Dos parlamentos antagónicos conmemoran una independencia en crisis
Los ritos cumplen una función esencial en el desarrollo de los países, pues dan idea de continuidad, de permanencia y aportan contenido y significado a una historia compartida, que es clave para dar cuerpo a una sociedad.
Cada 5 de julio, Día de la Independencia de Venezuela, el ritual institucional fue el mismo. El Presidente de la República iba temprano al Capitolio Federal, sede del parlamento, y sacaba del collar con el que todos los mandatarios son investidos la llave del arca que contiene el original del Acta de la Independencia, aprobada y firmada el 5 de julio de 1811, y procedía a abrirla para que, durante el día, cualquier ciudadano que quisiera ir a ver la mayor reliquia histórica de la nación pudiera hacerlo.
Más tarde, el parlamento nacional celebraba una sesión solemne, en la cual un representante electo de la soberanía nacional daba lectura completa al acta de 1811, el mejor recordatorio de dónde viene y por qué nació esta república. Luego, un venezolano destacado daba el discurso de orden.
El presidente, por su parte, presidía el tradicional desfile militar, en el cual la Fuerza Armada ofrecía una muestra de lo mejor de su apresto y testimoniaba su lealtad a la Constitución y la democracia.
Este viernes 5 de julio de 2019, el Salón Elíptico del Palacio Federal fue cerrado por la guardia militar del Capitolio, después que Delcy Rodríguez, en representación del Poder Ejecutivo, abrió el arca del Acta, pero el documento no se expuso al público. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, habló de «secuestro», aunque él no ostenta los símbolos del poder ejecutivo, sino Nicolás Maduro, quien obvió esta parte del rito, justamente la parte civil y ciudadana.
– Dos parlamentos, dos países –
Como desde 2017 el país tiene dos parlamentos, hubo dos sesiones conmemorativas, que demuestran la distancia que se ha abierto entre los dos espacios de la sociedad que cada entidad legislativa representa, a pesar que estas sesionan a escasos metros entre sí.
En la Asamblea Nacional, el orador de orden fue el rector de la Universidad Metropolitana, Benjamín Scharifker, quien hizo referencia a la importancia de la ciencia y el conocimiento en la construcción de una democracia verdaderamente independiente.
«Nunca habíamos sido tan dependientes de otros para obtener alimentos y medicinas». El químico y docente venezolano advirtió que el «tiempo de las palabras se agota» ante la magnitud de la crisis venezolana, e hizo hincapié en la grave tragedia que representa la emigración de talento indispensable para sacar al país de la crisis.
Manifestó que el sector educativo debe ser objeto de una reforma que permita que las universidades públicas desarrollen ampliamente su potencial de producción de conocimiento y dependan menos del presupuesto público.
«Debemos trabajar urgentemente para que los venezolanos que salen del país sean nuestro mayor producto de exportación». Por supuesto, Scharifker no dejó pasar la actualidad del día y reconoció el valor del informe presentado por la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que resume en quizás pocas páginas la magnitud y profundidad de la emergencia humanitaria compleja que padecen los venezolanos.
El llamado del rector a seguir resistiendo, porque una sociedad democrática, moderna, del conocimiento, no se puede construir sin libertad.
En la Asamblea Nacional Constituyente, el parlamento pro gubernamental cuya elección es cuestionada por más de 70 países, el orador de orden fue el Almirante en jefe Remigio Ceballos, jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb).
El discurso del oficial se ciñó a la repetición del argumentario político del gobierno de Nicolás Maduro. En este sentido, indicó que» el Estado venezolano desarrolla nuevas estrategias para la defensa integral de la nación y derrotar todas las acciones desestabilizadoras que mantiene el imperio norteamericano y sus gobiernos aliados».
«El Estado venezolano genera constantemente políticas y estrategias para garantizar la seguridad de la nación, dislocando todas las acciones violentas desde el exterior de la República y desde cualquier espacio, de forma tal que el destino de la Patria sea para convertirnos en la Venezuela potencia para superar las amenazas presentes y futuras», puntualizó.
Según la versión de la agencia gubernamental de noticias AVN, Ceballos denunció que las acciones desestabilizadoras de Estados Unidos contra Venezuela iniciaron desde el año 1823, cuando el entonces presidente del país norteamericano, James Monroe, marcara políticas intervencionistas que posteriormente serían reconocidas como la doctrina Monroe.
«Casi dos siglos han transcurridos y son numerosas las acciones de injerencias de los gobiernos de Estados Unidos a través del tiempo para mantener su modelo hegemónico», dijo
En ese sentido, aseguro que el actual mandatario estadounidense, Donald Trump, ha intensificado las acciones coercitivas unilaterales contra Venezuela, «violando el derecho internacional con más intensidad que sus antecesores».
Destacó que con la llegada de la administración Trump en el año 2017, este enfiló acciones contra Venezuela sustentadas en atacar la economía con el apoyo de países subordinados, y como no les resultó en el año 2019 procedieron con el ataque al Servicio Eléctrico Nacional y robos de activos.
Ceballos, resaltó la cohesión de la FANB ante el constante asedio del imperio norteamericano. «Está unida, cohesionada, y comandada por el comandante en jefe, Nicolás Maduro, como un solo pueblo», indica AVN.
Precisó que el cuerpo castrense tiene fundamentado el legado de Simón Bolívar: «No dar descaso a sus brazos, ni reposo a sus almas hasta ver expulsado de la gran nación venezolana los enemigos de la Patria».
«Jamás la FANB volcará como ellos quieren las armas de la República contra nuestro pueblo, porque somos herederos de nuestros libertadores para el ejercicio de la independencia, la soberanía y la defensa integral», enfatizó.
Como se puede apreciar, discursos totalmente distintos en enfoque, tono y propósitos. El de Sharifker muestra la preocupación de un venezolano por el futuro del país, por construir las capacidades necesarias para su recuperación; el del Almirante en Jefe Ceballos priorizó la política gubernamental y se fue en la profesión de lealtad al gobierno de Maduro.
Este 5 de julio es un buen ejemplo de la dimensión del conflicto que hoy determina el futuro del país.
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