Cierre de locales de McDonald's: El reto de sobrevivir a las medidas de Maduro
El cierre de varios locales de McDonald’s en Venezuela evidenció las dificultades para seguir operando tras las reformas económicas del gobierno, que incluyen rebajas obligadas de precios y aumentos salariales imposibles de costear en una economía casi paralizada.
«Continuamos adaptando nuestro negocio a la dinámica de los mercados en los que estamos presentes. Acorde a esa dinámica y adaptación, hemos cerrado un número reducido de restaurantes recientemente», anunció el sábado Arcos Dorados, que opera la marca estadounidense en el país petrolero.
La empresa no precisó el número de locales, pero la prensa local y usuarios informaron que son al menos siete, cuatro de ellos en Caracas. Siguen funcionando unos 120.
En el de Sabana Grande, en el este de la capital, sólo se mantiene abierta su pequeña tienda de postres, con precios impagables para muchos.
«¡Nueve millones de bolívares un helado! ¡Te volviste loco!», se quejó un cliente.
El helado cuesta 90 bolívares soberanos, denominación lanzada por el presidente Nicolás Maduro el 20 de agosto y que restó cinco ceros a la moneda, pulverizada por una inflación que según el FMI cerrará 2018 en 1.000.000%.
«Si el dinero no alcanza para comprar la comida básica, ¿cómo voy a ir a un McDonald’s?», dijo a la AFP Julián Peña, de 79 años. Un helado cuesta igual que un kilo de carne.
El caso de McDonald’s, que ya había tenido que cambiar su menú por escasez de insumos, se suma al del fabricante de neumáticos Pirelli, que el pasado lunes cerró su planta en Venezuela por falta de materia prima. Según el gobierno y el sindicato, se llegó a un acuerdo para reanudar las operaciones.
Otras multinacionales han cerrado en los últimos años por la debacle, como las estadounidenses General Motors, Kimberly-Clark, Clorox y Kellogs.
Alto riesgo
Pero no sólo McDonald’s ha clausurado restaurantes: en Sabana Grande, concurrido bulevar comercial, la mayoría de los negocios están cerrados: algunos no pueden costear el aumento del salario de más de 3.400% decretado por Maduro; otros temen por las fiscalizaciones del gobierno en las que obliga a bajar los precios.
En esos operativos han sido arrestadas 131 personas, incluidos gerentes de supermercados, muchos de los cuales se han ido quedando con las estanterías vacías.
Se les acusa de «reventa, especulación, acaparamiento, boicot o desestabilización de la economía», según las autoridades.
«Perder dinero y exponer a tus empleados es un riesgo muy alto para mantener las operaciones, especialmente para las trasnacionales», indicó a la AFP Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis.
Aunque está satisfecho por el aumento del salario mínimo (a unos 30 dólares según la tasa oficial), Darwin Pastrana, modelo de 25 años, teme que más comercios cierren.
«Con el aumento, el dinero me rinde más. Pero creo que las empresas no se darán abasto para cancelar un sueldo como ese», dijo Pastrana a la AFP.
«Un 40% de los comerciantes han cerrado este año ante tanta incertidumbre, improvisación, ante una política monetaria que ha generado hiperinflación», señaló a la AFP la presidenta de la gremial Consecomercio, María Uzcátegui.
Con una sector privado al 30% de su capacidad, la economía venezolana está casi paralizada, según la privada Coindustria.
¿Cómo reponer inventarios?
El gobierno socialista fijó los precios de 25 productos básicos, varios de los cuales, como la carne de res, el pollo y los huevos, desaparecieron de los supermercados. También se empezó a regular el costo de los productos de higiene personal y limpieza.
«Los precios no compensan los costos de producción», advirtió Uzcátegui.
El gobierno sostiene que las tarifas fueron acordadas con empresarios y toman en cuenta los costos de producción, pero Consecomercio asegura que solo fueron consultadas 35 compañías que no representan a todo el sector.
Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, cree que más comercios cerrarán si el gobierno no modifica sus medidas.
«Es imposible reponer inventarios en un entorno de control de precios. Los comerciantes compran su mercancía a dólar paralelo (muy por encima de la cotización oficial), pero les anclan los precios, no es un esquema viable», indicó Oliveros a la AFP.
Venezuela enfrenta una sequía de divisas por el derrumbe de la producción de crudo -fuente de 96% de los ingresos- y la falta de financiamiento. Fue declarada en default parcial en 2007 y soporta sanciones de Estados Unidos.
Como parte de las medidas para sacar al país de cuatro años de recesión, Maduro también devaluó 96% el bolívar frente al dólar.
«La situación es muy seria para las franquicias y empresas extranjeras. La devaluación cambió los resultados en libros, los costos laborales escalan y las ventas están por el suelo. ¿Cómo reponer inventarios sin subir precios?», apuntó el economista Leonardo Vera.
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