¿Quién tiene el control de 1.000 millones de dólares en reservas de oro venezolano guardados en el Banco de Inglaterra: Nicolás Maduro o Juan Guaidó? Tras más de un año de litigio, la Corte Suprema británica empezó este lunes a examinar el caso.
El Reino Unido forma parte del medio centenar de países que consideran ilegítimo el segundo mandato de Maduro, reelegido en unas presidenciales de 2018 que denuncian como fraudulentas.
Y sigue reconociendo al líder opositor como mandatario interino en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional elegida en 2015, pese a que las legislativas del pasado diciembre, boicoteadas por casi toda la oposición y marcadas por una abstención del 69%, devolvieron el control de la cámara al chavismo.
En un caso de gran tecnicismo legal, sin expertos ni testigos, cinco magistrados de la más alta jurisdicción del Reino Unido deberán determinar si efectivamente «el gobierno británico ha reconocido al presidente interino Guaidó como jefe de Estado de Venezuela» a todos los efectos.
Y, de ser así, si un tribunal inglés puede cuestionar la validez de sus decisiones ejecutivas, en particular el nombramiento de su propia junta directiva del Banco Central de Venezuela, pese a que esta han sido invalidada por el Tribunal Supremo de Caracas.
«Este caso es bastante inusual al plantear una cuestión sobre la pertenencia de sentencias extranjeras», subrayó el presidente de la corte, Robert Reed, al término el lunes del primero de los cuatro días de vistas previstos.
Los jueces no se pronunciarán de inmediato pero su veredicto, que puede tardar semanas o incluso meses, puede sentar precedente para otros bancos europeos que custodian reservas de Venezuela.
– ¿Asunto interno de Venezuela? –
Invitada por la Corte Suprema a participar en el caso, la cancillería británica está ahora representada por el letrado Sir James Eadie. Y en junio presentó por escrito una confirmación de su reconocimiento.
«El ministro de Relaciones Exteriores, en nombre del gobierno, confirma por la presente que el Reino Unido reconoció a Guaidó como presidente interino de Venezuela el 4 de febrero de 2019 y continúa reconociéndolo en esa capacidad. A partir de esa fecha, el Reino Unido dejó de reconocer a Maduro como jefe de Estado venezolano, ya sea de hecho o de derecho«, precisó.
Sin embargo para Nick Vineall, abogado de la administración chavista, esto no basta. La cancillería ha puesto «repetidamente el foco en el derecho de Guaidó a representar a Venezuela en el plano internacional, pero este caso se refiere esencialmente a asuntos internos de Venezuela y a nombramientos a nivel interno de un organismo venezolano», argumentó.
El «nombramiento presidencial» de una nueva junta del Banco Central de Venezuela es un «acto soberano» que «un tribunal inglés debe respetar independientemente de su validez o legalidad en el derecho interno», defendió por su parte el representante legal de la oposición Timothy Otty.
En este sentido «el contenido de la ley venezolana es irrelevante para una corte inglesa», subrayó su compañero Andrew Fulton.
– Combatir la pandemia o reprimir al pueblo –
El gobierno de Maduro, a través del Banco Central de Venezuela, presidido por Calixto Ortega, intenta sin éxito desde octubre de 2018 recuperar 32 toneladas de oro de la reserva nacional, valoradas en 1.000 millones de dólares, que tiene guardadas en las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra.
Pero Guaidó, reconocido en febrero de 2019 como presidente encargado por unos 50 países, nombró en julio de ese año su propia dirección ad hoc de la autoridad monetaria y pidió a Londres que no entregase los lingotes, asegurando que podrían servir para reprimir al pueblo o llenar los bolsillos de un régimen «cleptócrata».
Caracas invalidó dicho nombramiento y, denunciando un «descarado acto de piratería», se querelló en mayo de 2020 contra el Banco de Inglaterra asegurando necesitar el dinero para combatir la pandemia de covid-19.
Esta institución, que custodia reservas de numerosos países, es un prestatario de servicios cuyo cliente es el Banco Central de Venezuela. Pero dijo verse atrapada entre dos grupos rivales que le daban instrucciones contradictorias y pidió a la justicia que resolviese quién tiene su control.
Desde entonces, los tribunales ingleses han fallado dos veces, una a favor de cada uno de los «presidentes» rivales, por lo que ambos recurrieron a la Corte Suprema.