Dark Kitchens: restaurantes virtuales toman fuerza en el negocio gastronómico venezolano
La paralización de muchas actividades como consecuencia de la pandemia de COVID-19, evidentemente, golpeó con fuerza al sector restauración. La mayoría de los restaurantes se vieron en la necesidad de replantear su fórmula, revisar su estructura de costos, modificar conceptos, hasta ajustar sus menús con el fin de hacer viable su negocio ante la realidad actual. Así floreció y progresivamente ha tomado fuerza el modelo de las dark kitchens, basado en la venta de comida únicamente por delivery.
Básicamente, una dark kitchen es una cocina que no tiene un lugar físico para atender clientes y no está conceptualizado bajo el modelo tradicional de restaurante, sino más bien en un nuevo esquema que lo hace desde un mínimo viable y permite crecer con el menor riesgo posible.
Así lo define el chef Enrique D’Lima, creador de FOODis, un negocio que funciona como restaurante digital en Caracas, enfocado en el delivery como mayor fortaleza.
«En nuestro caso, decidimos hacer lo mejor que podamos hacer, desarrollando un modelo con los más altos estándares de calidad de un restaurante de buen nivel. Mercadeamos a través de los medios digitales y capitalizamos leads desde el mundo digital, convirtiendo esto en entregar felicidad a través de la comida que servimos», expresó D’Lima en entrevista para Banca y Negocios.
Aunque los dark kitchen tienen más de cinco años surgiendo en el mundo y, en particular, el proyecto de D’Lima comenzó previo a la pandemia, asegura que esta nueva realidad fue beneficiosa para el posicionamiento de la marca con mucha rapidez, dado que «la gente le perdió el miedo a pedir comida por el método delivery».
«Hemos crecido muchísimo, nacimos la semana que se declaró la pandemia en Venezuela y desde ese momento no hemos parado de crecer. Cada día ganamos nuevos clientes y fidelizamos a los existentes», afirma.
– Menores riesgos, mayor flexibilidad –
Para D’Lima, también asesor de proyectos gastronómicos, una de las principales ventajas de este modelo, en contraste con el tradicional, es que el factor riesgo es mucho más bajo.
«El modelo dark kitchen te permite crecer a tu velocidad, con inversiones más bajas respecto al modelo tradicional, y con mucha flexibilidad», aseveró.
De igual forma, el experto explicó que los márgenes de ganancia en este modelo son más estrechos; sin embargo, el techo en volumen es mucho más alto.
A su juicio, el dark kitchen no es una informalización del modelo de restauración. «Sencillamente es una variante del negocio de la restauración. De hecho, muchos restaurantes grandes en los Estados Unidos, por ejemplo, antes de abrir un local nuevo, en una ciudad nueva, hacen test desde un dark kitchen y luego deciden qué hacer», explicó.
«Por otro lado, no se trata solo de cocinar algo sabroso, sino de pensar en cómo transportarlo, mercadearlo, etc… Una vez que conectas con la gente, todo fluye».
– Una ventana para el emprendedor –
D’Lima considera que, con este modelo, está abriéndose una ventana al emprendedor venezolano: «Por su flexibilidad ayuda a que sea muy fácil, sin embargo, es un arma de doble filo porque, como todo negocio, tiene sus bemoles».
Un ejemplo de este tipo de emprendimientos es Boo Kitchens. Este negocio, cuyo eslogan es «Usa nuestra cocina para hacer tu arte», tiene presencia en la ciudad de Caracas y consta de un espacio totalmente equipado, con áreas de producción, almacenamiento y espacio de coworking.
Su creador, Santiago Nannini, explicó a Banca y Negocios que en Boo Kitchens ofrecen el alquiler del espacio para que sus clientes, que son fundamentalmente negocios gastronómicos, puedan disfrutar de sus cocinas y maquinarias, con gastos reducidos en comparación con otros alquileres que, según detalló, se encuentran entre 8 y 12 dólares por metro cuadrado y sin equipamiento.
«Funcionamos tal cual como un dark kitchen en el exterior. El modelo se basa en prestar un espacio donde puedas crear o hacer crecer tu marca gastronómica, sin el alto costo de inversión en cocina y sin el gasto o inversión de inmueble», precisó.
Detalla que la inversión que se requiere es únicamente en materia prima y en la idea del emprendedor.
Y agregó que lo que modificaron, en este caso, es que «cada cliente tiene un espacio privado de trabajo que puedes cerrar con candado al terminar y tienes control de tu puesto y de tu inventario».
– Un modelo que llegó para quedarse –
Para Nannini, este es un modelo que en Venezuela surgió en una etapa de crisis de muchos emprendimientos domésticos que nacieron con la pandemia, pero asegura que será sostenible en el tiempo.
«Si deseas emprender o expandirte, arrancar de esta forma es mucho más fácil y económico», dijo.
En ello coincide D’Lima, quien considera que «el que ofrezca un producto de calidad, con velocidad y buena atención, como es nuestro caso, definitivamente llegó para quedarse».
A su juicio, para emprender en este tipo de negocio, se necesitan muchas ganas de trabajar, una buena estrategia de mercadeo, un buen call center para atender a los clientes y una buena cocina para atender los picos de demanda sin quedarse corto.
«En Venezuela todo está por hacerse, y no desde la crisis que vive el país en los últimos años, sino desde siempre; somos una sociedad muy joven, con un potencial enorme, y la gastronomía no escapa de esto. Cómo dice mi papá: Venezuela es un lienzo en blanco y la gastronomía es el lápiz para dibujarlo», finalizó el creador de FOODis.
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