El mes pasado, Pekín empezó a desmantelar la restrictiva estrategia de covid cero basada en confinamientos, pruebas masivas y cuarentenas, que permitió contener el virus, pero también frenó la economía y provocó importantes protestas.
Este domingo, los primeros viajeros que llegaban mostraban su alivio por no tener que llevar a cabo estas cuarentenas obligatorias.
En el aeropuerto internacional Pudong de Shanghái, una mujer llamada Pang dijo a la AFP que estaba muy ilusionada con el cambio.
«Es un paso necesario creo. El covid se ha normalizado ahora y después de estos obstáculos, todo será fácil», dijo.
Desde marzo de 2020, las personas que entraban al gigante asiático debían aislarse en instalaciones gubernamentales, primero por un plazo de tres semanas que se fue reduciendo hasta cinco días en noviembre.
Después de anunciarse el fin de esta medida, los chinos se apresuraron a comprar viajes al extranjero.
El esperado repunte de visitantes llevó a numerosos países a imponer test de covid-19 obligatorios para los viajeros del país más poblado del mundo, que se enfrenta a su peor brote epidémico hasta la fecha.
Y la situación se prevé peor ante la celebración del Año Nuevo Chino a finales de mes, que provocará millones de viajes de pobladores urbanos a zonas rurales para visitar a familiares a menudo mayores.
«Como en el pasado»
China dijo que las restricciones impuestas por Estados Unidos, Japón o países de la Unión Europea (UE) son «inaceptables», pero al mismo tiempo exige test de covid a los pasajeros entrantes y sigue bloqueando en gran medida a turistas y estudiantes internacionales.
Las autoridades también trataron de sofocar las críticas a esta salida del covid cero. La red Weibo, similar a Twitter, indicó que había vetado recientemente 1.120 cuentas por «ofensas contra expertos y académicos».
En el suroeste del país, trabajadores se enfrentaron a la policía en una fábrica de kits de test covid, según un video difundido el domingo en las redes sociales.
Un hombre que publicó un video de los hechos, ocurridos según imágenes geolocalizadas por la AFP en una zona industrial de Chongqing, señaló que muchos trabajadores no habían sido pagados.
En el aeropuerto de Pekín, las barreras que solían separar las llegadas internacionales y domésticas fueron retiradas, al igual que el personal sanitario en trajes blancos de protección.
En el vestíbulo, una mujer esperaba a una amiga que estudia en Hong Kong. «Es tan fantástico, no nos hemos visto en tanto tiempo (…) Hace un año», decía Wu, de 20 años, a la AFP.
En Shanghái, un hombre llamado Yang llegaba despistado de Estados Unidos. «No tenía ni idea» de la nueva normativa, dijo a la AFP.
«Me hubiera considerado extremadamente afortunado si tuviera que aislarme por dos días, pero resulta que no tengo que hacer cuarentena ni papeleo. Simplemente hemos salido, como en el pasado», explicó.
«Estoy bastante feliz de no tener que estar en cuarentena. ¿Quién quiere estar en cuarentena? Nadie», afirmó otra mujer que no quiso dar su nombre a la AFP.
La cuarentena «insoportable»
En la ciudad semiautónoma de Hong Kong, al sur de China, también se relajaron las medidas en la frontera, casi cerrada desde 2020.
La golpeada economía de este centro de negocios necesita reconectar con su principal fuente de crecimiento y muchas familias separadas a ambos lados de la frontera anhelan reunirse para el Año Nuevo Lunar.
Unos 410.000 residentes en Hong Kong han previsto viajar al norte en estos dos próximos meses. Y unas 7.000 personas del continente iban a trasladarse al sur el domingo, según datos oficiales.
En el punto de control de Lok Ma Chau, junto a la ciudad de Shenzhen, un estudiante de posgrado de China continental se mostró satisfecho de poder cruzar sin restricciones.
«Estoy contento de no tener que estar en cuarentena. Era insoportable», dijo a la AFP Zeng, quien explica que en 2022 tuvo que estar encerrado durante 21 días en una habitación, con mala conexión de internet.
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