Conozca el gran fraude financiero que originó el famoso black friday
El primer black friday de la historia fue el mayor escándalo financiero del siglo XIX, que provocó uno de los mayores hundimientos del oro y de Wall Street de la historia.
En el año 1869, cuando Estados Unidos estaba en plena reconstrucción tras la Guerra Civil; Jay Gould y Jim Fisk, dos millonarios especuladores, con grandes intereses en el ferrocarril, intentaron hacer fortuna con el mercado del oro, arrinconando el mercado al acumular metal para que el precio subiera.
En plena reconstrucción, el Gobierno Federal, se decidió a recomprar su deuda con oro. De hecho, había prometido pagar en metal amarillo o equivalente, los bonos y monedas emitidas.
Dado que la cantidad de oro era relativamente estable, el Gobierno tenía mucho poder para fijar el precio del oro, utilizando sus reservas. Y ese poder era al mismo tiempo su debilidad.
Por eso Gould y Fisk decidieron atraer a su causa a Abel Corbin, un financiero, cuyo principal valor es que era cuñado del recien nombrado presidente, Ulysses S. Grant.
Aprovechaban cualquier acto social para que Corbin les acercase al presidente, al que le advertían de lo importante que era mantener alto el precio del oro. Además, lograron colocar como subsecretario del Tesoro a Daniel Butterfield, cuya misión era advertirles si el Gobierno pretendía vender sus reservas.
Con todo en marcha, Gould y Fisk comenzaron a acumular oro desde agosto de 1869. Para ello, utilizaron sociedades interpuestas, junto a otras triquiñuelas, para evitar ser descubiertos. En pocas semanas, se desataba la locura con los precios del oro, mientras se especulaba con un grupo de inversores que estaba acumulando el metal, lo que era cierto.
El 22 de septiembre, dos días antes de aquel primer viernes negro, Corbin advierte a Gould de que el presidente les había descubierto. En una vuelta de tuerca más, Gould no avisó ni a Fisk ni al resto de implicados, y se lanzó a vender todo el oro que pudo, aunque sin llamar la atención para no hundir su precio.
La locura continuó dos días más, y se materializó el Black Friday. El oro, que en verano cotizaba a 132 dólares, había cerrado el jueves 23 en más de 144 dólares. Ese viernes llegó a alcanzar máximos de 200 dólares. Entonces Grant decidió actuar: inundó el mercado con las reservas de oro del Gobierno, y provocó un terremoto en Wall Street.
El oro se desplomó en minutos hasta los 133 dólares. Un hundimiento del 33%. Y la renta variable se contagiaba del pánico, con un retroceso del 20%. En las materias primas la sangría fue aún más grave: algunos granjeros vieron como sus cosechas de trigo y maiz valían la mitad de un momento a otro. Numerosos inversores se arruinaron, incluyendo al propio Corbin.
Las consecuencias económicas dudaron meses. Fueron un lastre para los negocios en todo el país, y mancharon la presidencia de Grant. Sus efectos se notaron incluso en Europa. Pese a todo, Gould logró sacar un buen pellizco con su fraude, y sus negocios con Fisk siguieron adelante. Los protagonistas salieron prácticamente indemnes. Y, por supuesto, ni pisaron la cárcel, reseña ElEconomista.es.
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