Datos | ¿Cuántos reciben y para qué sirven los bonos del Sistema Patria? Radiografía de una política social
El Estado transfiere unos 110 dólares anuales por receptor. Algo menos de 10 dólares al mes. Nuestra estimación es que las familias están recibiendo alrededor de 18 dólares mensuales, dice el sociólogo Edison Arciniega.
El gobierno tiene 11 programas de asistencia social. “Lo que llamamos bonos son las transferencias monetarias que hace el Sistema Patria. Esos bonos corresponden a programas diferentes. Hay unos bonos temáticos que se reciben bimensualmente, y hay unos programas como Hogares de la Patria, en Amor Mayor, etcétera”, explica Edison Arciniega, sociólogo, especialista en Seguridad Alimentaria, e Inteligencia de Mercado de Alimentos.
Además, Arciniegas es el presidente del Centro de Estudios Agroalimentarios de Venezuela.
Afirma que mínimo 74 % de los hogares venezolanos tiene al menos un receptor. Los política social del Estado se ha concentrado en un 90% en dos programas: el plan de Alimentación Popular (CLAP) y las transferencias monetarias del Sistema Patria. Todo lo demás que hacía lo ha dejado de hacer, dice Arciniegas.
-¿En qué se gastan los bonos? ¿Para qué los usa la gente?
-Bueno, la gente está recibiendo al mes un promedio de 25 dólares. Lo que sí está claro es que cuando el Estado paga los bonos se da un ligero repunte del consumo, sobre todo en sector alimentario y telefonía. Pagos en gas, servicios, en general. El CLAP lo pagan con esas mismas transferencias.
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Arciniega dice el primer programa es Hogares de la Patria, cuyos bonos son Economía Familiar y 100% Escolaridad. Tiene una penetración promedio de 67% de los hogares, y aporta –en promedio- unos 5 dólares por hogar. En Amor Mayor –una especie de pensión no contributiva- llega al 8.22% de los hogares.
Parto Humanizado, Lactancia Materna y Misión «José Gregorio Hernández» entre todos no suman más de 9 dólares.
En resumen, los bonos del Sistema Patria aportan, en promedio, una cifra en torno a 6.17 dólares.
También está el Programa Mamá Rosa, Casas de la Alimentación, el CRN, la Misión Aquiles Nazoa, la Chamba Juvenil, Somos Venezuela: todos ellos juntos alcanzan a 4.05% de los hogares, y un promedio de 8 dólares por receptor.
Sin orden presupuestario
-¿Son sostenibles estos programas?
-Totalmente. Cuestan al Estado actualmente 500 millones de dólares al año.
-Pero se espera un crecimiento limitado…
-Se espera un crecimiento de 8% para 2023. La política de bonos no implicará un presupuesto superior a 500 millones de dólares. El Estado transfiere unos 110 dólares anuales por receptor. Algo menos de 10 dólares al mes. Nuestra estimación es que esas familias están recibiendo alrededor de 18 dólares mensuales. En total, el gasto efectivo en este plan es de 82 millones de dólares mensuales. Si multiplico por 12 meses, se llega 920 millones de dólares. Los 500 millones referidos son lo presupuestado, pero no hay orden presupuestario.
«La gente no depende de 20 dólares al mes, en lo político no amarra, pero la gente quiere sus 20 dólares», dice Arciniega. Dos tercios de la población ofrecen información vía encuestas. ¿Quién no quiere tener una muestra de 2 tercios de la población? Ahí es donde está el componente político, en poder dar trabajo a la gente que distribuye los CLAP; y además se dinamiza el consumo popular a través de estas transferencias.
«Calculamos que el costo de estos programas y transferencias es de poco más de 1.000 millones de dólares, incluyendo las CLAP», señala el sociólogo Edison Arciniega. En su opinión, esta estrategia puede ser financieramente sostenible, aunque el aporte es realmente insuficiente, por lo que la política social tiene un efecto paliativo muy reducido, frente al avance de la inflación en el país.
De acuerdo con Arciniega, el Gobierno podría duplicar los aportes en 2023 y mejorar la calidad de las bolsas CLAP y no gastaría mucho más de 2.000 millones de dólares, una cifra que, en opinión del presidente del Centro de Estudios Agroalimentarios de Venezuela, resulta perfectamente manejable.
Lo que dice ENCOVI 2022
“Hay una reducción de los programas sociales, y siguen los problemas de focalización. Los hogares venezolanos dependen menos de las ayudas del Estado”, se lee en el documento generado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES-UCAB).
El texto elabora un Inventario de Insuficiencias: La Política social en Venezuela ha quedado reducida básicamente a dos programas. Las transferencias monetarias (permanentes o eventuales) y las cajas CLAP.
Bajo el supuesto de que la economía logre crecer unos años más en las condiciones actuales, va a quedar de manifiesto la insuficiencia de esta expansión para lograr mejoras en los indicadores sociales.
Se necesitan nuevos programas sociales para incorporar mayores atributos productivos y de bienestar a las familias en pobreza.
La educación ha quedado a su suerte luego de más de dos años sin actividad presencial. Es indispensable la aplicación de procesos de nivelación escolar para tratar de compensar los efectos de esta parálisis escolar, por citar un ejemplo de los elementos críticos pendientes de la política social.
El envejecimiento de la población va a seguir generando presión en un sistema pensional que tiende a la baja.
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Dejar la evolución del empleo al mercado laboral simplemente supone ignorar los problemas de desigualdad. Por último, hace falta una política hacia la juventud que genere oportunidades e inclusión socio productiva a este segmento de la población, que sigue tentado en abandonar el país si las mejoras económicas no los alcanzan, reza la ENCOVI 2022.
Los beneficiarios de las cajas CLAP reciben una cesta de productos que varía mucho el período de cada entrega. Sólo un 35% la recibe mensualmente, que sería el período más adecuado.
“Se trata de un programa cuasi universal. Sólo el 10% de los hogares no la recibe. Aun cuando se trata de un programa universal en el último decil de ingresos 30% no la recibe. Probablemente en los últimos deciles de ingresos opera un proceso de autoexclusión”, dice el documento.
¿Qué hay de los bonos?
Pero, ¿Qué dice ENCOVI 2022 sobre los bonos específicamente? 4,5 dólares es el valor promedio de cada bono, un aumento de 2 dólares u 80 % respecto a 2021 cuando el aporte promedio fue de 2.5 dólares.
El 40% de los que declaran haber recibido bonos temporales dicen que su frecuencia es mensual (entre 9 y 12 veces al año) y el 24% hasta quincenalmente.
La política de transferencias se ha ordenado para alcanzar unos resultados mínimos de cobertura de una persona por hogar con un aumento nominal del valor del bono. La idea no es incrementar, sino mantener la cobertura por hogar.
Sin embargo, el 69% de los hogares han recibido al menos un bono temporal en los últimos 12 meses. En 2021, lo recibían 71%.
El valor promedio de los bonos recibidos por los hogares es de 6,3 dólares. En 2021 era de sólo 4,6 dólares.
Cayó el número de personas que reciben bono por hogar de 1,7 a 1,4. Estas asignaciones tienden a concentrarse en una persona por hogar.
Además, el valor del bono de los no pobres es 31% mayor que el de los pobres. La diferencia es 10 dólares vs. 7 dólares en promedio.
El 48,4% de las personas mayores de 18 años recibe bonos. Esto implica una caída con respecto a 2021, cuando esta proporción fue 62%.
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