Manifestantes atacaron por quinta noche consecutiva una comisaría de Pudahuel, en la periferia de Santiago de Chile, hiriendo a un policía y manteniendo en alerta a las autoridades que buscan frenar la violencia desatada en medio de la prolongada revuelta social, informó este domingo 12 de enero el cuerpo de Carabineros.
Los ataques al centro policial comenzaron en la noche del martes luego de que un móvil de Carabineros atropellara a un joven. El incidente se hizo viral en redes sociales y provocó la ira de los vecinos.
«La comisaría sufrió esa noche nuevamente ataques por parte de un importante numero de personas del sector», con daños en ventanas y el sector de ingreso, informó a la AFP Comunicaciones de Carabineros.
La nueva noche de furia dejó «un carabinero lesionado en un brazo», a consecuencia del ataque de una «turba» de gente, acotó la fuente.
La periferia de Santiago ha sido escenario de saqueos y enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes desde que el 18 de octubre protestas de estudiantes, contra el alza de tarifas del ferrocarril metropolitano, gatillaron la revuelta social.
En esas zonas de la capital chilena, delincuentes aprovecharon los desmanes provocados por manifestantes para cometer delitos, en especial narcotraficantes que funcionan en esos sectores.
Casi tres meses después del inicio de la crisis, Carabineros de Chile sigue desplegado en las calles ante manifestaciones que continúan, pero con menor intensidad.
El viernes, el color amarillento del agua lanzada por un móvil de Carabineros utilizado en la Plaza Italia -epicentro de las protestas que cada viernes vive intensas jornadas- desató una investigación judicial para determinar las causas de dicha anomalía en el líquido.
Organismos nacionales e internacionales de protección a los derechos humanos han alertado sobre abusos por parte de las fuerzas de seguridad. La oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, lamentó el «elevado número» de denuncias sobre abusos policiales.
La revuelta se salda con 29 muertes y miles de heridos, casi 400 con lesiones oculares graves.