Erkis García dice que lloró de alegría cuando fue convocada a vacunarse contra el covid-19, en medio de un plan del gobierno para «masificar» la inmunización en Venezuela, pero al mismo tiempo la arropó una gran angustia pensando en su madre, que aún espera por un turno.
Centenares de personas se aglomeraron a las afueras del Alba Caracas, un hotel habilitado como centro de vacunación. No todos fueron convocados para este día, pero se acercaron con la esperanza de recibir su primera dosis, causando aglomeraciones.
«El mensaje me llegó ayer, me alegré, se me aguaron los ojos, una alegría muy grande», señala a la AFP esta higienista dental jubilada de 53 años. «Esto es una luz para todo lo que estamos viviendo, vamos a pedirle a Dios que nos vacunen».
Su cita fue agendada a través del Carnet de la Patria, un sistema lanzado en 2017 por el presidente Nicolás Maduro para asignar beneficios, que la oposición ha denunciado como un mecanismo de control social.
Erkis llevó del brazo a su madre, Rosa Rangel, una enfermera jubilada de 77 años, con la idea de vacunarla, pese a no haber recibido el mensaje.
Los militares que controlan el acceso no se lo permitieron.
«Llévatela de aquí porque no la vamos a atender, tráela a las dos de la tarde por si queda algo…», le dijo uno de los uniformados. Luego de horas de espera llevó a su anciana madre a casa y retornó poco después a la fila.
Venezuela, con unos 30 millones de habitantes, reporta casi 237.000 casos de covid-19 con 2.674 muertos, según cifras oficiales que han sido cuestionadas por oenegés al considerar que esconden un elevado subregistro.
El gobierno de Maduro, golpeado por sanciones internacionales, ha dicho que espera vacunar para diciembre al 70% de la población a través de puntos masivos como el del Alba Caracas, en el centro de la ciudad, donde desde el 29 de mayo hasta el 2 de junio habían sido inmunizadas más de 8.300 personas con la Sputnik-V, de Rusia y la Vero-cell, de la farmaceútica china Sinovac.
El objetivo es habilitar 77 puntos masivos de vacunación. El país negocia también la adquisición de vacunas a través del sistema Covax de la OMS.
– «Derecho a vacunarme» –
Los mayores de 60 años son una prioridad en esta fase. La vacunación comenzó en febrero con autoridades y personal sanitario, aunque gremios han denunciado demoras, a las que atribuyen la muerte de unos 600 trabajadores de salud por covid-19.
El Ministerio de Salud dispuso de un sitio web para que se registraran quienes no estén en el sistema Patria.
En la fila del hotel Alba está Antonio Ruiz, un maestro jubilado de 64 años, que fue citado para el miércoles, pero luego de varias horas no logró entrar. Volvió este jueves.
«Por una parte la vacunación es buena, pero por otra la organización es muy mala», cuestionó.
Una vez dentro del recinto el proceso transcurre con fluidez. Al abrir las puertas, el movimiento es frenético para abarcar la mayor cantidad de personas.
Los vacunados pasan a un espacio donde reposan varios minutos y reciben una charla de Rocío, trabajadora de la alcaldía de Caracas, quien les indica el protocolo a seguir. «El hecho de que se hayan puesto la vacuna no quiere decir que no se tengan que seguir cuidando, debemos seguir cuidándonos», repite a cada grupo.
Luego reciben píldoras de acetaminofén por si les da fiebre.
Una escultura del médico venezolano José Gregorio Hernández, beatificado el pasado 31 de abril, está dispuesta en uno de los varios cubículos habilitados para la inmunización en un gran salón de este hotel, que fue uno de los más importantes de la capital.
Afuera espera José Manuel Montilla, un taxista de 57 años, que no tiene turno pero decidió probar suerte junto a su esposa y varios de sus vecinos en la barriada de Petare, la más grandes del país.
«No me ha llegado el mensaje, pero vine a ver si tengo la posibilidad de que me vacunen (…). Espero tener el derecho como ciudadano de vacunarme», comenta.