ChatGPT, la última aplicación fuera de serie de Silicon Valley está haciendo que los inversionistas se apresuren a encontrar la próxima ‘pepita de oro’ en la Inteligencia Artificial (IA) generativa, la tecnología que algunos aclaman como el inicio de una nueva era.
Por décadas, la IA se ha hecho cada vez más presente en la vida diaria, pero el lanzamiento en noviembre del robot conversacional de la compañía emergente OpenAI marcó un punto de inflexión en la percepción general del público y de los inversionistas.
«De vez en cuando tenemos plataformas que emergen y dan como resultado una explosión de nuevas empresas. Vimos esto con internet y los móviles, y la IA podría ser la próxima plataforma», explicó Shernaz Daver de la empresa de inversiones Khosla, con sede en California.
La IA generativa, de la que ChatGPT es un ejemplo, navega a través de océanos de datos para entregar contenido original -una imagen, un poema, un ensayo de 100 palabras- en segundos y con una simple solicitud.
Desde su discreto lanzamiento a fines de noviembre, ChatGPT se ha convertido en una de las aplicaciones de más rápido crecimiento jamás vistas e hizo que Microsoft y Google aceleraran proyectos que hasta ahora habían sido celosamente guardados por temores de que la tecnología no estuviera lista para el uso del público.
«Solo cinco días después de su lanzamiento, un millón de usuarios utilizaban ChatGPT, un crecimiento 60 veces más rápido que Facebook en alcanzar el millón de usuarios», dijo Wayne Hu, socio de SignalFire, otra firma de capital de riesgo.
«De repente, todos los inversionistas están hablando de cómo ChatGPT podría eliminar millones de puestos de trabajo calificado, cambiar radicalmente industrias de billones de dólares y modificar fundamentalmente la forma en la que aprendemos, consumimos y tomamos decisiones«, agregó.
La explosión de la IA generativa llega en un momento por demás sombrío para el sector tecnológico, con decenas de miles de despidos en cascada en las compañías más grandes del mundo, así como en otras más pequeñas que luchan por sobrevivir.
«Mientras que otras categorías (de empresas) se enfrentan a una contracción de sus valoraciones y buscan capital, las compañías de IA generativa no lo hacen» acotó Daver.
Por su parte, Hu explicó que los valores de mercado para las compañías de IA generativa se han disparado, mientras que se han contraído para todas las demás.
«Difícil de mantener»
OpenAI, la empresa que creó ChatGPT, fue valorada por Microsoft en cerca de 30.000 millones de dólares a pesar de que sigue quemando dinero a gran velocidad, dijo Hu.
Los emprendedores que se especializan en IA generativa dicen que ya no necesitan gritar para llamar la atención en la búsqueda de capital ni ahondar en los detalles de lo que tratan de ofrecer.
«Esto ha ayudado mucho», sostuvo Sarah Nagy, fundadora de Seek AI, una empresa emergente que permite a usuarios inexpertos extraer información técnica de bases de datos usando consultas en lenguaje cotidiano.
«Antes de ChatGPT… Tenía que explicar lo que es la IA generativa, y por qué es importante», recalcó.
Ahora el apetito por capacidades similares a las de ChatGPT parece ilimitado, y no solo de parte de los inversionistas.
«La demanda de los usuarios se ha incrementado bastante» afirmó Nagy. «Es incluso difícil de mantener, pues seguimos siendo una empresa pequeña».
La emprendedora quiere hacer crecer su equipo, y de acuerdo con Daver, mientras la tendencia es a los recortes, «actualmente nosotros estamos contratando» en el sector de IA generativa.
En las últimas semanas, las gigantes tecnológicas especialmente han aparecido en las noticias, sobre todo Microsoft, socio e inversionista de OpenAI, seguida por Google, que trata de mantenerse.
Pero a su sombra, una galaxia de nuevas empresas también tienen ideas que ofrecer.
Otros ejemplos recientes con rondas de financiamiento incluyen a la empresa californiana Kognitos, la cual busca automatizar las tareas administrativas, así como la plataforma de diseño Poly, capaz de generar mapas o gráficos tridimensionales en segundos.
Además de los fondos de riesgo convencionales, las gigantes de tecnología están al acecho, como Google, que acaba de invertir 300 millones de dólares en la compra del 10% de Anthropic y su chatbot Claude.
Hu opina que la «fiebre del oro» de ChatGPT podría no tener precedentes y expandirse mucho más allá de la IA generativa porque la tecnología misma minimiza la necesidad de un programador de códigos o de un diseñador para ejecutar ideas.
«Ahora ya no necesitas un doctorado en Stanford en informática: cualquier desarrollador puede crear algo impresionante sobre ChatGPT y otros modelos básicos en un fin de semana«, explicó.
«Esta ola de IA puede ser más grande que la de los móviles o la nube, y más en la escala de algo como la Revolución Industrial que cambió el curso de la historia humana», aseguró Hu.
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