Con un avión SuperTanker Boeing 747 y helicópteros peruanos y franceses, el gobierno boliviano intenta sofocar los incendios forestales que ya arrasaron 1,2 millones de hectáreas de bosques y pastizales y que se reavivaron en las últimas horas.
«Va a continuar el trabajo del SuperTanker Boeing 747, con cuatro descargas, y lo mismo con los dos helicópteros del Perú y los helicópteros franceses que desde ayer (viernes) están operando», declaró Oscar Cabrera, viceministro de Defensa Social a la red de medios estatales.
A esa ofensiva se sumarán las avionetas y helicópteros militares bolivianos y los equipos terrestres conformados por efectivos militares, policiales, bomberos y voluntarios.
En lo inmediato, el trabajo se focalizará en Roboré (sudeste) donde se requiere un trabajo más técnico para extinguir las llamas.
Este titánico esfuerzo será reforzado la próxima semana con un avión cisterna ruso y con equipos que están llegando de Argentina para intervenir en regiones de topografía más complicada.
La estrategia «es una combinación de aire y tierra. No es suficiente la descarga de agua, hay que hacer trabajos en tierra para liquidar el fuego», remarcó Cabrera, quien precisó que se precede a un constante monitoreo de la temperatura, la humedad y el comportamiento de los vientos para evitar que el fuego se salga de control.