Cuenca petrolera del Lago de Maracaibo produce menos de 100.000 barriles diarios: historia de una crisis
La división Occidente aportó alrededor del 13% de la producción total de Venezuela en octubre. Esta curenca generaba el mayor volumen de crudo en el país hasta que la producción de la Faja del Orinoco aumentó a principios de la década de 2000
La producción petrolera en la división occidental de PDVSA, que comprende la cuenca del Lago de Maracaibo, ha caído casi 50% desde enero, a pesar de los aumentos registrados en los últimos meses, según informes internos de la petrolera estatal.
El bombeo en la división occidente, en el estado de Zulia, que incluye a la empresa mixta PetroBoscan con Chevron, en su mayor parte estancada, cayó de 190.000 barriles diarios (b/d) a principios de enero a 98.000 b/d en los últimos días de octubre, según los informes de producción, obtenidos por la firma especializada Argus.
Esta área aportó alrededor del 13% de la producción total de Venezuela en octubre. Esta curenca generaba el mayor volumen de crudo en el país hasta que la producción de la Faja del Orinoco aumentó a principios de la década de 2000, a raíz de una decisión estratégica del gobierno del expresidente Hugo Chávez, quien decidió concentrar el esfuerzo en las grandes reservas de crudo pesado y extrapesado.
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PDVSA ha tenido dificultades para mantener la producción como consecuencia de las duras sanciones impuestas por la administración del expresidente estadounidense Donald Trump en 2017.
A esta situación coyuntural se han sumado planes de mantenimiento muy retrasados o no ejecutados, el aumento de la delincuencia y los continuos problemas migratorios y laborales en PDVSA, los cuales alcanzaron un nivel crítico este año, indican el informe y otras fuentes.
Historia de la destrucción
«Esta es la historia de la destrucción de la producción», dijo la fuente que proporcionó el informe, indicó la nota de Argus.
La producción de la división occidente se ubicó en 147.640 b/d a finales de enero, 63% por debajo del objetivo fijado por PDVSA para ese mes, según los documentos. Algunos proyectos y empresas mixtas -entre ellos PetroBoscan y algunos campos operados con la china, Sinopec- habían comenzado a reportar la paralización de la extracción en sus yacimientos.
La producción aumentó ligeramente en febrero, hasta 153.740 b/d en toda la división, lo que la sitúa un 41% por debajo de la cuota esperada por PDVSA. Con unos 7.500 pozos en la zona, la producción aún podría recuperarse, según dijeron entonces los expertos del sector.
Pero en marzo, el bombeo de crudo liviano volvió a caer, hasta 141.110 b/d; es decir, más del 91% por debajo del objetivo corporativo.
Ese mismo mes llegó a Caracas una delegación de alto nivel de EE.UU., el primer contacto de este tipo en años, lo que suscitó algunas expectativas de que las sanciones podrían suavizarse para permitir, al menos legalmente, que Venezuela ayudara a sustituir el suministro ruso sancionado tras la invasión de Ucrania.
Pero la incapacidad de Venezuela para sostener la producción se hizo evidente cuando el volumen de la división occidente cayó a 134.000 b/d en abril, y luego a 124.000 b/d en mayo.
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¿Y quién tiene la culpa?
Los responsables de la gestión de la división reparten generosamente las responsabilidades, desde los continuos fallos de electricidad en el estado de Zulia -algunos pozos utilizan generadores portátiles- hasta el aumento de la delincuencia callejera que se extiende, literalmente, al lago. Las cuadrillas han sido robadas a punta de pistola en barcazas y barcos mientras trabajaban en medio del Lago de Maracaibo.
En junio, la producción cayó a menos de la mitad del objetivo del PDVSA, a 108.160 barriles diarios (b/d), y luego a 103.910 b/d en julio.
La práctica de robar tuberías, cables y otros equipos para venderlos como chatarra también estaba creando más problemas y averías mecánicas.
Esto también se produce después de años de un éxodo de trabajadores cualificados desde 2013. Los empleados de la PDVSA que permanecen en el país suelen tener un segundo empleo para llegar a fin de mes, por lo que dejan de centrarse en su profesión principal, señala Argus.
La producción alcanzó un mínimo anual de 96.000 b/d en agosto, lo que llevó a los trabajadores de la PDVSA a pedir públicamente más inversiones en la zona.
Aunque no se ha producido ninguna inversión adicional evidente, la producción subió a 97.000 b/d en septiembre y a 98.000 b/d en octubre, en promedio.
La producción total de Venezuela se recuperó hasta una cifra estimada de 765.000 b/d en octubre, y los analistas atribuyen este aumento a la llegada de condensado iraní, que se utiliza como diluyente en algunos proyectos petroleros. Pero el condensado fluye más hacia la Faja y otras zonas que hacia la división occidental.
La producción de la división occidental alcanzó los 99.740 b/d al cierre de octubre, la más alta en varias semanas, pero todavía un tercio del objetivo.
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