Bolsas CLAP: Testimonios de la lucha por la cesta básica
Las bolsas CLAP parecen ser la nueva “sorpresita”, y es que su precio, su contenido y hasta la fecha de su distribución son tan inciertos como inesperados para quienes las reciben. Al parecer estos procesos quedan en las manos de los consejos comunales y ciertos voceros de la zona, no hay reglamentos ni métodos unificados, a las personas se les cobra por la bolsa, por el transporte y por la logística, los precios no están estandarizados y el espacio para el guiso y el chanchullo está garantizado.
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Estas son las historias de tres venezolanas de distintos sectores de Caracas que han tenido la oportunidad de tener un encuentro cercano del tercer tipo con estos paquetes (casi chilenos)
Carla: “El consejo comunal es una mafia”
Carla es una mujer casada, trabaja y ayuda a mantener el hogar que comparte con su esposo y dos hijos. Después de tanto esperar, recibió la primera bolsa de comida de PDVAL: “Pagué un total de Bs 11.732,00. La bolsa cuesta Bs 10.000,00 y a eso debes sumarle Bs 1.000,00 que cobra el flete y Bs 732,00 que cobra la vocera por su logística. Cabe acotar que sus servicios logísticos fueron tan deficientes, que una semana después de haber efectuado el pago fue que recibimos las cosas, y eso porque la gente se empezó a molestar y amenazar con cerrar las calles”.
Carla vive en un sector de La California en donde los consejos comunales hacen de las suyas a sus anchas: “ellos nos reúnen para decirnos que las bolsas no han llegado porque la Polar está acaparando los productos, pero muy pocos de los productos que llegan son de esa empresa. Es un discurso que no se sustenta con la realidad y la gente ya no se come el cuento.
«Ese consejo es una mafia, si no estás censado no te dan tu bolsa, pero por ejemplo a mi esposo le dieron una bolsa por San Isidro, donde trabaja».
«Evidentemente él no pertenecía a ese censo, ni a ese sector, le dieron la bolsa porque pagó y porque todo es un desorden y un engaño. Ese paquete que trajo era de Mercal, que son más económicos. Pagó Bs 6.000,00 y le dieron hasta pollo. Esta bolsita que me llegó solo traía 4 arroces marca Cristal, 3 harinas de maíz marca Goyo, 2 aceites marca Diana, 2 kilos de pasta marca Mary, 2 leches importadas, una leche en polvo marca Los Andes y una mantequilla de marca rara. Demasiado caro para lo que traía y lo peor es que ya nos amenazaron con el famoso carnet de la patria, el que no lo tenga para la próxima no recibe su CLAP”.
Amalia: “El 24 de diciembre me llamaron a las 11:30 de la noche para buscar el pernil”
Amalia nació y creció en la parroquia de La Vega, comparte una casa multifamiliar con sus padres, tíos, esposo y tres hijos. Cuenta que ha recibido 5 bolsas, en junio, agosto, octubre, diciembre y enero, que en su caso se multiplican por dos por tener una familia numerosa: “Esperar que el gobierno decida cuando y como puedes comprar los alimentos de la cesta básica es una experiencia sumamente humillante. La gente espera por horas y a veces terminan entregando la mercancía de noche. Por ejemplo, en navidad, nos dijeron que organizarían una feria hallaquera en la plaza, se hicieron los locos y nunca la vimos».
«El 24 de diciembre me llamaron a las 11:30 de la noche para buscar el pernil. En mi casa decidimos no ir porque nos parecía inseguro y una falta de respeto.
«Los valientes que bajaron recibieron su comida después de las 11:00 de la mañana del día siguiente. No existe mejor experiencia que ir a un automercado y decidir lo que quieres llevar, lo que puedes pagar o no».
«Yo extraño el azúcar y la harina de maíz precocida para unas arepitas en la mañana. La gente sabe que esto no funciona, pero se cala su cola y su indignación porque es la forma más ‘segura’ de recibir sus alimentos”.
Amalia asegura que las primeras 4 bolsas, procedentes de Mercal, eran más económicas y resueltas, pero en enero las cosas cambiaron: “La bolsa de enero traía poquitas cosas de cada producto y todos eran importados de México. No había harina de maíz para arepas, sino harina de trigo para hacer tortillas, ½ kilo de leche en polvo, arroz mexicano, 800 ml de aceite, una mayonesa pequeña, caraotas, una salsita de tomate, laticas chiquitas de atún y azúcar morena. Por eso pagamos Bs 12.000,00 cuando las otras, que traían hasta carne y pollo, nos costaban entre Bs 5.000,00 y Bs 6.000,00”.
Débora: “En mi caso personal, las bolsas nos han ayudado”
Débora vive en Petare, comparte casa con su madre, padrastro, hermanito y su hijo de 3 años. Son dos familias pequeñas que lograron censarse por separado y gracias a eso, reciben dos bolsas con cierta frecuencia: “Nos llega de 15 a 20 días. Ahora tenemos un nuevo manejo en el que debemos depositar previamente a la recepción del paquete. Entre Bs 5.000,00 y Bs. 6.000,00, no más de eso».
«Nunca nos ha llegado con pollo o carne, siempre ha sido lo básico, harina, arroz, aceite, pasta, leche líquida y en polvo, a veces comino o especias. En mi casa si nos ha funcionado este sistema de las bolsas, porque es la manera de conseguir estos productos a un precio accesible. Somos pocos en casa, recibimos de a dos y con una buena frecuencia”.
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