Brasil recae en la recesión con descenso récord de 9,7% en segundo trimestre
Brasil volvió a entrar en recesión tras una caída récord de su PIB del 9,7 % en el segundo trimestre de este año frente a los tres meses anteriores, golpeado por las medidas de aislamiento para contener la pandemia de coronavirus, según informó este martes el Gobierno.
El resultado supone la mayor caída trimestral del Producto Interno Bruto (PIB) ya registrada en el país desde el inicio de la serie histórica, en 1996, y está dentro de las previsiones de los analistas económicos, que ya esperaban un hundimiento histórico.
En relación con el mismo periodo de 2019, la economía brasileña se desplomó un 11,4 %, un descenso también inédito hasta la fecha, según el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Además, el Gobierno revisó a la baja el desempeño del PIB en el primer trimestre, cuando el país apenas comenzaba a sentir los efectos de la COVID-19, desde el -1,5 % hasta el -2,5 %, con respecto a los tres meses anteriores.
Con esa secuencia de dos trimestres consecutivos en negativo, la mayor economía suramericana se declaró oficialmente en «recesión técnica» y acumula una retracción del 5,9 % hasta junio.
El PIB brasileño está actualmente al mismo nivel que a finales de 2009, cuando lidiaba con los efectos de la crisis financiera global. El ministro de Economía, el liberal Paulo Guedes, restó importancia a esta caída histórica y dijo que es el «sonido» de «un pasado distante» porque el país «ya está volviendo» a crecer.
Los operadores económicos esperan que Brasil retome el vuelo en el segundo semestre, aunque aún hay una gran incertidumbre sobre cómo será esa recuperación en vista de la evolución de la pandemia, que deja ya más de 121.000 muertes, 3,9 millones de infectados y aún sigue fuera de control en algunas regiones del territorio.
No obstante, esa reacción no impedirá que el gigante latinoamericano cierre 2020 con una recesión histórica, que algunos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, sitúan entre el 8 % y el 9 %, y el Gobierno en el 4,70 %.
– Industria y servicios caen, el campo resiste –
El batacazo en el segundo trimestre coincide con el periodo en el que los estados y municipios brasileños adoptaron las medidas más rígidas de distanciamiento para evitar la diseminación del virus, aunque a partir de junio, todavía con los casos y muertes el alza, iniciaron la flexibilización.
La paralización de las actividades hundió la industria y los servicios, con caídas históricas del 12,3 % y del 9,7 %, respectivamente, frente a los tres primeros meses del año. Esos dos sectores, sumados, representan el 95 % del PIB del país.
La actividad agropecuaria, sin embargo, se mantuvo en positivo y creció un 0,4 %, impulsada principalmente por la producción de soja y café.
Por otro lado, la inversión bajó un 15,4 %, y el consumo de las familias, otro de los motores económicos, lo hizo un 12,5 %.
La irrupción del coronavirus ha enterrado por completo la tímida recuperación que el país experimentó entre 2017 y 2019, cuando creció a un ritmo de alrededor de un 1 % anual.
Esos tres años de expansión fueron insuficientes para revertir la aguda recesión vivida en 2015 y 2016, cuando el PIB brasileño cayó unos siete puntos porcentuales.
El Gobierno de Jair Bolsonaro alegó que la «fuerte retracción» del PIB brasileño en el segundo trimestre de 2020 fue menor en comparación con las principales economías del mundo y otras emergentes «como Chile y México».
También defendió que las medidas adoptadas para mitigar los efectos de la pandemia, como la ayuda a empresarios para completar la nómina de sus empleados y un subsidio para los trabajadores informales, desempleados y las familias más carentes, «limitaron un deterioro más agudo de la economía».
– Preocupa la situación fiscal: deuda récord y déficit disparado –
En ese análisis coincide el economista Emerson Marçal, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), quien, por otro lado, alertó de que esa política asistencialista no podrá mantenerse «eternamente» debido a la delicada situación fiscal del país.
Este mismo martes, poco después de conocerse el dato del PIB, Bolsonaro anunció la prórroga hasta final de año de ese auxilio extraordinario destinado a las capas más vulnerables de la sociedad, si bien redujo a la mitad su valor hasta los 300 reales (unos 55 dólares).
La distribución de ese beneficio, que ya ha llegado, según el Gobierno, a 66 millones de personas en un país con una población de 212 millones de habitantes, ha disparado la popularidad del jefe de Estado hasta el 37 %, la más alta desde empezó su mandato en 2019.
«El problema es que vamos a salir de esa situación con una deuda mayor, lo que traerá restricciones para la retomada de la economía brasileña más adelante», explicó a Efe Marçal, coordinador del Centro de Macroeconomía Aplicada de la FGV.
Brasil cerró 2019 con una deuda pública bruta equivalente al 75,8 % del PIB y en julio pasado ya era del 86,5 %. Por otro lado, el déficit fiscal nominal alcanzó el 16,30 % del PIB entre enero y julio, frente al 5,91 % que registró en el mismo periodo de 2019.
El desempleo también crece sin parar y llega ya al 13,3 %, lo que significa que 12,8 millones de personas están en busca de un empleo.
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