26/08/2016 01:17 PM
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Reuters

Crisis económica y escasez abren paso al "biocofre" en servicios funerarios

Cuando los emprendedores venezolanos Alejandro Blanchard y Elio Angulo empezaron a plasmar sus ideas para producir un ataúd de cartón corrugado, lo hicieron buscando una opción ecoamigable frente a los clásicos féretros de madera y latón.

Sin embargo, tres años después, con el país sumergido en una grave crisis económica, su «biocofre» se ha convertido en una opción ante los altos costos de los ataúdes de madera y la exigua producción de los de latón, por la escasez de materiales.

«La muerte es un factor que empobrece a las masas (…) y el biocofre viene a ser una solución para la crisis por la que está pasando Venezuela», dijo a Reuters Blanchard, un abogado de 31 años, antes de presentar su producto en una funeraria de Valencia, 175 kilómetros al oeste de Caracas.

Los ataúdes biodegradables son una tendencia en Europa y Estados Unidos, pero en Venezuela, Blanchard y Angulo encontraron un nicho de mercado gracias a la crisis de escasez, inflación y recesión.

Un ataúd de madera en el país con una de las tasas más altas de asesinatos en Latinoamérica, puede llegar a costar 280.000 bolívares (más de 12 salarios mínimos), mientras que el «biocofre» se comercializa en 65.000 bolívares.

000_EJ7NKFabricado de cartón corrugado reciclado e impermeable, el «biocofre» es muy liviano, resiste hasta 230 kilogramos y se arma en menos de 10 minutos.

El producto de Blanchard y Angulo, de 33 años, ha tenido una buena acogida a nivel local y hasta les han llegado pedidos desde Colombia, Ecuador y Perú.

«El ‘biocofre’ puede bajar en un 80 por ciento el valor actual del servicio funerario», dijo Miguel Salazar, presidente de una red de funeraria en el centro del país, tras la demostración del novedoso ataúd.

Además, con la cantidad de árboles necesarios para realizar un solo ataúd convencional se pueden fabricar 300 «biocofres». Otra ventaja del nuevo producto es que requiere sólo la mitad del tiempo y combustible para deshacerse en la cremación.

Blanchard, quien tiene una ONG dedicada a la ecología y cuya familia acumula décadas en el negocio funerario, espera que el público escoja el «biocofre» no sólo por el costo, sino también para cuidar el medio ambiente.

«Mientras tengamos conservación del medio ambiente, preservaremos más la vida: lo más valioso son los vivos, no los muertos», caviló.

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