Dólar bajo ¿otra arma para la guerra comercial de Trump?
El secretario del Tesoro estadounidense Steven Mnuchin sorprendió a los mercados y hundió al dólar con una abrupta declaración en favor de un billete verde débil que contradice drásticamente la tradicional doctrina de Washington.
En el Forum económico de Davos en Suiza, Mnuchin hizo trizas el discurso vigente desde hace varias décadas, reiterado a saciedad por Robert Rubin, secretario del Tesoro de Bill Clinton, de que «a Estados Unidos le interesa tener un dólar fuerte».
Por el contrario, Mnuchin afirmó claramente el miércoles que un «dólar débil» es «bueno» para el país porque favorece «el comercio y las oportunidades».
La idea es que un dólar más débil hará las exportaciones estadounidenses más competitivas, encareciendo al mismo tiempo los precios de importación -desalentándola- y reduciendo en consecuencia el déficit comercial de la primera economía mundial, uno de los objetivos del presidente Donald Trump.
Tras esta fulminante declaración, el billete verde perdió 1%, haciendo disparar al euro a su nivel más alto en tres años.
Tomando esta posición, Mnuchin parece apelar a un arma adicional en la guerra comercial emprendida por Washington en su intento por poner a «EEUU primero».
El jueves reafirmó sus dichos ante periodistas: «creo que mi comentario sobre el dólar de ayer fue bastante claro (…) No estamos preocupados con el nivel del dólar a corto plazo, es un mercado con mucha liquidez y creemos en las divisas libres».
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo querer un «dólar fuerte». «Yo quiero ver un dólar fuerte», dijo Trump a la red CNBC desde Davos, Suiza, y comentó que las declaraciones de Mnuchin fueron «tomadas fuera de contexto».
– Guerra de divisas –
«Esto forma parte de la guerra comercial», resume Joseph Gagnon, economista del Peterson Institute for International Economics (PIIE).
«Me alegra escuchar esto. Un dólar fuerte fue muy perjudicial y eso se ha prolongado durante demasiado tiempo», estimó el economista, argumentando que Europa y principalmente Alemania se beneficiaron de esta brecha entre las divisas para aumentar su excedente comercial con Estados Unidos.
Gagnon reconoce que con tasas de interés superiores a las de la UE y un ciclo económico más avanzado, la divisa estadounidense justifica ser algo más fuerte que el euro.
«Pero cuando el euro cayó a 1,09 dólares, era mucho más débil. Pienso que a tasas de interés y ciclo económico comparable, el euro debería estar a 1,50», afirma este execonomista de la Fed.
Vista la amplitud de la reacción del miércoles en los mercados de cambios – el euro superó la cota de 1,2415 en Nueva York- el secretario de Comercio Wilbur Ross, también presente en Davos, intentó calmar el juego. Gagnon «no preconizaba nada. Dijo simplemente que esa no es nuestra mayor preocupación en este momento».
La Casa Blanca se mantuvo evasiva, sosteniendo entre líneas la posición de Mnuchin. «Tenemos un dólar estable que refleja la evolución de nuestra economía», declaró la portavoz de Trump, Sarah Sanders. «Creemos en una moneda que circule libremente», agregó.
¿Las palabras de Mnuchin habrían desvirtuado su pensamiento? No es probable. Para Joel Naroff, economista independiente interrogado por la AFP, «Mnuchin es un hombre que dice lo que piensa, sin demasiado filtro».
«Si hablaba en nombre de todo el gobierno, no lo sé. Pero sospecho que ellos van a estar contentos si el dólar baja», ironizó.
– Estrategia riesgosa –
Pero para otros observadores, se trata de una estrategia riesgosa para la administración, la de hacer bajar el billete verde por medio de comentarios.
«Eso puede provocar una carrera a la baja de divisas, porque todo el mundo quiere tener una moneda más competitiva que el dólar o que su socio comercial», advierte Greg Daco, jefe de economistas de Oxford Economics en Estados Unidos.
«Si la administración dice ahora abiertamente que quiere un dólar más débil, eso abre la puerta a una baja artificial de otras monedas que quieren mantenerse por debajo del dólar», explicó.
Algunos países emergentes, como China, podrían así dejar depreciar su moneda para mantenerse competitivos comercialmente. El economista evoca incluso a la zona euro «que optando por la forma menos perturbadora posible podría postergar el incremento de sus tasas de interés», a fin de evitar que el euro suba más.
Otros destacan que si bien un dólar más débil puede reducir el déficit comercial, también presenta el riesgo de importar inflación.
Los precios de importación se encarecen, acelerando la inflación, lo que a su vez desalentaría a los consumidores, que reducirían sus gastos, motor de la economía estadounidense.
«Hay que tener eso en cuenta cuando se habla de un dólar más bajo. No es necesariamente algo totalmente positivo. Probablemente sea una declaración audaz, pero ¿es razonable?», se pregunta Daco.
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