BCE mantiene el statu quo ante la ralentización económica
Tras haber abandonado su programa de apoyo a la economía, el Banco Central Europeo (BCE) prolongó este jueves su statu quo monetario, pues la incierta coyuntura impide de momento programar una subida de los principales tipos de interés.
El presidente del BCE, Mario Draghi, consideró este jueves que los riesgos que pesan sobre la economía han aumentado en la zona euro, debido a las «incertidumbres geopolíticas», la «amenaza proteccionista» y las «fragilidades en los mercados emergentes y la volatilidad de los mercados financieros».
En este contexto, el BCE mantuvo sus tasas directrices en su nivel más bajo y espera mantenerlas así «al menos hasta el verano (boreal) 2019», según anunció un portavoz de la institución.
La principal tasa de refinanciamiento se mantuvo en cero, y los bancos seguirán pagando intereses negativos de 0,40% por el excedente que depositen en la entidad.
Y, como se esperaba, el BCE prometió que esas tasas bajas no subirán «al menos hasta el verano 2019», una decisión que podría ser arriesgada si la economía flaquea.
«Ni la debilidad de la inflación, ni la incertidumbre del panorama económico, ni (la actitud de prudente espera) de la Reserva Federal estadounidense (Fed) invitan a precipitar una primera subida de los tipos de interés en la zona euro», resume Bruno Cavalier, economista de Oddo BHF.
La última vez que el BCE endureció su política monetaria, subiendo sus tasas, fue en julio de 2011.
En diciembre, el BCE había dado un giro mayor de su política monetaria ratificando el fin de su histórico programa de compra neta de activos iniciado en 2015 para estimular la economía, a pesar de mostrarse pesimista sobre los riesgos que pesan sobre el crecimiento económico.
– Advertencia del FMI –
El Fondo Monetario Internacional (FMI), había confirmado el lunes esos temores y anunció que las disputas comerciales, el brexit y otras incertidumbres amenazan con lastrar el crecimiento mundial, pronosticando una desaceleración mayor que la prevista.
El FMI redujo su previsión de crecimiento para la zona euro e 1,6% para este año, ligeramente por debajo de las previsiones del BCE (1,7%).
Otro índice inquietante ha sido el de la actividad privada en la zona euro, que se acercó en enero al estancamiento, y a su menor nivel desde julio de 2013, según la primera estimación del índice PMI del gabinete Markit, publicado el jueves.
Los datos económicos son «más frágiles» de los previsto, dijo también este jueves Mario Draghi, en conferencia de prensa.
Draghi atribuyó esta persistente debilidad a la «ralentización de la demanda exterior» que lastrará las perspectivas de crecimiento «a corto plazo».
Sin embargo el presidente del BCE considera positivos «el estado del mercado de trabajo, las condiciones favorables de financiación y el alza de los salarios».
Por su lado, la inflación en la zona euro –el único objetivo oficialmente fijado por el BCE– cayó a 1,6% en diciembre, contra 1,9% en noviembre, en gran medida debido a la caída de los precios de la energías.
El BCE aboga por una inflación en la zona euro muy ligeramente inferior al 2%.
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