Convierte palabras en influencia: 6 frases clave para líderes
¿Sabías que solo unas pocas palabras pueden marcar la diferencia en tu capacidad para influir en los demás? Un experto en liderazgo revela 6 frases clave que te ayudarán a comunicarte con mayor eficacia y a inspirar a tu equipo.
Puede parecer que las cosas están cada vez más fuera de nuestro alcance, que es imposible entenderlas y mucho menos modificarlas. Pero lo cierto es que se puede tener más influencia, al menos en los círculos más próximos, con unas pocas palabras.
Así opina Scott Mautz, un ex alto ejecutivo de la empresa Procter & Gamble, que viene estudiando sobre cómo funciona la influencia e inclusive ha escrito un libro del tema: «Leading from the Middle: A Playbook for Managers to Influence Up, Down, and Across the Organization».
Según CNBC, este experto en liderazgo ha descubierto 6 frases prácticas que se pueden aplicar en el día a día para mejorar la comunicación y fortalecer el liderazgo. Sin más que agregar, veamos las 6 frases que le darán más influencia sobre las personas, tanto en el trabajo como en la vida.
Influencia instantánea en 6 frases
1. «¡Buen trabajo! En concreto…»
A todo el mundo le gustan los elogios. Pero se convierte en una influencia cuando das un tipo especial de elogio que el especialista llama «estímulo informado». Es decir, un estímulo respaldado por razones específicas.
Por ejemplo, puede decir simplemente a su hijo: «¡Buen trabajo!» O puede decirle: «¡Buen trabajo! Te has esforzado mucho estudiando para ese examen, abordando un tema que no te resultó fácil. Has perseverado y has aprendido una lección sobre la superación de obstáculos».
La especificidad da credibilidad y fuerza al elogio. Cuando el destinatario entiende lo que hizo bien, ve por qué es importante y sabe que usted lo nota y lo aprecia, estará más motivado para volver a hacerlo.
2. «Cuéntame más»
Una de las formas más fáciles de tener más influencia es escuchar de verdad. Piensa en lo mucho que te atrae alguien que es realmente atento y lo frustrado que te sientes cuando sabes que no lo es.
Como oyente, tienes dos objetivos:
– Entender lo que se dice.
– Demostrar a la otra persona que estás interesado, comprometido e implicado en ella y en lo que te está contando.
Todo esto se consigue haciendo preguntas e invitando a la otra persona en el momento adecuado a que «te cuente más» (o preguntándole: «¿Qué pasó después?» o «¿Qué te pareció eso?»).
Cuando escuches, utiliza un lenguaje de reconocimiento y no de rechazo. Por ejemplo, en lugar de decir: «Oh, todo irá bien», prueba con algo como: «Te escucho, parece que ahora mismo estás frustrada con el comportamiento de tu marido».
Si utilizas un lenguaje empático y de validación, harás que la gente se sienta escuchada en lugar de descartada. Construirás la confianza necesaria para ganarte el respeto y la influencia.
3. «¿Serás un líder en esto?»
A veces, la influencia consiste en apelar a la identidad deseada de las personas. Por ejemplo:
– No le pidas a la gente que ayude, pídeles que sean ayudantes.
– No les pidas que dirijan, pídeles que sean líderes.
– No les pidas que escuchen, pídeles que sean oyentes.
Obtendrás un «sí» mucho más a menudo. Después de todo, ¿a quién no le gustaría que le consideraran un ayudante, un líder o un oyente? Son todas identidades con las que nos encantaría que nos asociaran.
Este cambio de lenguaje también sirve para desalentar acciones indeseables. En un estudio psicológico, se dio a los participantes la oportunidad de pedir dinero al que no tenían derecho. A algunos se les dijo: «Por favor, no hagas trampas», y a otros: «Por favor, no seas tramposo».
Los que escucharon esto último —a los que se instruyó apelando a su identidad— no mostraron indicios de hacer trampas porque los experimentadores habían invocado «el deseo de las personas de mantener una imagen de sí mismas como buenas y honestas».
4. «Es una buena idea la que tienes»
La clave aquí es «tienes». Se trata de ayudar a las personas a sentirse dueñas de las ideas y motivarlas a seguir adelante. Es una forma sutil de influencia, pero funciona. Piense en ello: ¿Te entusiasmaría más trabajar en la idea de otra persona o en una idea tuya? No hay duda.
Digamos que un compañero de trabajo comparte una idea en la que tú también estabas pensando, algo que realmente te gustaría poner en práctica. Sabes que necesitarías la ayuda de tu compañero para llevarla a cabo. Podrías intentar quitarle el mérito y hacer que se sientan menos inspirados para ayudar, o puedes decir: «Es una buena idea la que tienes. Hagámosla realidad».
Así de fácil, habrás vinculado tu plan a su plan.
5. «¿Me das un consejo?»
Fíjate que no se ha dicho: «¿Me ayudas?». Pedir consejo es mucho más influyente.
La gente suele sentirse halagada de que valores su opinión y experiencia y, como les pides consejo, intentarán ver las cosas a través de tus ojos. A menudo se convertirán en tus partidarios como resultado, porque ahora han invertido en ti compartiendo su sabiduría.
6. «Estaré encantado de ayudarte»
Se trata de apoyar a la gente que te rodea como te gustaría que te apoyaran a ti, y de comprender la naturaleza humana para desencadenar la buena voluntad y la reciprocidad.
Si te ofreces a ayudar a alguien en algo que es importante para esa persona y, sobre todo, cumples lo que ofreces, es más probable que esa persona quiera ayudarte a ti en algo que también es importante para ti.
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