Desempeño de Apple revela cinco tendencias del mercado
Warren Buffett ha dicho que ojalá hubiera comprado aún más acciones de Apple. Goldman Sachs está lanzando una nueva tarjeta de crédito con el titán tecnológico. Y en las próximas semanas, dependiendo de lo que ocurra, es posible que Apple se convierta en la primera compañía del mundo con una capitalización de mercado de US$1 billón.
Pero, aunque no suceda, Apple ya es una empresa ejemplar. Sólo es estudiarla para comprender las cinco tendencias más significativas del mercado hoy en día.
La primera es la ingeniería financiera. Al igual que la mayoría de las multinacionales más grandes y rentables, Apple tiene mucho efectivo – US$285.000 millones – además de una gran cantidad de deuda (cerca de US$122.000 millones).
Eso se debe a que, como casi todas las otras grandes y ricas, ha depositado la mayor parte de su efectivo adicional en carteras de bonos en el extranjero en los últimos 10 años. Al mismo tiempo, emitió deuda a tasas bajas para realizar una gran cantidad de recompra de acciones y pago de dividendos desde la crisis financiera. Apple es responsable por una cuarta parte de las recompras de US$407.000 millones anunciadas desde que se aprobó la ley de impuestos de la administración Trump en diciembre.
Pero las recompras han ayudado al 10% de la población que posee 84% de todas las acciones. El hecho de que las recompras se hayan convertido en el principal uso de efectivo corporativo durante más de una década ha impulsado a los mercados. Pero también ha aumentado la brecha de la riqueza, la cual no sólo es el factor más importante en un crecimiento tendencial más lento comparado con niveles históricos, sino que también está impulsando el populismo político que amenaza al sistema de mercado en sí mismo.
Ese fenómeno se ha acelerado por una segunda tendencia de Apple: el aumento de los intangibles como la propiedad intelectual y las marcas en comparación con los tangibles como proporción de la economía.
La economía digital tiene una tendencia a crear superestrellas, ya que productos como el software y los servicios de internet son tan escalables y disfrutan de los efectos de red. Pero como Jonathan Haskel y Stian Westlake señalan en ‘Capitalism With Capital’, también parece reducir la inversión en toda la economía.
Esto no sólo se debe a que los bancos son reacios a darles préstamos a empresas cuyos activos intangibles simplemente pueden desaparecer, sino también por el efecto del ‘ganador se lo lleva todo’ que disfrutan las firmas como Apple (o Amazon o Google).
Este tipo de concentración de poder es una razón clave para la tendencia número tres: los niveles récord de fusiones y adquisiciones. Muchos de los acuerdos que hemos visto en los últimos meses – desde T-Mobile/Sprint hasta AT&T/Time Warner, la compra de CVS por Aetna o la compra de Flipkart por Walmart – son grandes compañías que intentan competir con firmas digitales aún más grandes, que han alterado sus modelos comerciales tradicionales.
Esto se ve claramente en áreas como las telecomunicaciones y los medios de comunicación, donde muchas empresas han asumido importantes cantidades de deuda para crecer y competir en este nuevo entorno de streaming y medios digitales. Parte de esa deuda ahora parece inestable, lo que subraya el cuarto punto clave al que hay que prestarle atención en el mercado: la próxima gran crisis probablemente no sea bancaria, sino corporativa.
Históricamente, el rápido crecimiento en los niveles de deuda ha sido el mejor indicador de una crisis. Y este año, el mercado de bonos corporativos se ha disparado, conforme las compañías emitieron una cifra récord de US$1,7 billones el año pasado, y más de medio billón en lo que va de este año. Incluso las empresas mediocres se han beneficiado del dinero fácil. Pero a medida que el entorno de las tasas de interés vaya cambiando, más rápido de lo que pensamos, muchas empresas son vulnerables.
Por supuesto, siempre y cuando surja la próxima crisis, el poder deflacionario de la tecnología ejemplificada por compañías como Apple podría hacer que sea más difícil de manejar. Ésa es la tendencia número cinco. La deflación relacionada con el sector de alta tecnología es lo que en gran parte ha mantenido a las tasas de interés tan bajas durante tanto tiempo; no sólo ha restringido los precios sino también los salarios.
El hecho de que las tasas sean tan bajas significa que los emisores tendrían menos margen para navegar a través de cualquier crisis. Apple y los otros proveedores de intangibles se han beneficiado más que otros de este entorno de tasas bajas, deuda barata y precios altos de las acciones en los últimos 10 años. Pero su poder ha sembrado las semillas de lo que podría ser el próximo gran cambio.
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