¿Cómo reconstruir una reputación negativa?
La marca personal que ha construido le acompañará (o le perseguirá) siempre. En un mundo transparente de redes sociales resulta muy difícil ocultar los errores. Pero es posible recuperarse de los perjuicios que ocasiona una reputación que pesa como una losa.
En otro tiempo, cuando las redes sociales no tenían la relevancia que han alcanzado hoy, era más fácil esconderse tras haber cometido un fallo o un traspié profesional. Sin embargo, ese escaparate de nuestra vida profesional -que nos reporta evidentes ventajas y oportunidades asociadas a la visibilidad- constituye una ventana que puede ser muy indiscreta cuando se trata de ocultar ciertos aspectos de nuestra vida que resultan perjudiciales o incluso vergonzosos para conseguir un empleo o progresar en nuestra carrera profesional. Es posible que la visibilidad pública que hemos logrado sea perjudicial; que nuestra marca personal sea una losa pesada porque hemos fracasado al crearla y al desarrollarla.
Eva Collado, consultora estratégica de capital humano, recuerda que construir nuestra propia marca puede resultar sencillo, pero mantenerla no es tan fácil. Añade que «perderla resulta mucho más fácil aún. Un simple tuit desafortunado que vean nuestros jefes, colegas o familiares acaba con nuestra credibilidad, y resulta muy complicado recuperar esa marca», reseñó el portal Expansión.com.
Las redes hablan de lo que somos, hacemos y sabemos, y es irreal ponerlas en stand by o cerrarlas a conveniencia. Esa identidad que vamos construyendo es difícil de ocultar. Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, recuerda que «la marca personal no duerme. Hay quien piensa que es algo que se tiene, pero en realidad es algo que se deja. Es la huella que imprimimos en los demás. Cada vez que nos relacionamos con alguien, la huella se refuerza o debilita. Y las vacaciones pueden ser una bendición o un drama para la marca personal de un profesional».
Crear una reputación sólida lleva tiempo, y reconstruirla si se ha estropeado todavía mucho más
El profesional que comete un error que afecta a su buen nombre tendrá muy complicado recomponerse, aunque esto no es imposible. En un escenario de redes sociales como el actual es difícil que los errores profesionales se olviden o incluso que se disimulen.
Ni siquiera nos vale el consuelo de algunos casos bien conocidos de grandes organizaciones y líderes que han caído en acciones poco éticas o que han cometido errores mayúsculos que rayan con la ineptitud. Muchos de estos ineficaces han sido incapaces de admitir sus fallos y, por increíble que parezca, algunos han hecho mucho más que recomponerse profesionalmente: al salir de las organizaciones a las que han perjudicado han logrado colocarse en otras empresas, donde repetirán los mismos errores y otros quizá más graves.
Parece evidente que crear una reputación sólida lleva tiempo, y reconstruirla todavía mucho más. Olvidar es prácticamente imposible, y una marca personal implica transmitir emociones positivas a quienes se relacionan con usted. Hay que centrarse en crear experiencias y relaciones positivas en nuestro entorno. Quien manipula las emociones sólo empeora las cosas. No sólo hay que trabajar en ser bueno, sino también en recomponer los vínculos rotos, y lo más sensato es asumir que la verdad saldrá a relucir. Ocultar o negar la evidencia nos complica la vida.
A quien decide dejar su empleo y cambiar de empresa para comenzar una nueva vida profesional, el error en su trayectoria laboral le seguirá donde vaya. Así, la cuestión es: si fracasamos con nuestra reputación o ésta llega a perjudicarnos, ¿es posible resetearla y crear una nueva? ¿podemos construir otro personaje diferente?… Cabe preguntarse qué se puede hacer cuando el problema es el cansancio que produce una marca, porque su actuación en el tiempo pierde fuerza y pasa de estar muy valorada a devaluarse.
La marca personal ni se construye ni se destruye… Como ocurre con la energía, se transforma
Algunos profesionales que tienen un posicionamiento sólido en determinado sector pueden darse cuenta de que es posible romper con esa situación. Se trata de un reposicionamiento.
Guillem Recolons, socio de Soymimarca, explica que «la marca personal ni se construye ni se destruye. Como la energía, se transforma». Sobre esa base, «no es posible reconstruir una marca personal porque no se ha construido; se ha dejado en la mente de los demás a base de actitudes, comportamientos y valores. Es posible reposicionarla, reconducirla o simplemente mantenerla fuera del ruido digital».
Más que de crear un personaje, se trata de generar un nuevo perfil, con otro nombre, y otra forma de comunicar. No es empezar de cero, sino crear un mini yo de características diferentes. Esto resulta complejo y requiere crear comunidades de valor desde cero, renunciando al pasado. Guillem Recolons explica que esto sería algo similar a lo que sucede en un programa de protección de testigos, creando una nueva identidad.
El derecho al olvido es algo es difícil de conseguir, porque lo que se publica en las redes, queda en las redes. Hay que empezar de nuevo cuando la reputación está dañada, y es necesario demostrar que tenemos un poder de cambio real.
Admitir que se ha cometido un error es lo primero que hay que hacer si se quiere recuperar la credibilidad y la confianza. Conviene poner en perspectiva toda la carrera profesional. No reconocer el fallo es un suicidio profesional. Es mejor admitirlo con humildad en el marco de la carrera de cada uno.
Andrés Pérez sostiene que «asumir públicamente los fallos forma parte del proceso por el que los profesionales tratan de reparar su reputación dañada». Esto puede darse si se trata de un reconocimiento sincero y no obligado.
Debe tener en cuenta que el error forma parte de nuestra vida profesional. Equivocarse entra dentro de lo probable (y recomendable). Quien no lo intenta, no se equivoca, y resulta evidente que en algunas organizaciones en las que predomina el miedo al fracaso nadie lo intenta. Es el caldo de cultivo ideal para el inmovilismo.
El trabajo de recuperación de la marca puede consistir en volver a conectar con la comunidad y conseguir el engagement que se ha perdido.
Algunas acciones, comportamientos, modos de ser y de trabajar, actitudes, situaciones en eventos y reuniones, ineficiencias, incapacidades o malas prácticas son agujeros negros para su credibilidad y buen nombre profesional. Le pueden dejar expuesto una imagen de marca personal nefasta que será complicado arreglar. Entre ellos está el atribuirse éxitos de otros, mentir habitualmente, las salidas de tono y todo lo que demuestra incapacidad para gestionar el propio estrés.
También está el que antepone siempre la crítica a cualquier otro tipo de actividad, cuando esa crítica no tiene ningún retorno; o el que habla con demasiada sinceridad a su jefe y a sus compañeros, diciendo lo que piensa sin ningún filtro. Es un desahogo nocivo que implica un grave riesgo, más si la queja excesiva no tiene que ver con la asertividad.
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