COP23 será la cumbre del clima de David contra Goliat
La ciudad alemana de Bonn acoge entre mañana y el 17 de noviembre la cumbre del clima de Naciones Unidas (COP23), una reunión que los expertos definen como «David contra Goliat», por los dos países que previsiblemente centrarán el debate: el estado insular de Fiyi y Estados Unidos.
La segunda cumbre del clima celebrada tras el histórico Acuerdo de París, alcanzado en la capital francesa en 2015, estará presidida por uno de los países más vulnerables al calentamiento, Fiyi, que tras recibir el visto bueno de la ONU para albergar la COP23 vio que ninguna de sus islas disponía de capacidad para albergar los más de 20.000 participantes que vienen acudiendo a estas reuniones.
La convención marco de cambio climático de Naciones Unidas les ofreció su sede de Bonn para ejercer su presidencia, que implica dirigir las negociaciones desde mañana hasta la próxima cumbre del clima, que se celebrará en un año en Polonia, así como marcar parte las prioridades de la agenda para los diplomáticos de cerca de 200 países que acudirán a la COP23.
En esa línea, el tema que Fiyi ha puesto en el centro del debate «es el de la vulnerabilidad extrema de lugares, como las pequeñas islas Estado del Pacífico que están siendo devoradas por la subida del nivel del mar, ante los efectos de un cambio climático fundamentalmente causado por otros», explica a Efe Manuel Pulgar, portavoz de cambio climático del WWF (sigla en inglés del Fondo Mundial para la Naturaleza) y exministro de Perú.
La presidencia de la COP23 ejercerá presión para que se hable más de la afección del calentamiento en los océanos y las consecuencias para las personas que viven de y junto a ellos; de los más vulnerables (mujeres, niños, comunidades indígenas); y de cómo implementar el llamado «Mecanismo de Pérdidas y Daños» causados por el cambio climático.
Y en esta cuestión, añade Pulgar, «David se encontrará de frente con el gigante Goliat»: Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump ha decidido cancelar de un plumazo la financiación climática ya comprometida por su antecesor, Barack Obama, y que solo en el Fondo Verde ascendía a 2.000 millones de dólares hasta 2020.
La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París no se materializará hasta 2020 por lo que sus delegados seguirán formando parte de las conversaciones.
Aunque un buen número de miembros del equipo negociador estadounidense, incluido el ahora exjefe Jonathan Persing, renunciaron a su cargo tras la llegada de Trump, gran parte de los funcionarios que integran el mismo se mantienen y acudirán a Bonn comandados por Thomas Shannon, un diplomático de carrera, a quien no se le conoce especial cercanía con el presidente.
Estados Unidos no tendrá un pabellón oficial, por primera vez, en una cumbre del clima, pero sí su sociedad (organizaciones, Estados, empresas y ciudades) que, bajo movimientos como «We are still in» (Nosotros Seguimos) o «Under 2 Coalición», quiere demostrar que la mayor parte de los americanos siguen comprometidos con el cambio climático.
La COP23 es también «la cumbre de los nuevos liderazgos en la geopolítica de la transición hacia una economía baja en carbono», subraya Pulgar.
Teresa Ribera, directora Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), considera que entre esos nuevos líderes se perfilan el presidente francés, Emmanuel Macron -que prepara una cumbre sobre financiación climática en diciembre-, o el gobernador de California (EEUU), Jerry Brown, quien también está organizando la suya para 2018 en San Francisco.
Fiyi no sólo quiere marcar el contenido de la COP23 sino también las formas, por eso ha decido llamar «Bula» -que en su idioma nativo significa «hola» a la zona donde se ubicarán los plenarios de negociación- y poner en marcha una iniciativa llamada «Diálogo de Talanoa» en referencia al espíritu de consenso y confianza con el que los nativos de estas islas se sientan en círculo a resolver sus problemas.
El «Diálogo de Talanoa» vigilará cómo se están preparando tanto gobiernos como los actores no estatales para cumplir las promesas de reducción de emisiones, adaptación y financiación realizadas en el Acuerdo de París.
En el aspecto puramente negociador, la COP23 es una cumbre del clima «técnica» que está llamada a desarrollar la letra pequeña del pacto de París, concretando algunas reglas por las que se regirá, como, por ejemplo, los términos en los que cada año se revisarán los compromisos de reducción de emisiones de los países.
Expertos consultados por Efe consideran que al igual que en la leyenda bíblica, en la unidad internacional para combatir el cambio climático vencerá David a Goliat.
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