China, una oportunidad para el sector financiero internacional en 2018
China despide 2017 en una nueva senda aperturista de su economía que se dirige a un cambio de su modelo de crecimiento, la lucha contra el endeudamiento excesivo y la apertura de su valioso sector financiero a la inversión internacional.
La segunda potencia económica mundial, que este año ha celebrado su XIX Congreso del Partido Comunista, ha anunciado medidas históricas para avanzar en la apertura de sus mercados, una de las demandas más recurrentes por parte de inversores internacionales.
El Gobierno chino permitirá que las firmas del exterior sean accionistas mayoritarias de sus bancos (hasta ahora sólo podían tener entre un 20 % y un 25 % del accionariado) y de aseguradoras, gestoras de fondos o sociedades de valores del país (donde la cuota permitida pasará del 49 % al 51 %).
Esta apertura representa una oportunidad para el sector financiero internacional y, en concreto, para el segmento de gestión de activos, para el que el Gobierno ha presentado directrices específicas.
«En el sector de gestión de fondos de inversión, la apertura será más rápida», vaticinó Li Wei, director del Centro de Economía y Desarrollo Sostenible en China de la escuela de negocios CKGSB, en una entrevista con Efe.
Li explicó que los ciudadanos chinos ahorran un 51 % de lo que ingresan, una cifra que considera «una locura», y cree que «toda esa cantidad destinada al ahorro podría ir a la industria de fondos de inversión».
Esa oportunidad no pasa desapercibida para las principales gestoras de activos del mundo, lo que se refleja en las conclusiones de la última Encuesta Mundial de Consejeros Delegados (CEO, en inglés) de la consultora estadounidense PwC.
Los CEO encuestados del sector de gestión de activos situaron a China como el segundo mercado no doméstico más importante para el crecimiento de su negocio. De hecho, un 54 % marcó EE.UU. como el más importante, un 28 % eligió China y un 18 % escogió Reino Unido.
«Creemos que la industria de gestión de activos en China presenta una oportunidad de crecimiento interesante, dado su considerable tamaño, la alta tasa de crecimiento y su desarrollo relativamente temprano en comparación con el de EE.UU. o Europa», subrayó a Efe Alexandre Bouchardy, responsable de Credit Suisse AM Singapur.
Este experto explicó que la apertura gradual de los mercados financieros en China es beneficiosa tanto para los inversores domésticos que buscan diversificar su cartera con inversiones internacionales, como para los extranjeros que quieren invertir en renta variable y renta fija de China.
No obstante, Bouchardy advirtió que dado que las «características únicas» que tiene el mercado chino suponen un reto para conseguir una estrategia exitosa, «tener una colaboración fuerte y duradera con una institución financiera doméstica es un ingrediente clave para hacer negocios en la industria de gestión de activos y gestión patrimonial en China».
También reconoció la oportunidad que supone China Joe Sullivan, consejero delegado de la gestora estadounidense Legg Mason, quien dijo a Efe que el país asiático es «un importante mercado estratégico a largo plazo» para su compañía, la cual «continúa mirando cómo servir mejor a las instituciones e inversores chinos».
Para la gestora alemana Deutsche AM, las medidas para abrir los mercados bursátiles chinos servirán también para que mejore la «disposición de los inversores internacionales a asumir el riesgo» de comprar acciones chinas, que se han comportado en 2017 «considerablemente mejor» que las de otros países desarrollados o emergentes.
La entrada de capital extranjero en China no sólo beneficiará a las finanzas, sino que permitirá que empresas de otros sectores se financien en los mercados evitando los altos costes de pedir prestado a la banca.
El profesor Li ponía el ejemplo de la industria textil china, en la que no existen compañías que se dirijan a la clase media porque no pueden acceder a la financiación necesaria para ello.
A Li le parece paradójico que «la mayoría de la ropa que se vende en el mundo se fabrique en China, pero la mayoría de los chinos compren ropa de firmas extranjeras como H&M, Zara o Uniqlo».
«Si tú te diriges solo a la clase alta no necesitas mucho capital y si te diriges a los más pobres, tampoco. Pero si te diriges a la clase media sí necesitas mucho para construir cientos de tiendas, emplear a miles de personas y contar con una enorme cadena de proveedores», explicó.
La opción de financiarse en los mercados podría contribuir al desarrollo de otros sectores y, en definitiva, a la diversificación del modelo de crecimiento de China hacia otro más sostenible, señaló, no tan basado en el endeudamiento.
«Es probable que esta transformación genere oscilaciones a corto plazo, pero no cambia el atractivo a largo plazo del mercado chino», dijo a Efe Witold Bahrke, responsable de estrategia macroeconómica de la gestora Nordea AM.
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