Bruselas hace descarrillar la fusión entre Alstom y Siemens
La Comisión Europea rechazó este miércoles la fusión de la empresa ferroviaria alemana Siemens y de su rival francesa Alstom, desoyendo así los llamados a autorizarla para enfrentar la competencia de China.
«Esta concentración habría implicado un alza de precios para los sistemas de señalización que aseguran la seguridad de los pasajeros y para las futuras generaciones de trenes de alta velocidad», aseguró la comisaria europea de la Competencia, Margrethe Vestager.
La fusión, anunciada con bombos y platillos en 2017, fue recibida como el nacimiento de un campeón industrial europeo muy necesario, una especie de Airbus en el sector ferroviario frente a la competencia china.
Pero tras meses de investigación, la Comisión rechazó la operación, al considerar además que «las partes no han propuesto suficientes medidas correctoras para remediar» los problemas señalados por Bruselas.
El veto, que se esperaba en los últimos días, había enfurecido a París, donde los ministros presionaron duramente a favor de la fusión, considerándola como una medida necesaria para competir con la CRRC china, apoyada por Pekín.
El director general de Siemens, Joe Kaeser, que la semana pasada aseguró que «tecnócratas retrógrados» frustrarían la operación, lamentó la decisión y urgió a Europa a llevar a cabo una «reforma estructural».
«La protección de los intereses de los clientes a nivel local no debe significar que Europa no pueda estar en igualdad de condiciones con países líderes como China, Estados Unidos y otros», aseguró.
– Alstom entierra la fusión –
Vestager defendió en rueda de prensa la decisión asegurando que «ningún proveedor chino ha participado hasta ahora en una oferta pública en Europa para vender su señalización, ni suministra un tren de alta velocidad fuera de China».
El grupo francés anunció por su parte que entierra su proyecto con Siemens. «Alstom se concentrará a partir de ahora en continuar con su crecimiento como líder mundial del sector de la movilidad», indicó en un comunicado.
El veto de Bruselas deja una marca personal en Vestager a los ojos de Francia y Alemania, después de ser considerada durante años una estrella en ascenso de la UE.
La comisaria europea fue aclamada como una heroína europea después de enfrentarse a los gigantes tecnológicos estadounidenses Google, Facebook y Apple.
En la estela de estos sonoros anuncios, Vestager podría estar llamada a asumir un papel más importante en Bruselas tras las elecciones europeas de mayo.
La Comisión Europea cree que esta alianza aplastaría a los grupos más pequeños y aumentaría los precios para las empresas ferroviarias, con la fusión en una posición dominante para la venta de trenes de alta velocidad, entre otros.
– ‘Tecnócratas testarudos’ –
Las autoridades de la competencia de Reino Unido, Países Bajos, Bélgica y España apoyaron firmemente a Vestager, temerosos del aumento de los costos de sus ferrocarriles nacionales.
Los partidarios de la operación querían no obstante que la comisaria mirara más allá de Europa hacia el auge del CRRC, entidad nacida de la fusión de empresas chinas, antes de que sea demasiado tarde.
«¿No hay áreas como la aviación, los ferrocarriles o los bancos en las que se debería tomar como referencia el mercado mundial en lugar del europeo?», había dicho el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier.
Altmaier aseguró este miércoles la voluntad de Francia y de Alemania de cambiar las reglas de competencia de la UE. Antes de hacerse pública la decisión, su par francés, Bruno Le Maire, había calificado de «error» que la Comisión no aceptara la fusión.
Atrapado en una tormenta política, el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, defendió el martes su política de competencia y, en una aparente respuesta a Kaeser, cargó contra quien dice que su institución está compuesta de «tecnócratas ciegos, estúpidos y testarudos».
La propuesta de fusión era crear un gigante ferroviario con operaciones en 60 países y una facturación anual de 15.600 millones de euros (17.800 millones de dólares).
Los ingresos anuales de CRRC de unos 26.000 millones de euros superan a los de los tres pesos pesados occidentales Bombardier, Siemens y Alstom, estimados en unos 8.000 millones anuales cada uno.
El constructor ferroviario canadiense Bombardier celebró la decisión de Bruselas, ya que la operación de sus rivales habría «comprometido gravemente la salud y la competitividad del conjunto del mercado ferroviario europeo».
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