Economista Ricardo Hausmann encabeza proyecto sobre Venezuela en Harvard
El economista venezolano Ricardo Hausmann, profesor universitario en Harvard, reveló que actualmente forma parte de una iniciativa a cargo del Centro de Investigación para el Desarrollo de esta casa de estudios para analizar la crisis económica venezolana.
Según refiere el académico, el objetivo es buscar estrategias de salida a la situación actual a través de la generación de la información y el conocimiento necesarios.
En el proyecto participan además los especialistas venezolanos Douglas Barrios, Alfredo Guerra, Dan Levy, José Ramón Morales, Roberto Rigobón y Miguel Ángel Santos.
Los economistas internacionales Andrés Velasco, Larry Summers, Olivier Blanchard y Erik Berglof están integrados igualmente a esta causa.
Otra área de soporte académico la constituye un grupo de científicos sociales venezolanos a los que se ha solicitado su participación.
«Una de las grandes dificultades que existe a la hora de pensar en una estrategia para superar la crisis es la falta de información sobre la situación del país», refiere Hausmann.
«El Banco Central de Venezuela, el Ministerio de Finanzas y el Instituto Nacional de Estadística han escondido sistemáticamente información básica y clave sobre la economía venezolana. No existe información actualizada sobre las cuentas consolidadas del sector público, las cuentas nacionales, la inflación, la escasez o la balanza de pagos. El INE no ha publicado la Encuesta de Hogares por Muestreo (EHM) desde el 2014».
Ejemplos de la opacidad descrita anteriormente se encuentran de manera particular en la administración del Fondo Común China Venezuela, Bandes o el Fonden.
«Los investigadores del proyecto han realizado grandes esfuerzos para arrojar luces sobre estas áreas y aclarar algunas de estas lagunas, utilizando su experticia y fuentes alternas de información, como el CENDAS-FVM para datos de precios, la Encuesta de Condiciones de Vida desarrollada por UCAB, USB y UCV para datos de pobreza y contribuciones de funcionarios públicos que, asumiendo riesgos personales importantes, han compartido la información que poseen», explica Hausmann.
Entre los contratiempos que se han encontrado los investigadores para avanzar en su labor también destacan algunas características del entorno político y regulatorio del país.
Estas dificultades han hecho cuesta arriba la determinación de ciertos indicadores macroeconómicos. » Por ejemplo: no tenemos la menor idea de qué se hizo con los más de 135.000 millones de dólares que se gastaron en el Fonden ni con los 54,000 millones de dólares que circularon por el Fondo Chino. ¿Cuáles proyectos se ejecutaron? ¿Cuáles están terminados? ¿Cuánto falta para terminar los proyectos en curso?»
«Tampoco tenemos confianza en nuestras medidas del déficit fiscal. Creemos que puede rondar la estrambótica cifra de 15 a 20% del PIB, pero como el gobierno maneja este tema con tanta opacidad nadie puede estar seguro de la cifra exacta. Este déficit es la razón por la cual la emisión monetaria es tan alta y, como consecuencia, la depreciación de la moneda es tan acelerada. Y es importante determinar las causas de este déficit y los impactos fiscales de las medidas que se pudieran tomar».
Hausmann explica que los participantes en la iniciativa no han logrado desentrañar la naturaleza de dicho déficit. Unos opinan que es principalmente producto de la distorsión cambiaria a consecuencia de la liquidación de divisas a un tipo de cambio artificialmente barato, mientras otros opinan que es producto del desbordamiento en el gasto público. «Esta diferencia de opinión no debe ser vista como un problema ideológico, sino empírico y técnico. No es una pregunta sobre cómo debería ser el mundo sino cómo es en realidad. Y estamos tratando de aclararlo», enfatiza.
Asimismo, se intenta aclarar por qué hay una crisis de divisas tan grave que ha terminado por paralizar la producción de cerveza y refrescos, o las operaciones básicas de la industria petrolera. También se busca mapear la deuda pública venezolano, tomando en cuenta los compromisos no financieros de los entes públicos, que abarcan desde los retrasos en las cuentas por pagar, las deudas de PDVSA y otras empresas públicas con contratistas, proveedores, bancos nacionales y socios, los pasivos de los distintos fondos parafiscales que ha creado el Estado, las odeudas con China y las autorizaciones de liquidación de divisas con importadores privados de bienes y servicios hasta los juicios contra el Estado en el CIADI.
«De igual manera, estamos analizando si dadas las necesidades del país y su precario acceso al financiamiento internacional podemos honrar la deuda en los términos pactados. Porque, de no ser este el caso, es necesario entender cuál sería el tipo de restructuración que necesitaríamos acometer para recuperar el bienestar del país y su solvencia».
Asimismo, un equipo de expertos petroleros integrados al proyecto trabaja para analizar la caída de la producción de Pdvsa.
«Estamos explorando todas las vías de solución de nuestro problema de financiamiento internacional, incluyendo los nuevos mecanismos denominados ‘de acceso extraordinario’ en el Fondo Monetario Internacional, que ya se han utilizado en los casos de Grecia y Ucrania. También estamos estudiando todos los mecanismos de financiamiento bilateral (es decir: de gobierno a gobierno) que se han movilizado en crisis anteriores y las distintas estrategias de reestructuración de deuda que se han utilizado en crisis anteriores. En esto nuestros asesores han sido invalorables».
De igual manera, los participantes intentan determinar los alcances verdaderos de la inflación en Venezuela. ¿Cuán alta es la inflación en Venezuela? ¿Qué relación existe entre el nivel de precios de los productos y su escasez? ¿Qué tipo de cambio está siendo expresado implícitamente en el nivel de precios de cada producto en Venezuela? ¿Reflejan los precios el tipo de cambio oficial o el libre? ¿O es más bien algo intermedio? ¿Cuáles productos se han ido a cuál nivel? ¿Qué relación tiene esto con la escasez de dichos productos?
«Son preguntas urgentes para entender qué podría ocurrir en un escenario de unificación cambiaria con liberación de precios, tal como lo han propuesto muchos economistas: ¿cuánta inflación se generaría en un contexto de unificación cambiaria y cuáles serían los impactos de los cambios en precios sobre distintos segmentos de la población?»
Por otra parte, se intenta evaluar las causas del aumento de la pobreza en el país para formular propuestas que permitan revertirlo e identificar la población más vulnerable para poder llegarle con una nueva política social de transferencias directas, que subsidie a las personas en lugar de subsidiar a los bienes.
Finalmente, se intenta ntender la situación del sistema financiero, «que lleva años operando con tasas de interés reales super-negativas y con carteras dirigidas que están a tasas bajas y fijas. ¿Cómo se adaptaría el sistema bancario si las tasas de interés fueran determinadas de una forma más libre y menos represiva?»
Nuestro estudio tiene también un capítulo donde analizamos las regulaciones que le están haciendo más daño al aparato productivo para identificar cuáles serían las formas más eficaces de ayudar a crear un marco regulatorio que propicie la recuperación de la producción, del empleo, el abastecimiento y aumente el bienestar de todos.
Los resultados a los que llegue la investigación desarrollada por el Centro de Investigación para el Desarrollo serán difundidos públicamente una vez que estén disponibles.
«Las preguntas que nos hacemos en estos estudios son fundamentales para definir una política económica alternativa. Nos motiva profundizar la comprensión de nuestra situación y explorar todas las vías para superarla, con la intención de que, llegado el momento en que el gobierno opte por cambiar de rumbo y dadas las circunstancias específicas de ese momento, el país pueda utilizar nuestros resultados para entender mejor las opciones que tiene por delante. Con esto estamos tratando de contribuir a solucionar la catástrofe en la cual ha caído Venezuela», concluye Ricardo Hausmann.
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