiera comemos bien. Yo he perdido como 8 kilos en este año. No como carne porque es muy cara y las arepas las hago pequeñitas para que me dure más la harina. Me como una sola y completo con agua, pero a mi nieto sí le doy dos. Cómo le digo a ese niño que no hay más”.
En picada
Para el economista y director de Econométrica, Francisco Ibarra, los aumentos de sueldo no son los únicos responsables de la inflación que hay en Venezuela; no obstante, advierte que nutren el problema. “El proceso inflacionario se va a agravar. El gobierno no se aboca a resolver el asunto, sino que le echa más gasolina al incendio”, dijo.
Afirmó que lo más probable es que en lo que queda de año haya una inflación superior a 20% mensual; es decir: que la variación de precios estará por encima de 720%, como proyectó el Fondo Monetario Internacional.
Coincidió en que el próximo aumento salarial se puede decretar en noviembre y agregó que aun así, al cierre de 2016 el sueldo integral servirá para comprar entre 40% y 50% del costo de la canasta alimentaria.
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