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27/10/2023 03:52 PM
| Por Alejandro Ramírez Morón

#Exclusivo | ¿Qué pasa con la reapertura del mercado secundario de bonos venezolanos? Estos son los escenarios

El economista Benjamín Tripier y el abogado Andrés Carrasquero analizan las implicaciones de la licencia que permite transar bonos venezolanos en el mercado secundario.

#Exclusivo | ¿Qué pasa con la reapertura del mercado secundario de bonos venezolanos? Estos son los escenarios

El 18 de octubre, la Reserva Federal de EEUU tomó una decisión: levantar al gobierno del presidente Nicolás Maduro un puñado de sanciones, que incluyen a los bonos en default, como una especie de acicate para que se habiliten las condiciones en 2024 para unas presidenciales libres, transparentes y democráticas.

Juicios de valor aparte, hay que decir que entre las sanciones levantadas están las que impedían transar bonos, de la República y PDVSA en el mercado secundario; no así en el mercado primario que sigue sancionado.

De inmediato los mercados reaccionaron, y los inversores, que esperan por la reestructuración de una deuda por 60.000 millones dólares, vieron como los bonos de PDVSA subieron 10 centavos de dólar, a las primeras de cambio, hasta colocarse en torno a los 17 centavos de dólar.

Los bonos del Estado llegaron a cotizar 21 centavos de dólar, lo cual también representa un incremento de 10 centavos. Pero, hay que preguntarse: ¿Qué implica esto? Y también: ¿Qué viene ahora?

El economista Benjamín Tripier es consultor en estrategia, y socio-director de la firma NTN. “Se viene hablando hace tiempo en la situación de la deuda externa venezolana, en bonos y notas provisorias, emitidas por PDVSA y la República, que asciende a 60.000 millones de dólares, vencida desde noviembre de 2017”.

Tripier dice que luego se hicieron algunos arreglos de ciertos proveedores con PDVSA para cambiar bonos por notas provisorias. Hace 2 meses una jueza de Nueva York ordenó a PDVSA pagar 348 millones de dólares en notas provisorias.

«No pasa nada importante en la estructura de la deuda –aclara- con el levantamiento de sanciones».

La estructura de emisión de los bonos habla de Ejecutivo, no de Legislativo, por lo tanto los intentos parlamentarios por aplazar el asunto no tuvieron mayor alcance.

Benjamín Tripier presenta las opciones para los tenedores de bonos venezolanos.

«Yo podría pensar que en el siguiente mes o mes y medio, deben comenzar las demandas para asegurarse la cobranza. De una demanda lo que surge es una sentencia que le da el 200% del valor nominal, y le asigna un interés anual de 5% a los bonos»: Benjamín Tripier.

Bonos: una especie de ruleta

Tripier dice que se amplía el mercado hacia las personas estadounidenses. “Los bonos pegaron saltos importantes. Hay interés en esos bonos. El más barato se negociaba a 2 céntimos y el más caro a 9 céntimos. Pero ese valor puede pasar de 20 céntimos. Es una especie de ruleta».

«Lo más probable es que este salto se calme en un plazo breve”, desmenuza.

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Triper, quien también dirige una casa de bolsa en Venezuela, explica que Venezuela aún muy lejos de un proceso de renegociación de la deuda.

Todo documento de la OFAC se refiere a Maduro a secas, sin llamarlo presidente. Es muy difícil pensar en un proceso de reestructuración de deuda porque el actor principal sería el FMI, que también tiene a
Venezuela suspendida, relata el analista.

El mercado secundario podría reactivarse, pero hay que ver si el “over compliance” va a permitir que en el momento de registrar el cambio de custodio u operarlo, Euroclear va a aceptarlo, habla claro el economista.

“A lo mejor está suspendida la sanción, pero es imposible de operativizar”, remacha.

Una ventana para ver la reestructuración

“Se abre una ventana –sin embargo- que permite visualizar hacia dónde se podría dirigir una posible reestructuración de deuda externa”. O antes de la reestructuración el valor que podrían tener algunos bonos al momento de negociar eventuales privatizaciones, sazona el socio-director de la firma NTN Consultores.

Explica que el primer valor que puede llegar a tener un bono es el cambio por activos, lo que se llama “equity swap”. Se vende una empresa del Estado y se paga con bonos, “se van dando procesos de suavización para que, cuando llegue en el futuro un gobierno que sí pueda reestructurar la deuda, encuentre un panorama mucho más claro porque una cantidad importante de bonos ya se haya negociado contra privatizaciones.

Sobre el tema de las privatizaciones expresa que debería ponerse sobre el tapete más temprano que tarde, “porque el peso que están teniendo las empresas del Estado sobre el Presupuesto Nacional es muy elevado”, y ninguna de estas empresas produce lo suficiente como para autosostenerse.

“Inclusive PDVSA tiene algún tipo de problemas de sostenibilidad o, por lo menos, en los distintos índices financieros que se manejan”, espeta un sablazo duro.

-¿Qué viene ahora?

-Yo podría pensar que en el siguiente mes o mes y medio, deben comenzar las demandas para asegurarse la cobranza. De una demanda lo que surge es una sentencia que le da el 200% del valor nominal, y le asigna un interés anual de 5% a los bonos.

En este orden de ideas, Tripier explica que hay una especie de respaldo para el momento del vencimiento “o para –mejor dicho- la reestructuración de la deuda en cuanto a estar primeros en la lista de cobranza”, calcula.

Matemática pura y dura

El que tiene una sentencia –avanza- podría embargar, y de esa manera asegurarse la cobranza.

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“Veámoslo de esta manera: en un proceso de reestructuración futura, con el FMI de por medio –funcionando como garante- el acuerdo que se haga finalmente implique que la deuda va a significar –digamos- 25% del PIB de Venezuela, que hoy es de 60.000 millones de dólares», inicia la explicación el experto.

«Pongamos por caso que al momento de reestructurar el PIB ya sea de 100.000 millones de dólares y el FMI establece que para empezar a hablar de reestructuración la deuda no debe sobrepasar 25% del PIB, o sea, 25.000 millones de dólares. La deuda en este momento debe rebasar los 150.000 millones de dólares (entre capital e intereses)», sigue Tripier.

Y llega a la conclusión: «Entonces, hacer encajar 150.000 millones de dólares en 25.000 millones de dólares, implicaría honrar 15 o 18% del valor de la deuda”.

Cuando hay poca plata para mucho valor nominal en deuda los primeros “en la cola van a ser aquellos que tengan una sentencia favorable. Si no les pagan, se produce el embargo. Después vendrán aquellos que tengan algún elemento de calificación y, finalmente, aquellos que no demandaron y tienen montos pequeños, y quedará a la buena voluntad del gobierno de turno cuánto se le pagará”.

Las 4 opciones de los tenedores de bonos

De todo lo anterior –puntualiza el economista Benjamín Tripier- se desprende que los tenedores de bonos tienen 4 opciones para ir al mercado secundario. Veamos:

a) Se pueden quedar con los bonos a ver qué pasa, ni demanda, ni hace nada. Entonces vienen los que están la final de la cola.
b) Se quedan con los bonos pero demandan por cuenta propia (las demandas suelen ser muy caras).
c) Vender los bonos para sacar provecho a que están en un precio alto, y que –inclusive con el descuento para venderlos inmediatamente-, actualmente estarían mucho más altos que la semana pasada.
d) Vender sus derechos a un fondo, como el Fondo Copérnico, que vende participaciones, las cuales se pagan con bonos a valor de mercado.

Para Tripier ese el panorama que los inversionistas tienen por delante. Y vuelve sobre las privatizaciones.  “Hay empresas del Estado que quedaron ya obsoletas y es preferible montar una plata nueva”.

Expone que todo esto lo tiene claro el gobierno de Venezuela, porque de otra forma no hubiese intentado suspender los plazos de prescripción.

Andrés Carrasquero, abogado, señala que el mercado secundario de bonos no estaba cerrado del todo.

Un tenedor «puede vender en el mercado secundario, pero, de momento, no va a obtener pago. Esto por la situación de default con respecto a su deuda pública externa en que está el gobierno»: Andrés Carrasquero, abogado.

Carrasquero: Mercado secundario de bonos no estaba cerrado «del todo»

De su lado de la cancha, Andrés Carrasquero es abogado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), investigador de CEDICE Libertad (Observatorio de Gasto Público) y socio de la firma ESCG Abogados, entre otras altas credenciales.

Carrasquero comienza por decir que las dos licencias de la OFAC que permiten transar bonos de la República y de PDVSA son las licencias 3I y 9H.

Antes de estas licencias, las transacciones de bonos en el mercado secundario no estaban 100% prohibidas. Las que estaban prohibidas eran las que involucraban a una persona de EEUU o aquellas en las que la transacción estaba vinculada de alguna manera con el territorio de esa Nación”, rompe el hielo.

El analista comenta que se dice en los corrillos económicos que desde hacía tiempo personas de EEUU o cuyas transacciones estaban asociadas al territorio del gigante del norte, estaban presionando para que se les permitiera transar bonos venezolanos en el mercado secundario.

Pensaban que se les estaba dando un trato discriminatorio, dice.

“El efecto inmediato de las ya mencionadas licencias es que el precio de los bonos –que estaba muy bajo- subió. Por ejemplo, los bonos de la República –la primera semana- llegaron a estar a un valor de 20 centavos de dólar. Es decir, 20% de su valor facial, y algunos de PDVSA subieron a 15 o 17 centavos de su valor facial; antes de ello el valor era tres veces menos, en algunos casos”, ofrece una declaración pormenorizada.

-¿Qué puede hacer, en estos momentos, un tenedor de bonos de Venezuela o PDVSA?

-Los puede vender en el mercado secundario, pero, de momento, no va a obtener pago. Esto por la situación de default con respecto a su deuda pública externa en que está el gobierno. Si compras bonos a un buen precio, sería pensando en un proceso de reestructuración de la deuda, pero esto no luce muy posible.

El gobierno sigue bajo sanciones

Adicionalmente, es importante recordar que el gobierno sigue estando sancionado, y otro obstáculo para una reestructuración de la deuda es que participen las multilaterales como el FMI o el BID, y hasta ahora estas dos multilaterales han sido opacas con respecto a Venezuela.

Consultado en torno a la prescripción de estos bonos, “esta figura se refiere al lapso máximo que tendrían los tenedores de bonos para presentar sus reclamos judiciales contra Venezuela”, abre un paréntesis tenso y peligroso.

Y prosigue: “Acá hay que separar el lapso de prescripción del capital y los intereses. El lapso de prescripción del capital debería contarse a partir del vencimiento del bono, y los intereses cada mes. El lapso de prescripción es de 6 años”.

El abogado Carrasquero relata que en marzo de este año Venezuela y PDVSA unilateralmente sellaron un acuerdo con tenedores de prorrogar los lapsos de prescripción.

El experto sostiene que se está avanzando en la reestructuración de la deuda, y la “OFAC ha dicho que depende de las acciones del gobierno para el restablecimiento de la democracia”, remata.

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