Consecomercio: Economía caerá 10% con inflación de 3.000% interanual en 2020

Consecomercio prevé una contracción de 10% de la economía venezolana en 2020, el más optimista de los pronósticos que se conocen sobre el desempeño del PIB nacional en el próximo año, con una inflación interanual de 3.000% y una depreciación del tipo de cambio estimada 96,87% en comparación con el cierre de 2019.

El reporte sobre perspectivas de la Comisión de Economía del gremiosancio que agrupa a las empresas de comercio y servicios pronostica una caída de 1.000 millones de dólares de las importaciones, lo que ubicaría las compras externas en una exigua cifra de 5.500 millones de dólares, en un contexto en que la economía local desaceleraría su declinación.

Los economistas que elaboraron el informe apuntan que el fenómeno de la dolarización se hará más agudo y asumen como válida la proyección de que, al final de 2019, 60% de las transacciones en el país se hará con moneda estadounidense.

«Toda vez que no hay signos de modificación ni enmienda del marco de políticas existentes, bajo las premisas descritas pudiera preverse que la economía venezolana en el año 2020 estará signada, entre otros factores, por las siguientes premisas: (i) mayor informalización en los intercambios económicos; (ii) incremento de las operaciones en moneda extranjera y transaccionalidad en divisas; (iii) mayor restricción del crédito y replanteamiento de la actividad bancaria en Venezuela; (iv) surgimiento de nuevas fuentes de financiamiento; y (v) restructuración empresarial («resizing») en función del nuevo tamaño y dinámica de la economía venezolana, incluyendo, entre otros, capacidad instalada, capital humano, gama de productos, esquemas financieros, y gestión operativa», redondean los expertos su visión sobre 2020.

El reporte elaborado por la Comisión de Economía de Consecomercio apunta que el factor político será decisivo para determinar un rumbo concreto para la economía venezolana, por lo que «si los niveles de conflicto político se elevan, ello afectará negativamente la actividad económica. Un entorno estable, con respeto a la institucionalidad y al Estado de Derecho, será constructivo para el crecimiento económico».

Igualmente, el gremio hace hincapié en la necesidad de tomar decisiones que permitan enfrentar la crisis de los servicios públicos, especialmente la del suministro eléctrico, y el establecimiento de un set de políticas económicas más aperturistas, respetuosa de la normas y de derechos fundamentales como la propiedad privada, en función de que se produzcan más inversiones.

– La dolarización formal es poco factible –

Consecomercio ve poco factible que la dolarización se convierta en un arreglo monetario formal, aunque el gobierno haya dado su bendición al incremento de las transacciones con divisas estadounidenses, como una forma de «autoregulación» de la economía en un momento crítico.

Al respecto, la Comisión de Economía del gremio de comerciantes apunta: «Los ciudadanos deben tomar en cuenta, que perder la autonomía de nuestra moneda implica despedirse de la política monetaria y otorgar el poder de la misma a un país con el que se tienen notables diferencias, lo que pareciera ir en contra de la ideología del actual gobierno. Además, los temas de las sanciones juegan un papel fundamental en la discusión de ésta temática: empezando con el hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) no podría transar con el BCV, a menos que se emitan una serie de licencias, tomando en cuenta que los bancos corresponsales han puesto cada vez más restricciones a las transacciones que involucren a venezolanos. Además de ello, la dolarización implica una serie de retos para los cuales deberíamos estar preparados: se requeriría modificar las leyes y el marco regulatorio imperante, recoger los bolívares de la economía, adaptar el sistema financiero y hacerse a la par de un plan de estabilización macroeconómico».

Por otra parte, el reporte dedica un espacio a analizar la situación de la banca y evidencia la preocupación de Consecomercio por la agresiva contracción del crédito bancario en un contexto de depresión económica.