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CEO de Wells Fargo renuncia por escándalo de cuentas
Wells Fargo acaba de anunciar que su consejero delegado y presidente del consejo de administración del banco, John Stumpf abandonará la compañía de forma inmediata. Stumpf será reemplazadopor el presidente y director de operaciones del banco, Timothy J. Sloan, quien ya se perfilaba como su sucesor cuando éste se jubilase en el futuro.
Por su parte, Stephen Sanger, hasta ahora presidente independiente asumirá el papel de presidente del consejo de administración mientras que Elizabeth Duke, miembro del directorio actual y ex gobernadora de la Reserva Federal, se convertirá en vicepresidenta del mismo.
Recordemos que Wells Fargo ya había suspendido parte del sueldo este año a Stumpf, incluyendo su bonus y alrededor de 41 millones de dólares en opciones sobre acciones de la entidad financiera. La polémica generada por la creación de cuentas falsas para cumplir con los estrictos objetivos impuestos por el banco también ya se cobró su primera víctima entre los directivos de la compañía hace unas semanas cuando Carrie Tolstedt, quien dirigió a división que creó dichas cuentas falsas, anunció que abandonaba la entidad justo un año antes de su jubilación.
El banco con sede en San Francisco ha llevado a cabo durante un período de al menos cinco años uno de los mayores fraudes bancarios de Estados Unidos al incurrir en prácticas como abrir hasta dos millones de cuentas falsas suplantando la identidad de clientes que no las habían solicitado o despedir a empleados que se habían negado a cometer estas acciones ilegales. Wells Fargo se comprometió a pagar a comienzos de septiembre un total de 185 millones de dólares de multa por estas operaciones.
Durante los últimos cinco años, muchos de los clientes de Wells Fargo habían notado como las tarifas que cobraba la entidad por la apertura y manutención de sus cuentas han incrementado como paliativo tras la caída de la rentabilidad de la industria. Un hecho arraigado entre la banca comercial estadounidense pero que en el caso de la entidad con sede en San Francisco se vio ensombrecido por la apertura de millones de cuentas sin autorización de sus usuarios.
Una situación que se trasladaba hasta 2011 y que desde entonces se ha cobrado el despido de un total de 5.300 empleados del banco y una multa de 185 millones de dólares de los que la mayor parte (100 millones) fueron desembolsados al Buró de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés). «Los trabajadores de Wells Fargo abrieron secretamente cuentas sin autorización para cumplir con los objetivos impuestos por la compañía y recibir las bonificaciones asociadas», explicó a comienzos de septiembre la agencia federal en un comunicado.
Tanto la Fiscalía de Los Ángeles, que recibió 50 millones de la multa total, como la Oficina del Controlador de Divisas, que se hizo con 35 millones de la sanción a pagar por Wells Fargo, explicaron en su demanda que «las estrictas cuotas que los banqueros debían alcanzar provocó que los gerentes degradasen y amenazasen a sus empleados para satisfacer niveles en muchos casos inalcanzables». En este sentido se señaló que estos objetivos no eran sostenibles ya que en buena parte de las ocasiones las oficinas no recibían los suficientes clientes a diarios para conseguir dichos niveles mediante medios tradicionales.
Es entonces cuando muchos empleados optaron por poner en práctica una táctica conocida como «pinning». La técnica permite que el banquero en cuestión autorice una tarjeta de débito, activando personalmente el código PIN de la misma, normalmente con cuatro ceros, sin necesidad de contar con la autorización del cliente. De esta forma el trabajador podía, entre otras opciones, activar una cuenta online a nombre de un cliente ya existente sin necesidad de su autorización y utilizando una cuenta de correo genérico, como 1234@wellsfargo.com, para no levantar las sospechas del usuario. Cada nueva cuenta de banca onlline contabilizaba de cara a las metas impuestas por el banco para agraciar a sus empleados con las respectivas bonificaciones.
«Wells Fargo creó un programa de incentivos de compensación que permitió a sus empleados dedicarse a prácticas de ventas poco limpias, y parece que el banco no monitoreó con cuidado el programa», dijo el director de CFPB Richard Cordray. El procurador de Los Angeles, Mike Feuer, calificó como «indignante» y una «gran violación de confianza» el comportamiento de Wells Fargo. «Los consumidores deben poder confiar en sus bancos», señaló.
Estas controvertidas e ilegales prácticas fueron desveladas originalmente por el rotativo Los Angeles Times en 2013. La serie de historias, producto de una investigación del diario, llevó a la fiscalía de Los Ángeles a demandar a Wells Fargo.
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