Caraqueños intentan mantener tradiciones navideñas en medio de la crisis
Cuando solo restan cuatro días para las celebraciones navideñas los caraqueños parecen divididos en torno a si es o no posible festejar en medio de la acuciante crisis que atraviesa Venezuela y que ha llevado a muchos a evitar el «lujo» de una celebración.
En las calles caraqueñas son escasas las decoraciones que caracterizan la época, tanto como el ánimo de algunos ciudadanos.
El ingeniero Armando Holguín, de 53 años, explicó a Efe que la situación «es peor que el año pasado» y no tiene nada que ver con años anteriores cuando «se veía ese movimiento económico donde la gente salía a comprar».
Para Holguín, «ya no existe esa alegría» que considera era representativa de los venezolanos anteriormente cuando, recuerda, se comenzaba a decorar y festejar desde octubre y «se veía que el ambiente cambiaba, ahora nada, ya estamos finalizando el mes y sinceramente no se siente para nada (ambiente navideño)», lamentó.
La tradicional cena navideña también peligra en las mesas venezolanas «porque todo está tan caro que ya es muy difícil» adquirir los productos necesarios, según Holguín.
Otras tradiciones como los intercambios de regalos también han quedado relegadas por la situación económica.
La médico cirujana Aby Ovalles de 24 años detalló que en las últimas navidades en su familia los intercambios han sido con golosinas «que es lo más accesible».
Para ella tampoco «se siente» ambiente festivo «por la falta de todo».
«La falta de hallacas» (plato típico navideño que consiste en un bollo relleno de varios tipos de carne, aceitunas, alcaparras y pasas, ingredientes que no se consiguen o se encuentran a precios elevados), (la falta de) alegría, tranquilidad, paz», son, según Ovalles, el catalizador del desánimo de la población.
La situación, agrega, no muestra signos de mejora de cara al 2019.
«Pasé un año en la Gran Sabana (Bolívar, sur) y volver a Caracas fue un ‘shock’ para mí, porque todo ha cambiado 100% (…) el cambio de lo que fue enero a lo que es ahora ha sido increíble: la inflación, todo, y no me imagino cómo vamos a estar en enero», comentó.
Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta, atraviesa una acuciante crisis económica que se expresa en escasez e hiperinflación, un indicador que llegará a 10.000.000% en 2019 según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para hacer frente a esta situación, Maduro lanzó en agosto pasado un paquete económico con medidas como incrementos salariales exponenciales, una reforma tributaria y una reconversión monetaria, que instauró a su vez un nuevo cono monetario.
Estas medidas, según la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras), principal patronal del país, hicieron que el año 2018 cierre con un «resultado devastador» como consecuencia de «un modelo político que tiene como objetivo la destrucción de las libertades económicas, de la empresa privada y la libre iniciativa».
Efe pudo constatar en un recorrido por el este de la capital venezolana que pocas edificaciones y viviendas lucen ornamentos, tampoco las avenidas principales, que solían ser adornadas en toda su extensión por las autoridades, muestran cara festiva.
Sin embargo en el centro de la ciudad, donde se asientan los principales poderes públicos e históricamente bastión del chavismo gobernante, el panorama cambia.
En las inmediaciones del Palacio Legislativo, sede del Parlamento, fue instalada con el patrocinio de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) una feria navideña en la que artesanos ofrecen sus productos a «precios solidarios».
Una de estas ofertas es la de Rebeca Guevara, de 21 años, quien vende muñecas hechas de tela y otras tejidas cuyos precios oscilan entre 3.500 y 7.000 bolívares (entre 7 y 15 dólares), montos que, comenta, los clientes consideran «accesibles».
La compras durante esta temporada se han convertido en protagonistas del mensaje del gobierno de Nicolás Maduro desde 2013 cuando se inició una medida de fiscalización e imposición de precios y descuentos en tiendas de ropa, zapatos y juguetes.
Desde entonces casi se ha vuelto una tradición las largas colas a las afueras de tales comercios y este año no ha sido la excepción aunque el ministro de Comercio, Willian Contreras, ha dicho que en esta ocasión no es cierto que se esté obligando a los comerciantes a rebajar los precios.
Con todo, esta Navidad será para la mayoría de los venezolanos, y como nunca antes, sinónimo de austeridad, pues llegará arropada por una espiral hiperinflacionaria, con un índice de precios que cerrará 2018 en 2.000.000% según datos del Parlamento.
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