#Dato: 6 aspectos que podrían marcar la economía de América Latina este año
Los especialistas consideran que se deben hacer reformas importantes que incentiven la inversión, así como ajustes administrativos que equilibren los gastos fiscales y reduzca la deuda pública en las naciones.
Expertos describen como «desafiante, pero lleno de oportunidades» el panorama económico en América Latina para este año 2025.
La región latinoamericana podría verse influenciada por las dinámicas macroeconómicas del mundo, como por ejemplo, la bajada de la tasa de interés en Estados Unidos (EEUU), la desaceleración de la economía en China, la tensión geopolítica, entre otros aspectos.
Pese a la incertidumbre que pueda haber en el área económica a nivel global, América Latina podría ser un punto de inflexión, dado que muchos países de la región son proveedores de minerales para la transición energética, por ejemplo.
Gustavo Stenzel, portfolio manager de América Latina en Franklin Templeton, destacó que los países de América Latina «primero debemos hacer nuestra tarea. Tenemos tantas cosas que resolver internamente, que las reformas deben ser nuestro principal motor para el futuro».
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destacó que muchos países de América Latina enfrentan niveles de deuda pública muy altos, los cuales llegaron a ubicarse en el 55% del Producto Interno Bruto (PIB).
A continuación, 6 puntos íntegros que podrían marcar la economía en América Latina durante este año, según publicó la página web Simalco:
1.- Un mundo que crece menos
El año 2024 cerró con un crecimiento regional de 2,2%, consolidando una segunda “década perdida” en la que los países de América Latina crecieron en promedio apenas un 0,9%, según datos de la Cepal. Aunque para 2025 la institución proyecta un leve repunte al 2,4%, este crecimiento “no permitirán cerrar las brechas” entre las economías de la región y las desarrolladas.
Uno de los principales obstáculos es el posible resurgimiento del proteccionismo, impulsado por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Trump ha planteado medidas arancelarias agresivas, como un 25% a México y Canadá y un 10% adicional a China, las cuales podrían desencadenar mayores presiones inflacionarias y limitar los recortes de tasas de interés por parte de los bancos centrales. La Reserva Federal ya ha anunciado que los recortes de tasas en 2025 serán menos profundos de lo esperado, lo que ha generado preocupación en los mercados.
“Un mundo más proteccionista y menos globalizado es obviamente un mundo que crece menos”, advierte Cichevski. “Para los países con déficits fiscales elevados, altos niveles de deuda y costos de financiamiento crecientes, este escenario no augura buenas noticias. Este 2025 luce desafiante para América Latina”, sentencia.
Otra presión proviene del enfriamiento de la economía china, que creció apenas 4,6% interanual en el tercer trimestre de 2024, el peor rendimiento en 18 meses. El Banco Mundial estima un crecimiento de 4,5% para China en 2025, arrastrado por los efectos del colapso inmobiliario. Para América Latina, cuya relación comercial con China representa el 12,9% de sus exportaciones depende, principalmente commodities como cobre e hierro, este enfriamiento añade más incertidumbre.
2.- Entre una batalla de gigantes
Aunque las amenazas de mayores aranceles a México generan inquietud, los expertos consultados para este especial coinciden en que el principal foco del presidente electo de Estados Unidos será China, marcando un 2025 con crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias.
En este panorama, América Latina ocupa un lugar estratégico. Si bien Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de la región, concentrando el 41,7% de sus exportaciones, la influencia china ha crecido exponencialmente. Según la Cepal, entre 2000 y 2022, el comercio entre China y América Latina se multiplicó por 35, mientra que el comercio total de la región con el mundo solo aumentó cuatro veces.
La expansión china no solamente llega en forma en comercio, sino también en inversiones clave. En 2024 se estrenó el megapuerto de Chancay en Perú, un proyecto de US$ 3.600 millones financiado por China, sumado a otros desarrollos en minería, infraestructura y energía en la región.
Para 2025, el gigante asiático tiene ambiciosos proyectos en su agenda. Comenzar los estudios del Tren Bioceánico que conecta Brasil con el puerto peruano, estrenar la planta de la automotora BYD en Brasil (actualmente suspendida por las autoridades por detectar condiciones de “esclavitud”), y avanzar en la construcción del metro de Bogotá, entre otros.
“Me sorprendería que Estados Unidos desatienda a la región, en un contexto donde China tiene intereses genuinos en fortalecer sus relaciones comerciales y políticas con América Latina”, dice Cichevski.
3.- Continúa el «nearshoring»
El «nearshoring» continúa siendo una de las mayores oportunidades para la economía de América Latina en 2025, especialmente para México, en un contexto de creciente cautela de su vecino del norte frente a China. “Teniendo en cuenta que lo más complejo será la relación entre Estados Unidos y China, no creo que México vaya a tomar decisiones que rechacen la usual buena inversión de Estados Unidos”, dice Andrés Duarte, director de análisis financiero de Corficolombiana.
“A pesar de las retóricas agresivas, solo hemos percibido cierta lentitud en las decisiones. Las inversiones en ‘nearshoring’ no han desaparecido, y detener un fenómeno que avanza como tractocamión no va a ser fácil”, concuerda Mónica Vera, líder de América Latina para TMF Group.
Sin embargo, el panorama no está exento de retos. México deberá equilibrar su posición en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, especialmente con la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en marcha.
Por ejemplo, en diciembre, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum negó acusaciones de que compañías chinas están usando a México como «puerta trasera» para evadir aranceles al exportar a sus países socios. Sin embargo, anunció planes para reducir el déficit comercial con China, de US$ 80.000 millones, promoviendo bienes locales sobre importaciones chinas.
Adicionalmente, a partir del 1 de enero de 2025, México impuso un arancel del 19% a productos de plataformas digitales provenientes de países sin tratados comerciales. Este nuevo gravamen afecta especialmente a gigantes del comercio minorista chino como Temu y Shein.
El «nearshoring» también presenta oportunidades más allá de México. Según Cichevski, países como Uruguay, Colombia y Costa Rica, están posicionándose para atraer inversiones en áreas de conocimiento, como ciencias de la vida y tecnologías aplicadas a la salud. “La industria del software estadounidense es un sector en el que América Latina tiene un gran potencial para destacar”, dice.
4..- El tema más urgente: la transición energética
El tema central para 2025 será, sin duda, la transición energética. Durante 2024, Ecuador, Venezuela y Costa Rica enfrentaron apagones y racionamiento debido a su alta dependencia en hidroeléctricas, agravada por las inusuales sequías derivadas del cambio climático. Incluso Colombia tuvo que racionar el gas natural para priorizar las plantas de generación térmica, que cubren la demanda eléctrica.
El panorama es desafiante. Según el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), la demanda energética en la región crecerá a un ritmo de 2,3% anual hasta el 2050, año en que los países se comprometieron alcanzar cero emisiones netas de gases del efecto invernadero (GEI).
Además, el auge de la inteligencia artificial (IA) añade una nueva capa de complejidad. Gartner estima que, a nivel global, el 40% de los data centers de IA enfrentarían limitaciones operativas por falta de energía para 2027. Esto plantea un desafío para países como Costa Rica, que busca sumarse a la cadena de suministro de IA como proveedor de semiconductores, o Chile que recientemente presentó su Plan Nacional de Data Centers para atraer inversión en esta industria.
“La reducción de la dependencia en petróleo y gas y el incremento en la capacidad de generación solar y eólica han cobrado prioridad política en la región”, comenta John Price, director general de Americas Market Intelligence (AMI). “Pero uno de los mayores cuellos de botella es el tema del almacenamiento”, advierte.
Aunque la región ha sido lenta en establecer regulaciones y mecanismos de precios, algunos países están avanzando. Chile, por ejemplo, tiene una ley desde 2022 que fomenta el almacenamiento eléctrico. Esto ha impulsado proyectos como el de AES, que iniciará en 2025 la construcción de una planta solar de 763 MW con baterías capaces de almacenar cinco horas de energía.
“En Chile, la inversión en almacenamiento crecerá significativamente este año, ya que se han definido las reglas claras y muchos proyectos que estaban en stand by esperando la aclaración comenzarán a operar”, afirma Price. También se espera que Brasil publique sus regulaciones de almacenamiento durante 2025, ampliando su rol en esta área.
Mónica Vera de TMF Group señala que México podría ser un actor que vuelve al mercado de las energísa renovables. En su discurso de toma de posesión, la presidenta Sheinbaum anunció la meta de alcanzar un 45% de participación de energías renovables para el 2030. Aunque no ha detallado el plan, el discurso marca un importante cambio a la administración anterior.
“En México hubo frenazos importantes, pero con la llegada del nuevo gobierno esperamos que el tema reviva”, señala Vera. “Me encantaría ver la inversión en transición energética regresar a México, que tenía un futuro brillante hace 10 años y que de repente se apagó”, concluye.
5.- «Drill, baby, drill»
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos amenaza con alterar significativamente el mercado global de gas natural. Trump ya ha prometido revertir restricciones impuestas por Joe Biden, incluidas las pausas en permisos de exportación de gas natural licuado (GNL) y regulaciones ambientales.
Durante su primer mandato, Trump facilitó la aprobación de terminales de exportación y redes de transporte de gas, aumentando las exportaciones de GNL de Estados Unidos. Esto tuvo repercusiones inmediatas en el Caribe y Centroamérica, donde productores como Trinidad y Tobago perdieron participación de mercado. Además, la crisis energética en Europa tras las sanciones a Rusia permitió que Estados Unidos capitalizara la demanda de gas natural, consolidándose como un proveedor clave.
“Trump va a cambiar el mercado nuevamente y veremos más exportación de gas natural”, explica John Price.
En este caso, países latinoamericanos exportadores de gas, como Perú, Bolivia, Trinidad y Tobago y Argentina, se verían afectados por la inundación de gas natural a bajo precio. De acuerdo a datos del Banco Mundial, en noviembre de 2024 el gas natural en Estados Unidos costaba US$ 2,7 por millón de BTU (MMBTU), mientras que en Europa alcanzó US$ 13,93 (MMBTU).
Por otra parte, 2025 también va a ser un año clave para la productividad del gas natural para los países latinoamericanos. Por una parte, hay noticias positivas para la industria. El yacimiento de Vaca Muerta ha llevado la producción de petróleo y gas natural de Argentina a niveles no vistos en dos décadas y, a partir de este año, el país comenzará a exportar gas a Brasil.
En contraste, otros países enfrentan dificultades. Por ejemplo, durante el año pasado, Bolivia dejó de exportar gas a Argentina, su principal cliente; mientras que México se enfrenta una grave escasez de almacenamiento de gas, lo que podría impactar su seguridad energética. Colombia, por su parte, perdió la autosuficiencia de gas por primera vez en 45 años, marcando un punto crítico en su capacidad de producción.
6.- Infraestructura: una “enorme oportunidad”
Estados Unidos es el líder indiscutido en la industria de alimentos. Sin embargo, América Latina y el Caribe, consideradas como un bloque, se posicionan como los mayores exportadores netos de alimentos a nivel global. Según datos de la Cepal, la región alcanzó un récord de exportaciones de alimentos de $349.000 millones en 2022, impulsada principalmente por los países de América del Sur.
“La gran diferencia es que ellos tienen una mejor infraestructura que nosotros”, explica Gustavo Stenzel de Franklin Templeton. Para el analista, más que un desafío, es oportunidad: “Brasil, por ejemplo, es mayor que Estados Unidos, pero tenemos solamente 30.000 kilómetros de ferrovías, mientras que Estados Unidos tiene 220 mil kilómetros. Entonces, es muy fácil ganar productividad”.
El desafío de infraestructura va más allá del transporte. También incluye las necesidades emergentes vinculadas a la transición energética, como la construcción de líneas de transmisión eléctrica y sistemas de almacenamiento para energías renovables.
El potencial de desarrollo en infraestructura también traspasa los límites de lo físico: la infraestructura digital representa una oportunidad clave para la región. Esto incluye la modernización de plataformas de inversión en las bolsas de valores y la expansión de nuevos productos financieros que aumenten la penetración y acceso.
Stenzel resalta que América Latina tiene una ventaja demográfica y tecnológica: “Desde los años 80, transformamos la industria bancaria en una de las más eficientes del mundo. Hoy, contamos con una población que adopta la tecnología rápidamente y tiene facilidad para la educación digital”.
“Por eso estamos muy optimistas en infraestructura. A pesar de que necesitas oportunidades y es muy influenciada por las tasas, tiene un gran potencial”, añade.
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