Bloomberg: PDVSA toma 'medidas desesperadas' para aumentar producción petrolera
Entre los restos oxidados de la otrora poderosa industria petrolera venezolana, un variopinto grupo de oscuros perforadores ha logrado una hazaña que pocos creían posible: Ha duplicado la producción de crudo del país en el espacio de un año.
La empresa estatal Petróleos de Venezuela ha bombeado unos 908.000 barriles diarios en la última semana, según fuentes enteradas. Con un crudo cercano a los 75 dólares el barril, es un salvavidas financiero para una nación lastrada por las sanciones de Estados Unidos y sumida en una recesión de siete años.
Para alcanzar ese hito, PDVSA ha recurrido a medidas desesperadas. Según fuentes con conocimiento directo del asunto, está entregando contratos a empresas locales poco conocidas con la promesa de pagos con chatarra o, en algunos casos, grandes bolsos llenos de dólares estadounidenses, ya que las sanciones limitan el acceso del gobierno de Venezuela a los bancos.
Para reducir su propia nómina, está presionando a esos contratistas para que contraten a trabajadores de PDVSA para proyectos a corto plazo. La petrolera estatal no respondió a las solicitudes de comentarios sobre su producción y cómo está compensando a los contratistas.
La recuperación de la producción ha puesto al alcance de la mano el objetivo del presidente Nicolás Maduro de alcanzar el millón de barriles diarios. Para un país que dice contar con las mayores reservas de crudo del mundo, no es mucho. Pero el aumento de la extracción en Venezuela agrega otro elemento impredecible a un mercado petrolero agitado por las señales de un resurgimiento de Covid-19.
El ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, está aumentando la presión para garantizar que se cumpla el objetivo de producción del Presidente.
«PDVSA ha construido nuevas asociaciones que le permiten aumentar la producción», dijo Antero Alvarado, socio gerente de la consultora Gas Energy Latin America.
La empresa, con problemas de liquidez, «también está pagando a las empresas de servicios. Todo esto en un entorno de altos precios del petróleo, las sanciones y los socios tradicionales que no pueden cobrar las deudas de PDVSA».
Para el ojo inexperto, las cosas no han cambiado mucho en la Faja del Orinoco de Venezuela. La zona sigue siendo una sombra del otrora próspero centro que convirtió a este país sudamericano en un gigante energético mundial.
Los vehículos que solían transportar los equipos pesados a las zonas de perforación han desaparecido en gran medida. Los almacenes de propiedad extranjera esán cerrados y se están deteriorando. Los grandes camiones de volteo retumban por las carreteras llenas de baches, transportando chatarra por toneladas: oleoductos desmantelados para ser vendidos en el extranjero.
Pero a corto plazo, la táctica de PDVSA para aumentar la producción parece estar funcionando, aunque lentamente. La extracción de 908.000 barriles diarios se acerca a la de Omán, un exportador de petróleo menor entre sus pares de Oriente Medio. En la época dorada de los años 90, en comparación, Venezuela bombeaba más del triple de esa cantidad.
Los cargamentos de crudo venezolano en noviembre superaron el medio millón de barriles diarios por primera vez en un año. Aunque no está claro a dónde se enviará el petróleo, millones de barriles de crudo del país han aterrizado subrepticiamente en China, a través de tácticas que incluyen transferencias de barco a barco en alta mar, empresas ficticias y señales de satélite silenciadas.
Muchas de las empresas que perforan para PDVSA trabajan de forma irregular, dada su falta de músculo financiero y la demora en los pagos en efectivo de la productora estatal, según fuentes enteradas. La empresa sigue lastrada por años de mala gestión, escasa inversión de socios extranjeros y el peso de las sanciones económicas de Estados Unidos puestas en marcha bajo la administración de Donald Trump.
Aun así, los contratistas se han mantenido en el terreno. Es una mejora respecto a los dos años anteriores, cuando PDVSA ofrecía pagar en crudo o combustible a pesar de las complicaciones que las sanciones creaban para esas transacciones.
PDVSA se está concentrando en los campos petrolíferos que están en relativa buena forma, muchos de los cuales fueron construidos y financiados por socios extranjeros que desde entonces han detenido el trabajo debido a las sanciones al régimen de Maduro.
El ministro de Petróleo, El Aissami, es un visitante frecuente del complejo industrial de Jose de PDVSA en el oriente de Venezuela, que procesa el crudo que está listo para la exportación. Después de años de deterioro, el complejo ha recibido algunas mejoras cosméticas recientes: caminos repavimentados, tanques renovados y la eliminación de la maleza que había invadido algunas de las instalaciones.
Algunos observadores se preguntan si Venezuela puede mantener el aumento de la producción de petróleo. La extracción constante de más de 750.000 barriles diarios es «un reto para PDVSA», dijo Alvarado, con frecuentes incendios y otros percances que amenazan con reducir el suministro.
El suministro regular de condensado iraní también es clave. Ese crudo ligero permite a PDVSA trasladar el petróleo pesado que se bombea de la Faja del Orinoco a las plantas de mezcla cerca de la costa, donde puede ser mejorado a un grado más comercial y enviado a los mercados.
Desde julio han llegado a Venezuela tres cargueros con 4,6 millones de barriles de condensado de la nación persa. PDVSA no ha dicho si vendrán más barcos, pero según la agencia de noticias semioficial iraní Tasnim, Teherán ha instado a una mayor cooperación entre los dos países en materia de petroquímica y refinación.
Mientras PDVSA se concentra en los campos petrolíferos que están en buen estado, decenas de otros yacimientos permanecen cerrados. La empresa aún puede «canibalizar» las instalaciones, desarmando tuberías, motores y otros equipos que puede vender para financiar sus operaciones. Mientras eso ocurra, el resurgimiento del país como superpotencia petrolera seguirá siendo un sueño lejano.
Si PDVSA puede conseguir suficientes envíos de condensado iraní, «hay una alta probabilidad de que pueda seguir aumentando la producción de crudo», dijo David Voght, director gerente de la consultora IPD Latin America.
«Sin embargo, la empresa podría acabar siendo víctima de su propio éxito cuando la creciente producción se encuentre con ciertas limitaciones de infraestructura y operativas, lo que podría afectar a la calidad del crudo y, en consecuencia, a la posibilidad de exportarlo».
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