¿Cómo hacer que tu emprendimiento atraiga inversores?
A pesar de la continua proliferación de emprendimientos de todo tipo y del amplio abanico de ideas que finalmente pueden materializarse en un negocio, existen una serie de criterios estándares y compartidos por los fondos de inversión y business angels que a los emprendedores conviene conocer si lo que buscan es darle un impulso a su proyecto a través del apoyo de estos mecenas.
Uno de los primeros elementos en los que se suelen fijar los inversores nada tiene que ver con las métricas o las estadísticas sobre la viabilidad financiera de la startup, aunque no por ello los datos y los estudios dejan de ser un elemento de especial relevancia, sino que está relacionado con un aspecto más subjetivo: el carácter y la ambición que emana el emprendedor.
Los inversores, por lo general, prefieren dirigir sus activos financieros a proyectos emprendedores que aspiran, no solamente a ser rentables para los fundadores, sino también a crecer y convertirse en compañías que consigan multiplicar el volumen de beneficio y emplear a un número significativamente mayor de personas que a las del equipo inicial.
Obsesión por el proyecto
El emprendedor debe ser capaz de demostrar su total “obsesión” por el proyecto, “no tener miedo” a los retos y estar completamente convencido de que su idea funciona, de modo que sea él mismo el primer responsable en contraer todos los riesgo que conlleve, según explica el emprendedor y business angel, Bernardo Hernández, quien ha participado, solo o junto a otros socios, en compañías como Tuenti, Idealista.com, Fever o Wallapop.
Por su parte, el inversor y director ejecutivo de Indexa Capital, François Derbaix, sostiene que es imprescindible “dedicarse al negocio a fondo, full-time”, porque “si tú mismo no apuestas por ti a tiempo completo, es difícil que otros lo hagan”.
Para el presidente de Axon Partners Group, Francisco Velázquez de Cuéllar, un emprendedor es como “el capitán de un barco” porque debe ser el primero en estar dispuesto en “estar al pie del cañón” y ser “el último en abandonar la nave”, algo que se demuestra con la responsabilidad de que sea el emprendedor quien haya dado los primeros pasos, porque “cuando uno pone su dinero y arriesga, tiene mucho ganado”.
La idea del proyecto debe ser “disruptiva” que sea capaz de atraer la atención de capitales con volúmenes superiores al millón de euros, porque sin esta visión, “el éxito puede ser más relativo y pequeño”, y no merece la pena para un inversor “ni el riesgo, ni el esfuerzo”, según Velázquez de Cuéllar.
El valor del primer impacto
Javier Megias, el business angel y director de Startupxplore, una plataforma premium de inversión en startups, sostiene que existe una “sabiduría popular que dice que un emprendedor tiene que dedicarse a ir a todos los eventos de emprendedores, sitios en los que en teoría hay algún inversor, para promover su compañía mil veces hasta que alguien te haga caso”.
Una idea a la que Megias se muestra contrario porque al final las startups son “como el pescado”, de modo que el “pescado fresco” serían proyectos primerizos y con buenas características, por lo que si los inversores observan acaban encontrándose con la misma startup en diferentes ocasiones, “contando siempre lo mismo, sin avances y sin nada”, puede acabar pensando que ” tiene algún problema para que nadie la compre”.
En esta misma línea opina Velázquez de Cuéllar, que asegura que “no hay una segunda oportunidad para causar una buena impresión”, porque las empresas “que se van acumulando” y se estacan, no suelen tener “proyectos bien cuajados”, y defiende que “los emprendedores buenos de verdad no pierden el tiempo con presentaciones, sino que estudian los nichos de mercado y acuden a los sectores donde hay cabida para el proyecto”.
Un fallo muy común en este sentido es que los emprendedores acudan a los inversores “como si fuesen un amigo”, lo cual es “una forma de romper el hielo que hace que pierdan seriedad”.
Una idea con latido propio
“Cuando lanzas un producto tiene que tener latido propio”, explica Bernando Hernández, de modo que el producto sea capaz de “demostrar que tiene tracción independientemente al marketing”, es decir, que disponga de clientes dispuestos a pagar por ello, y que además la idea del proyecto esté encarada a “conseguir la solución de un gran problema”.
El inversor y director ejecutivo de Indexa Capital, François Derbaix, cree que hay que “empezar por intentar atraer la atención de los clientes, antes que los inversores”, porque si una emprendedor “empieza buscando la financiación, no funciona”.
“Los inversores profesionales lo que quieren ver es encaje de mercado (clientes), quieren ver tracción (que estás creciendo de un mes a otro)”, dado que estos normalmente apuestan por “un negocio ya lanzado, aunque muy pequeño”, de modo que “tener cinco clientes es infinitamente mejor que no tener ninguno”, sostiene Derbaix, que también recomienda “financiar el negocio con tus propios ahorros, y con dinero de amigos y familiares al inicio”.
En este sentido, Javier Megias argumenta que “lo más difícil no es encontrar el capital, sino “algo que le importe a alguien, porque una idea por la que alguien esté dispuesto a pagar un euro es oro puro”.
Un equipo profesional
Además de la tracción de la idea, su aspiración como modelo de negocio y su capacidad para atraer clientes, los inversores valoran muy positivamente que el emprendimiento cuente con un equipo de trabajo totalmente profesionalizado y con capacidad de trabajar conjuntamente.
Es aconsejable que los emprendedores le den “mucha importancia a que haya alguna prueba manifiesta de la capacidad de ejecución del equipo, buscando soluciones reales o traducidas a la realidad”, y en este sentido, el business angel Bernardo Hernández asegura que le da “mucha importancia a la integridad, que sea un equipo rápido y veloz, que mantenga la palabra dada, y con capacidad de gestión, y comunicación funcional”, y que se fija en “pequeños detalles” que ponen de relieve la integridad de la plantilla.
Esta es la misma línea que defiende Françoix Debaix, para quien el “business plan” es un elemento secundario y para quien la capacidad del equipo, con experiencia previa, es un indicador de compromiso.
Este asunto no es baladí, porque tal y como explica Javier Megias, la mayoría de las startups no disponen de estos equipos, por lo que sus probabilidades de percibir financiación desciende considerablemente.
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